Es casi imposible separar a Haití de una imagen calamitosa. Enfermedades, embates de la naturaleza, dificultades socioeconómicas, todos estos factores sumergidos en un pozo del que parece imposible salir. Aparentemente, el pueblo de Haití es incapaz de superar dificultades debido a la sostenida crisis política que ha derivado en profundas heridas socioeconómicas y sanitarias.
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Desde el 2019 los haitianos han hecho un intento valeroso por liberarse del yugo de la pobreza extrema, manifestándose intensamente en las calles e instituciones a través de protestas. Estas son algunas de las desgracias que han hecho de Haití una zona de catástrofe durante los últimos 10 años.
Catástrofes naturales
En la última década, Haití ha sufrido los estragos de la naturaleza por el paso de ciclones y terremotos, cuyas secuelas aún no han podido superar. Gran parte de la infraestructura en Puerto Príncipe, capital de la isla antillana, así como del resto de su territorio, sigue sumido en las ruinas de sus edificaciones.
En 2010 un fuerte sismo, de magnitud 7 a 15 km de la capital, sacudió a la isla dejando a casi toda la población desprovista de sus casas, así como de edificios institucionales, escuelas y hospitales. Al comparar el suceso con otros acontecidos en el planeta, es de notarse que las construcciones en Haití carecen de las medidas de seguridad y planeación, lo que dejó expuestas sus fragilidades y, por ende, sufrir daños irreparables. Calles y poblados quedaron arrasados, con aproximadamente un millón y medio de damnificados, un estimado de 350 mil heridos y más de 300 mil fallecidos.
La situación empeoró en la temporada de ciclones, pues la población quedó expuesta a las enfermedades propias de la temporada, como la gripe y la disentería. Esta situación se agravó cuando en 2016, tras el paso del huracán Matthew, la población se vio terriblemente afectada, ya que las fuertes ráfagas arrasaron campamentos temporales, rancheríos y todo tipo de construcción efímera que precisamente se habría construido provisionalmente después del terremoto de 2010.
Se estima que Matthew dejó más de un millar de muertes a su paso, con incontables inundaciones y destrucción tanto de puentes como de carreteras. En especial, las zonas litorales registraron múltiples desapariciones de las cuales no se tienen reportes de seguimiento o búsqueda.
Epidemias en Haití
Muy estrechamente ligado a los desastres naturales, las epidemias han marcado con su flagelo a Haití en esta última década. Entre ellas destacan la epidemia del cólera, originada en 2010, y la rápida propagación del coronavirus.
Epidemia por cólera
La epidemia del cólera comenzó en 2010, a solo 9 meses del terremoto acaecido cerca de la capital. Se contabilizan alrededor de 10 mil muertes por la enfermedad que les asoló durante 9 años. El brote apareció después que las fuerzas de Paz de Nepal acudieran a socorrer la situación del terremoto. El asentamiento en el que se levantó su campamento no cumplió con el respectivo saneamiento, por lo que las aguas residuales permearon hasta alcanzar un curso de agua natural del que se sirven los poblados cercanos.
En 2019, después de haber sido afectadas más de 820 mil personas por la enfermedad, no se registraron casos confirmados, cumpliéndose en 2020 el primer año libre de cólera en la isla. Esta tranquilidad sanitaria sería efímera, debido al brote de coronavirus que rápidamente alcanzó al mundo entero. Y Haití no se escaparía de esa cruda realidad.
Crisis por la pandemia del coronavirus en Haití
En un país vulnerable como Haití, la declaración del coronavirus como una pandemia de alcance mundial, advirtió la necesidad de levantar un cerco sanitario tan pronto como fuese posible. En tal sentido, las autoridades pusieron en marcha algunas medidas preventivas realistas.
Por una parte, nunca se impuso una cuarentena radical, pues los haitianos necesariamente deben salir a diario a ganarse el sustento. Su frágil sistema económico no resistiría el detenimiento total de las actividades comerciales. Se impusieron horarios y toques de queda para disminuir la interacción entre los pobladores, ayudando así a mantener el distanciamiento social.
Sin embargo hubo otros factores que elevaron el número de contagios, lo que afectó duramente el sistema sanitario. El primer factor que intervino en el aumento del número de casos corresponde al alto número de infectados en el vecino país de República Dominicana; esto se suma a los haitianos que volvieron infectados tanto de este país como de Estados Unidos.
Asimismo, la temporada de ciclones supuso un reto para mantener aplanada la curva de contagios, ya que es el momento del año en el que se agudizan las infecciones virales comunes. Pero mayores calamidades atravesarían los haitianos pues, tal como reportó la ONG Médicos Sin Fronteras, los ciudadanos, temerosos de contagiarse en medio de las terribles circunstancias que padecen a diario, perpetraron incendios y agresiones a hospitales, con el fin de evitar que hagan nuevos centros cercanos a las zonas poblados, pues suponen, según ellos, un foco de enfermedad en su zona residencial.
De cualquier modo, la cancillería de Haití ha contado con el apoyo especial de los Estados Unidos. Desde Washington se han mantenido campañas preventivas y ayuda humanitaria para aliviar un poco la situación de la isla antillana.
Crisis política
Históricamente, Haití ha padecido de desgracias naturales, epidemias y el flagelo de la pobreza, especialmente en lo concerniente a la situación sociopolítica del país. Se considera una de las naciones más corruptas del mundo, con una difícil situación burocrática que impide su desarrollo económico y social.
También se suma la incapacidad productiva esencial, la alimentaria. Por tanto, todo cuanto se consume debe ser importado y, en consecuencia, costoso. Esta situación sostenida durante la última década ha generado movimientos sociales que se han mantenido protestando desde hace año y medio, aproximadamente, exigiendo llevar a cabo acciones para tener el debido acceso a los alimentos y el combustible. Del mismo modo, se han levantado acusaciones de corrupción del gobierno de Jovenel Moïse.
La ONU ha elevado a tema de discusión la situación de Haití en el Consejo de Seguridad. Los objetivos son atacar el estancamiento político que sufre la nación y unir a la escena política internacional las discusiones entre la oposición y el gobierno, hasta llegar a una solución pacífica efectiva.
Parte de esas acciones es asegurar las investigaciones concernientes a los sucesos violentos en noviembre de 2018 y de 2019, hasta hacer justicia a sus víctimas. Igualmente, se espera la pronta actuación conjunta de la ONU y la comunidad internacional con ayuda humanitaria para hacerle frente a la crisis actual.
¿Cómo ayudar en la recuperación de Haití?
Aun cuando la comunidad internacional hizo cuantiosos donativos a Haití a través de diversas ONG, poco se pudo lograr. Básicamente, el dinero se gasta y no se invierte, ya que no cuentan con un aparato productivo para cubrir sus necesidades. Como agravante, la corrupción y burocracia imperan, desviando esos fondos a sus propios intereses.
Sin embargo las organizaciones a nivel mundial siguen trabajando por tenderle una mano solidaria a Haití. Instituciones sin fines de lucro como Médicos Sin Fronteras, Techo, la Cruz Roja internacional, Cáritas internacional y Acción Contra el hambre cuentan con diversos planes concretos de los cuales se puede participar.
Ya sea con donativos de dinero, bienes o trabajo, Haití sigue a la espera del esfuerzo de la comunidad internacional para ayudarle a superar las incontables desgracias que les mantiene sumidos en la pobreza más extrema de América.