El término «ciudadanía global» cada vez se utiliza más para definir el rumbo de la sociedad contemporánea. Es un concepto que pone de manifiesto la solidaridad que debe existir entre los ciudadanos del mundo.
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Dos de los pilares de la ciudadanía mundial son la educación y el compromiso social. Cada vez más personas sienten el deseo de comprometerse y aportar, pero no saben cómo ayudar a los demás ni por dónde empezar. Para poner solución a esto, a continuación detallamos algunas de las maneras de ayudar a los demás sin casi esfuerzo, ya sea desde casa o formando parte de alguna organización.
El tiempo libre que se destina a tareas sociales es un tiempo bien aprovechado. ¿Cómo ayudar a las personas? Participar con frecuencia en proyectos de voluntariado, en organizaciones que mantienen una programación constante, es una buena manera de involucrarse en actividades que requieren trabajar en equipo y la dedicación de personas que ayudan a los demás.
Si no se dispone de mucho tiempo libre, se puede ayudar a la gente colaborando en campañas de ONGs durante un solo día, o algunos días al mes. Por ejemplo, participando en la recolección de alimentos y ropa para familias necesitadas y colaborando en la limpieza de las playas, entre muchas otras actividades.
A través de las redes sociales y de la prensa se pueden descubrir iniciativas con impacto social y acciones para ayudar a los demás.
Hay personas que desean compartir generosamente sus conocimientos para ayudar a otros a crecer, pero no saben cómo cooperar con los demás.
La Wikipedia y otras formas de trabajo colaborativo en Internet permiten a millones de personas compartir sus conocimientos para contribuir en la educación global.
La limpieza anual en casa es un buen momento para donar ropa, zapatos, juguetes y cualquier otra cosa que ya no se usa, pero que está en buen estado. Esta es una manera de ayudar con poco esfuerzo a mejorar la calidad de vida de otros.
Los móviles, las gafas de lectura y hasta los electrodomésticos que ya han sido reemplazados por otros pueden ser un tesoro para las personas sin recursos. En muchas organizaciones sin fines de lucro y en iglesias reciben estas donaciones y las hacen llegar a la gente necesitada.
Reducir la basura que sale de casa es una forma de ayudar al planeta y a la misma comunidad. Reciclar los envases, emplear los restos vegetales como abono orgánico y minimizar la compra de productos con envoltorios son estrategias que, al mantenerlas como hábito, influyen positivamente en otras personas, haciéndoles comprender conceptos como la responsabilidad y la conciencia ambiental.
Apoyar iniciativas de consumo responsable es otra forma de ayudar a otros sin esfuerzo. Solidarizarse con algunas tiendas, productos y personas ayudando a otras en redes de comercio justo, donde existe un equilibrio entre lo que se produce y la calidad de vida de quienes trabajan en ello, es una manera de practicar la ciudadanía global.
Utilizar con eficiencia y sin desperdicio la energía eléctrica, el agua o el combustible brinda un impacto positivo en el ambiente y en la colectividad.
A muchas personas les cuesta comenzar a practicar alguna actividad física, por falta de motivación y orientación. Impulsar a otros a moverse es una forma de ayudar a otras personas, compartiendo algo que se disfruta. Participar en caminatas solidarias para recabar fondos puede ser una excusa para motivar a otros y realizar actividad física de forma divertida.
Para quienes suelen organizar actividades grupales en casa de familiares y amigos, una buena manera de aprovechar ese tiempo juntos es destinándolo a algún emprendimiento propio o colectivo. Por ejemplo, recaudar fondos con una venta de garaje para colaborar con los demás, u organizar una empresa de producción familiar o comunitaria.
El dinero obtenido se puede destinar a algún programa para beneficios sociales, ejecutar obras para la comunidad o mejorar los ingresos de las familias cercanas que estén sin empleo.
En muchas universidades y organizaciones internacionales hay oportunidades para participar en intercambios lingüísticos, culturales o de otra índole, en los que se crean redes de voluntarios que ayudan a los demás a mejorar sus habilidades con los idiomas. A cambio, se gana experiencia y conocimiento.
En las instituciones de acogida de niños en condiciones de precariedad familiar o económica siempre se necesitan voluntarios que compartan algunas horas con los pequeños. Leerles cuentos, participar en actividades lúdicas o, simplemente, conversar con ellos y consolarlos puede significar una gran diferencia para su futuro.
Si se cuenta con la habilidad de sonreír y ser empático con los que sufren, los hospitales suelen necesitar voluntarios que lleven alegría a los enfermos.
