La Ilíada y la Odisea constituyen, sin lugar a dudas, dos de las grandes epopeyas de la antigüedad clásica, dos poemas atribuidos al aedo Homero. La Ilíada es un texto épico que narra la cólera de Aquiles a partir de los hechos sobrevenidos durante la guerra de Troya.
Recordemos que, según la leyenda, la diosa Afrodita provocó que el príncipe troyano Paris se enamorase de Helena –la esposa del rey Menelao de Esparta– y que juntos huyesen a Troya. Este personaje femenino encarna el devenir infausto de la ciudad y, con ella, de sus habitantes.
La huida, como era esperable, desató la ira de Menelao, que no dudó en pedir ayuda a su hermano Agamenón, el rey de Micenas, para recuperar a su mujer. Este soberano organizó un ejército que viajó hasta tierras troyanas. Entre los guerreros que formaban parte de sus filas se encontraban el astuto Ulises –el que ideó la construcción del glorioso caballo de madera- y el intrépido Áyax.
Paris y Héctor, los lugartenientes
El personaje más importante de la Ilíada es Aquiles, uno de los héroes de las huestes griegas. Era hijo de Peleo y Tetis, y era conocido como “el de los pies ligeros”, por su rapidez en el campo de batalla.
La leyenda nos cuenta que cuando era todavía un niño su madre lo sumergió en la laguna Estigia y lo hizo inmortal, pero se olvidó introducir en el agua el talón por el que lo sostenía. Paris aprovechó esta zona de vulnerabilidad para acabar con su vida.
En la otra mesnada destaca la figura de Héctor, el primogénito del rey troyano Príamo y esposo de Andrómaca. Es el comandante en jefe de las fuerzas que defienden la ciudad y el que subyuga mortalmente a Patroclo, el mejor amigo de Aquiles.
Fue precisamente este óbito lo que provocó que Aquiles entrase en combate y matase a Héctor. El griego no se conformó con esto, sino que, además, humilló su muerte, arrastrando el cadáver del príncipe troyano por el exterior de las murallas.
Es llamativo el contraste entre la figura de Héctor, un guerrero comprometido y disciplinado, con la de Aquiles, que lucha exclusivamente para conseguir la gloria y el recuerdo sempiterno.
Los personajes de La Odisea
El protagonista de la Odisea es el griego Ulises, también conocido como Odiseo, que intenta retornar a su idolatrada Ítaca, el lugar donde reinaba, una vez que ha finalizado la guerra de Troya. Homero nos lo presenta como un guerrero brioso, vehemente, bizarro y, sobre todo, perspicaz.
Ulises es el héroe predilecto de la diosa Atenea y el más odiado por Poseidón, un rencor que enmarañará sobremanera el regreso hasta Ítaca, provocando diversos naufragios. La cólera divina se sustenta en que Ulises cegó a Polifemo, el cíclope hijo de Poseidón.
La marinería tendrá que luchar contra los monstruos Escila y Caribdis –que habitan en el estrecho de Mesina-, hacer frente al canto de las sirenas y a la alevosa maga Circe, que habita en la isla de Eea y que convertirá a la mitad de la tripulación en cerdos.
A lo largo del poema el héroe vivirá dos romances, uno con Circe y otro con la ninfa Calipso, en la isla de Orgigia, de donde no conseguirá escapar hasta que Hermes no interceda en su favor.
Homero también nos presenta en esta obra a los lotófagos, un pueblo que se alimenta exclusivamente de loto, una planta que hace que la persona que la ingiere se olvide de su patria.
Mientras todas estas desventuras tienen lugar, la reina Penélope, en compañía de su hijo Telémaco, sorteará las intenciones maritales de los muchos pretendientes que hasta allí recaban.