Algunas personas podrían considerar como una gran ventaja poder recordarlo todo: la cantidad de agua que se ha bebido el día anterior, el color de la ropa que llevaba hace un mes, el olor de cada uno de los lugares que ha visitado, entre otras cosas.
Sin embargo, como señalaba el doctor Carlos Vara Sánchez durante el Campus Aquae del 2017, la imposibilidad de olvidar puede llegar a ser tan frustrante para una persona como la incapacidad de recordar.
Explica Carlos Vara: “Creemos que nuestra vida sería más fácil y mejor si tuviéramos más capacidad para retener información. Está claro que patologías como el Alzhéimer también contribuyen a esta visión”.
En la actualidad, cada vez más científicos señalan la importancia de los procesos del olvido, incluso los consideran como complemento de los procesos para recordar. El correcto equilibrio entre ellos es lo que aporta “buena memoria”.
El experto comenta que se debería considerar la memoria como un grupo de patrones y datos que se van actualizando constantemente. Mientras se incorporan nuevos elementos, se van eliminado otros que ya no se necesitan.
¿De qué manera funciona el proceso de olvidar?
De la misma forma que se conocen varios mecanismos involucrados en el proceso de recordar información, existen también métodos mediante los cuales el sistema nervioso consigue olvidar.
El “olvido activo”, o intrínseco, es el mecanismo que más se ha estudiado hasta el momento. Se lleva a cabo en el sistema nervioso constantemente y es fundamental para el buen funcionamiento de la memoria.
Señala Carlos Vara: “Creemos que este proceso se efectúa por ciertas poblaciones neuronales secretoras de dopamina capaces de la eliminación de sinapsis, mediante reestructuraciones de la arquitectura celular al activar una proteína denominada Scribble”.
Algunas investigaciones han demostrado que al bloquear la proteína Scribble se olvida menos. Sin embargo, en lugar de aportar un beneficio, eso entorpece de manera significativa el proceso.