Olaf I de Noruega fue rey de ese país durante cinco años, desde 995 hasta 1000, después de sus andanzas y saqueos por el mar Báltico y el Mar del Norte, principalmente en Inglaterra, donde se convirtió al cristianismo y entonces se dejó de esa vida aventurera.
Olafo, siendo rey, se enfrentó al rey de Dinamarca Svend en una batalla naval donde terminó perdiendo la vida al lanzarse al mar tratando de huir de la superioridad de su enemigo. Nunca más se supo de Olafo. Unos dicen que murió ahogado al lanzarse al mar y otros dicen que pudo huir en su famoso barco, el Serpiente Larga, el mejor navío construido en Noruega hasta ese momento, y el más caro.
Pasó el tiempo y, mil años después, reapareció Olafo en la tira cómica que lo revive, y lo comenzamos a conocer como «Olafo El Amargado» donde ya tiene a su esposa Helga y a su hija Astrid. Tal y como reseñan algunos historiadores, así fue en la vida real.
A pesar de que ya tenía familia y llevaba una vida tranquila y algo alejada de la aventura, de vez en cuando se despedía de la esposa y los hijos para salir a alguna andanza de saqueos a ciudades y otros barcos, en esa vida de mar que le gustaba y a la que estaba acostumbrado. Sin embargo, era una etapa casi superada de su vida, pues más bien estaba dedicado a convertir a todos los noruegos al cristianismo.
Tres años después, aquel rey de Dinamarca llamado Svend que le ganó su última batalla, y en la cual Olafo desapareció, conquistó Noruega y, al poco tiempo, se abalanzó contra Inglaterra y quiso tomar primero su capital, donde se encontró con la feroz resistencia de sus ciudadanos, quienes decidieron “volar” el puente de Londres para que Svend no pasara y, efectivamente, el puente se vino abajo cuando Svend iba pasando, provocándole serias heridas.
Sin embargo, Svend continuó su marcha como pudo y logró conquistar Londres, y con ella a Inglaterra, donde fue proclamado rey. El pobre Svend apenas duró seis semanas como monarca, pues murió a causa, precisamente, de esas heridas que sufrió cuando iba pasando el puente y este se vino abajo.
Hoy en día no se entiende cómo pudieron “volar” un puente en una época en la que en Europa no se conocía la pólvora ni ningún tipo de explosivo, y que haya sido con esa precisión, en el momento justo del paso de Svend, algo por lo que la historia debe una explicación.
Que tumbaran el puente es del todo probable que sea cierto, porque hasta una canción salió de ese trágico evento, esa que dice «alé limón, alé limón, el puente se ha caído…».
Otra estrofa es: «… sol y luna dejaron pasar a todos los niños de la capital, el de adelante corre mucho y el de atrás se quedará», haciendo alusión a la orden del rey Etelredo, monarca inglés en ese momento, de dejar salir a los niños de Londres rápidamente antes de que llegara el invasor Svend.
Olafo no pudo vivir la derrota de su archi-enemigo Svend, al cual hicieron morir los ingleses, aquellos que por tantos años habían sido las principales víctimas de las fechorías de Olafo, precisamente al que Svend acababa de hacer desaparecer en la Batalla naval de Svolder. Así le pagaron los ingleses a Svend el favor que les acababa de hacer.
Pero Olafo y Svend le dejaron una buena historieta y una buena canción a toda la humanidad.