Muchas personas irradian buena energía, sin esfuerzo alguno. Su tono de voz, su carisma y los consejos acertados que ofrecen atraen a quienes se sienten confundidos o desolados.
Para estas personas que saben cómo ayudar a los demás no resulta difícil ofrecer consejos. Si no se está seguro de cómo ayudar a otros pero se desea desarrollar el sentimiento altruista, es posible realizar algún curso para mejorar esa habilidad.
No ayudar a los demás puede deberse a una conducta demasiado ególatra. Una manera de ser mejor persona es escuchar los deseos de los demás, comprenderlos y actuar según los gustos manifestados. Esto fortalece la autoestima, la confianza y el entendimiento recíproco.
Destacar las cualidades positivas que tienen las personas y no centrarse en lo negativo es una forma de ayudar a los demás sin esfuerzo.
Ofrecer “caricias verbales” es una técnica que consiste en dedicar unos minutos a celebrar las virtudes de los otros. Este simple ejercicio fortalece la autoestima y brinda reconocimiento. Este es el valor de ayudar a los demás.
Hay iniciativas, como las cadenas de favores, que han dado la vuelta al mundo. Se trata de acciones puntuales en las que una persona ayuda a otra a salir de una situación complicada. Después, se le pide que retribuya el gesto ayudando a otra. La recompensa es la satisfacción de devolver el favor recibido.
Muchas veces hay animales en la calle que necesitan ayuda. Las personas que se dan cuenta del impacto que pueden ejercer en la vida de otros seres más desfavorecidos no dan la espalda a quien necesita ser socorrido.
Lo mismo sucede con las personas que han quedado marcadas emocionalmente. Los refugiados, la gente que ha sufrido muchas pérdidas y las víctimas de acoso o de abusos necesitan a otras personas que les den aliento, que los consuelen y escuchen.
Muchos suelen preguntarse por qué es importante ayudar a los demás. Involucrarse en actividades para ayudar a otros favorece la comprensión de la solidaridad como un pilar de la ciudadanía global. Es una manera de entender que las buenas acciones generan entornos donde crecen y se fortalecen valores como el diálogo, la justicia y la responsabilidad.
Preocuparse por otras personas es una forma de mejorar el mundo, de transmitir esperanza y confianza en la humanidad y su futuro.
Ayudando a los demás, muchas personas consiguen ayudarse a sí mismas. Para quienes se sienten felices y recompensados al recibir un simple “gracias”, una sonrisa de vuelta o no esperan nada a cambio, cada buena acción es un aliciente en su vida.
Entender que los problemas de los otros pueden ser incluso más graves que los propios también ayuda a mejorar la percepción, la autoconfianza y las capacidades para enfrentar los retos diarios. Cuando ayudas a alguien te sientes útil. La mente se aleja de los sentimientos negativos.
Para aquellos que se preguntan por qué ayudar a los demás, un pequeño gesto como sonreír o ceder el lugar en un autobús a alguien que ha tenido un mal día, por simple que parezca puede significar un gran cambio en la vida de esa persona.
Dedicarse profesionalmente a ayudar a los demás es otra manera de poner en práctica la solidaridad y la ciudadanía global. Estudiar medicina, enfermería, educación, psicología o derecho son carreras que exigen el aprendizaje de estrategias para actuar con criterio y apoyar a los demás de manera eficiente.
Cualquier profesión vinculada con el mejoramiento de la salud facilita la conexión para ayudar a los demás. Los bomberos, policías o guardia civiles son profesionales que se basan en el servicio y en acciones puntuales en escenarios complejos, ayudando a personas. Hacer cursos de coach y especializarse en la orientación y mediación de conflictos son otras maneras efectivas de ayudar.
Como puede verse, dedicar algún tiempo a los demás no solo implica ser compasivo, sino que lleva a desarrollar autodisciplina, concentración, paciencia y muchas otras habilidades que se pueden mejorar con la práctica y también con una adecuada formación.
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Me ofrezco como tejedora solidaria en Valencia.
Me interesa poder ayudar a los demás, acompañar..... solo puedo los fines de semana y algunos viernes por la tarde.
Me gustaría que fuese por la zona de Santiago.
Gracias
me gusta la p1 j4
Deseo poder hablar con algún responsable, que me pueda orientar, para la labor que yo pudiera desarrollar.
Me interesa poder hacer colaboraciones y poder ayudar.
MARAVILLOSSAS AYUDA, GRACIAS..
El Trabajo Social es una de las profesiones que hace de la ayuda su filosofía, no la vi en
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