La Batalla de Inglaterra que se libró sobre el cielo británico y el Canal de la Mancha en el verano de 1940 tuvo muchos héroes. Como bien dijo W. Churchill en aquella célebre frase: «Nunca en el campo de los conflictos humanos tantas personas han debido tanto a tan pocos hombres», pero aquí quiero contar la curiosa historia de Douglas Bader, piloto de la R.A.F. en aquellos días.
Bader se convirtió en una leyenda de la Royal Air Force debido a su tenaz determinación y fuerza de voluntad, que le ayudó a superar la pérdida de ambas piernas y consiguió pilotar Spitfires durante la Segunda Guerra Mundial.
Nuestro héroe nació en Londres el 21 de febrero 1910, cuatro años antes de que se iniciara la Gran Guerra, en la que perdió la vida su padre. Fue un gran deportista y llegó a jugar en los Harlequins, histórico equipo de rugby londinense.
En 1927 ingresó en la Escuela del Aire gracias a un familiar que trabajaba en la escuela de pilotos de la R.A.F., logrando graduarse como piloto en 1930. Pero solo un año después, el 14 de diciembre de 1931 sufrió un accidente de vuelo cuando su aeronave se estrelló haciendo acrobacias y que le llevó a la amputación de las dos piernas.
Parecía que ahí iba a acabar su aventura como aviador, pero tras una larga y penosa convalecencia, consiguió superar el trance gracias a unas prótesis que le permitieron continuar la vida casi de la misma forma. Podía conducir, incluso bailar. Pero a pesar de demostrar que también podía volar, en 1933 fue retirado del servicio por invalidez total.
El piloto sin piernas que consiguió la denominación de Wing Commander
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, los deseos de ayudar a su país eran superiores a su carencia y logró reincorporarse, gracias a viejas amistades en el Ministerio, superando las pruebas de reingreso. Llegó a pilotar un mítico Spitfire, como ya hemos comentado. Tenía 29 años y era jefe de la 222ª escuadrilla de la R.A.F. Duxford.
En junio de 1940 entró en combate a los mandos de su Spitfire sobre las playas de Dunquerque consiguiendo su primer derribo, un Messerschmitt 109. Bader y su escuadrón derribaron 67 aviones alemanes y perdieron solo cinco pilotos. Fue bien conocido por su defensa de la polémica formación «Big Wing«.
Después pasó a mandar la 242ª escuadrilla, con pilotos canadienses y equipada con aviones Hurricane. En marzo de 1941 es nombrado Wing Commander del aeródromo de Tangmere y se dedicó a desarrollar la táctica denominada “cuatro dedos” para enfrentarse a los aviones de la Luftwaffe, consistente en formar patrullas de cuatro aviones.
Douglas Bader, la leyenda de la Royal Aire Force
El 9 de marzo de 1941 fue derribado sobre Francia y capturado por los alemanes. Intentando saltar en paracaídas, Bader quedó atrapado en el avión, inutilizado por su prótesis de la pierna derecha. Solo cuando pudo romper la correa de cuero de su prótesis pudo saltar y caer con seguridad.
Su nombre era reconocido y admirado por el enemigo, de hecho, uno de los pilotos emblema de la Lutwaffe, Adolf Galland, se interesó por él y, en un acto extraordinario de diplomacia y respeto, previo permiso del mismísimo H. Goering, se encargó de solicitar a la R.A.F. otro par de piernas artificiales de repuesto, solicitud que, por supuesto, la R.A.F. atendió y remitió pertinentemente en una misión llamada «Operation Leg«.
A pesar de estos detalles, en la cabeza de Bader estaba constantemente la fuga para continuar la guerra. Después de varios intentos, fue trasladado a Colditz donde le tuvieron que quitar las prótesis para evitar nuevas fugas.
Sería liberado en 1945 y el 15 de septiembre tuvo el honor de liderar el vuelo de 300 aviones sobre Londres en el desfile aéreo de la Victoria.
Después de finalizar la guerra mantuvo su amistad y admiración mutua con el alemán Adolf Galland. Hay una anécdota que cuenta que se le preguntó al alemán cómo se puede mantener una amistad surgida de la guerra. La respuesta no pudo ser más ocurrente:
«Bueno, nos conocimos intentado matarnos… A peor no podíamos ir».
Convertido en leyenda de la Royal Aire Force por su determinación y voluntad durante la II Guerra Mundial, fue nombrado Sir en 1976 por la reina Isabel II. Falleció el 5 de septiembre de 1982.