La idea de la democracia se basa, mayormente, en la participación ciudadana del pueblo en la toma de decisiones y administración de la forma de gobierno de su país, ejercido directamente o mediante representantes electos.
La palabra democracia proviene de dēmos, que se refiere a todo el cuerpo ciudadano, y kratos (gobierno). La democracia en Grecia se desarrolló alrededor del siglo VI a.C. en la ciudad-estado griega de Atenas que era la “Polis”.
En ese entonces, la participación ciudadana era ejercida por los varones mayores de 18 años que podían deliberar y votar en la Asamblea; y los varones mayores de 30 años que ejercían los cargos de magistrados y jurados.
Las mujeres, esclavos y niños no eran considerados ciudadanos y, por lo tanto, eran excluidos del sistema y proceso político.
De esta forma, solo los hombres libres podían participar directamente en la vida política, gozaban de los mismos derechos políticos y ejercían la libertad de expresión. No solo les era permitido participar en la toma de decisiones sino que servían activamente en las instituciones que los gobernaban y eran militantes de la forma de gobierno de la «Polis».
Los pilares fundamentales de la democracia
Atenas contaba con un sistema de gobierno democrático que se basaba, principalmente, en tres instituciones que eran los pilares de la democracia ateniense: la Asamblea de las Demos, el Consejo de los 500 y el Tribunal Popular.
La Asamblea fue la institución más central del sistema de gobierno democrático de Atenas. Se trataba de un órgano deliberador en el cual se reunían regularmente los ciudadanos atenienses varones para la discusión de todos los aspectos y temas que podían afectar la vida de los miembros de la «Polis».
Era la oportunidad para que todos los ciudadanos varones expresaran sus opiniones y pudieran votar con respecto al gobierno de su cuidad. Las mujeres de esa época, aunque disfrutaban de cierto estatus de ciudadana, no gozaban de derechos políticos.
Por otro lado, tampoco se permitía que todos los varones pudieran opinar de todo. Había ciudadanos mejor calificados que otros para determinados temas. Los Atenienses eran muy críticos con eso.
Por ejemplo, si se iba a discutir la construcción de barcos, se convocaban a los constructores de barco; siempre se tomaba en cuenta la experiencia y el conocimiento.
En la Asamblea se podía discutir desde el inicio de leyes y juicios, la organización y distribución de alimentos, asuntos militares o financieros; y otros temas públicos o privados que pudieran afectar la ciudad.
También se podía votar para decidir sobre el exilio de cualquier ciudadano que resultara peligroso para la “Polis”.
Aunque algunas votaciones se llevaban a cabo mediante votos secretos, la mayoría se realizaban a mano alzada. Después de aprobado el decreto, se dejaba registro de la fecha y de los nombres de los funcionarios que votaron por esa norma.
Los decretos se inscribían en piedra para su registro permanente con la frase de inicio: “ Decidido por el Consejo y el pueblo…”
El Consejo de los 500
Otro de los principales órganos representativos de la democracia ateniense era el Consejo o “Boulé”.
Estaba formado por 500 ciudadanos elegidos por sorteo que sirvieron durante un año. Estos podían ejercer sus funciones hasta dos años, siempre que no fueran consecutivos.
Para ocupar sus asientos, los Consejeros tenían que someterse a una auditoría de aptitud para poder prestar el servicio. Los consejeros representaban a los 139 distritos de Ática.
En el Consejo se decidía o se priorizaban los temas que se discutían en la Asamblea. Además, funcionaba como un ente supervisor de los comités administrativos y funcionarios de la asamblea.
También podía emitir decretos por su cuenta, sobretodo en tiempos de crisis o guerra.
Las preocupaciones prácticas de la ciudad requirieron que el Consejo se dividiera en grupos pequeños de consejeros. De esta forma, el año legislativo se dividió en diez partes que se llamaron “Prytany”.
Cada una de ellas era presidida por 50 consejeros de cada una de las diez tribus y se reunían en el edificio conocido como Bouleuterion.
La función más importante del Consejo era el de preparar la agenda de las reuniones de la Asamblea para limitar los temas de discusión y votación en el órgano de debate. Todo esto establecía un sistema de frenos y contrapesos entre los poderes de la Asamblea y el Consejo.
El tercer pilar de la democracia ateniense era el Tribunal Popular o los tribunales de justicia. Estos estaban compuestos por un grupo de magistrados principales y unos 6.000 jurados que eran elegidos anualmente por sorteo.
Los tribunales podían impugnar los decretos promulgados por la asamblea y tomaban decisiones sobre la naturalización y condonaciones de deudas, ostracismo, entre otros.
El Sistema democrático
El gobierno democrático de Atenas era regido por las leyes y los decretos. Estos últimos eran aprobados por la Asamblea o el Consejo.
Las leyes que prevalecían sobre los decretos podían determinar el tipo de decreto que pudiera ser aprobado por la Asamblea. Además, los tribunales tenían la facultad de anular un decreto, basando su argumento en las leyes.
El sistema democrático permitía frenar cualquier posible abuso de poder. Ejercía un grado adecuado de contrapeso y frenos entre los órganos, de modo que cada región tradicional tuviera los mismos poderes.
Por su parte, los atenienses establecieron procedimientos complejos para la creación o revisión de las leyes. Esto tuvo la intención de hacer que el proceso de dictar nuevas leyes o modificar las ya existentes fuera lo más democrático posible y se pudiera evitar alguna decisión apresurada o mal considerada.
Además, la elección al azar de los ciudadanos para ocupar cargos importantes; así como los términos de mandato estrictamente limitados permitieron un sistema de gobierno equitativo y equilibrado que dificultaba el dominio o influencia indebida de grupos o individuos en el proceso de toma de decisiones.
De esta forma, los atenienses no solo le han regalado a Europa y al mundo sus grandes filósofos, amplia cultura e impresionante arquitectura. También ha dejado uno de sus más grandes legados para el desarrollo de la humanidad: La democracia.