La vida de la gente solo tiene sentido cuando son los sentimientos los que movilizan el accionar, podríamos asegurar que ellos son inherentes a nuestra condición de humanos, y algunos más, otros en menor medida, pero todas las personas abrigamos sentimientos, ellos son parte de nuestra naturaleza, y ni siquiera podríamos llegar a imaginar nuestra vida si careciéramos totalmente de ellos, incluso hasta quienes parecen poseer escasa empatía en su vida de relaciones, también esconden sentimientos.
Gracias a ese fundamental aspecto emocional llegamos a enamorarnos, a disfrutar de amistades, a disfrutar de lo que hacemos o lo que nos rodea.
También solemos generar cierta química emocional con lo cercano, con ocasionales compañeros de trabajo o del barrio, solo por dar un ejemplo de cómo la familiaridad nos lleva a sentir afectos, por eso lo razonable de aquella frase algo burda que dice: «El roce hace al cariño».
Desde nuestro sentido común y sin ser especialistas en psicología sabemos que suelen ser los sentimientos los que, en parte, rigen nuestra vida; ellos nos llevan a ser menos racionales en nuestro desenvolvimiento cuando éstos dominan nuestro corazón, quizás por eso suele ocurrir que «nadie piensa con claridad cuando siente mucho». Las pasiones, las emociones nos llevan a perder la objetividad.
También hay que considerar otros sentimientos que suelen apoderarse de las personas cuando se desilusionan, o no son correspondidas en amores y también cuando no son capaces de perdonar ofensas recibidas. Si los odios y los fanatismos no atraparan a las mentes heridas, quizás menos tragedias hubiera soportado el mundo.
Es difícil lograr el equilibrio emocional cuando somos presas de las pasiones, las mismas que suelen ser desmedidas, será por eso que dicen que «las madres y las enamoradas parecen hembras feroces», es que cuando domina el corazón a la razón…, ésta se nubla hasta en las perdonas más inteligentes.
Al respecto, decía Frida kalho:
«A veces tienes que olvidar lo que sientes y recordar lo que mereces.»
Una frase digna de someterla a un análisis para llegar a entender si merecemos actuar cuando solo nos mueven las pasiones.
En realidad, siempre abrigaremos imposibles, y eso, quizás sea nuestra más valiosa pertenencia, ya lo decía María Zambrano:
«Te pertenece todo aquello que no has dejado de querer ni aún queriendo.»
Ama con intensidad, pero ama con calma, si eres correspondido o no ya es otra cuestión. Sea como sea los sentimientos serán solo tuyos y a ellos no te los podrá quitar nadie. ¡Ama, siente!… Que la vida es eso.