El mundo está lleno de desencuentros amorosos y de relaciones que se terminan debido a conductas inmaduras por parte de uno o de los dos integrantes de la pareja. Una de las causas principales es el miedo al abandono, que provoca comportamientos destructivos, y a veces hasta agresivos, haciendo que el otro se aleje para siempre y alimentando de esta manera la espiral del miedo y la inseguridad.
Almas gemelas:
¿Existen realmente? ¿Cómo poder identificarlas?
El miedo al abandono podría ser una enfermedad
El miedo al abandono es un sentimiento natural de todas las personas, pero puede llegar a extremos patológicos y ser muy doloroso para quien lo padece y para las personas que están a su alrededor. Incluso, existe una definición psiquiátrica relativamente nueva, que califica este tipo de comportamiento exagerado como un trastorno, el cual se ha denominado borderline o TLP (trastorno límite de la personalidad).
No todas las personas que sienten un marcado miedo al abandono están en la categoría de TLP, pero el porcentaje de la población con esta alteración está estimado en un rango de aproximadamente el 10%, por lo cual podría suceder que ese miedo compulsivo al abandono sea en realidad una enfermedad, ya que los síntomas son parecidos, aunque mucho más graves en el caso del TLP.
Según los psiquiatras estudiosos de este fenómeno, no es fácil asegurar que un paciente sufre de TLP, porque ocurre que no todos presentan las mismas evidencias, por lo cual es necesario un estudio riguroso para determinarlo. En general, las conductas del borderline pueden ser las siguientes:
- Miedo irracional a ser abandonado.
- Desconfianza hacia la pareja.
- Ataques exacerbados de celos.
- Iniciar relaciones y desaparecer súbitamente por miedo al abandono.
- Baja autoestima.
- Sentimientos de vacío.
- Estados de ánimo muy cambiantes.
- Problemas para controlar la ira.
- Dificultad para creer en otra persona.
- Conductas autodestructivas.
Casi todos estos comportamientos son coincidentes con los de aquellos que padecen el síndrome del miedo al abandono pero que no sufren de TLP, por lo que la línea entre ambas situaciones es muy delgada y es necesario acudir al médico si existiesen algunos de los síntomas.
El estudio de los pacientes con TLP ha determinado que este desorden puede deberse a tres razones diferentes: factores genéticos, problemas fisiológicos y experiencias traumáticas de la niñez.
¿Cómo se manifiesta el miedo al abandono?
El miedo al abandono acarrea un fuerte estado de inseguridad y quien lo sufre comienza a ver fantasmas en todas partes: si la pareja se retrasó media hora no fue por culpa del tráfico, si saluda a una persona del sexo opuesto es porque le atrae, y todas las llamadas que recibe le parecen sospechosas.
De esta manera se vuelven individuos insoportables por el control que quieren ejercer y la pareja termina cansándose y entonces viene la separación. Debido a que la conducta de quien padece la inseguridad es repetitiva con todas las parejas, seguramente acumulará muchos abandonos que incrementarán sus miedos y angustias.
El miedo al abandono, por otra parte, se puede manifestar de dos formas opuestas. Una de ellas implica absoluta dependencia de la pareja y llegar a hacer cosas que desagradan con tal de tenerla contenta y que no se vaya. La forma contraria es el desapego, que implica no establecer vínculos emocionales con nadie para no sufrir el dolor del abandono.
Finalizando la década de los ´80 del siglo pasado, dos reconocidos psicólogos estadounidenses estudiaron a los adultos bajo los parámetros de la Teoría del Apego elaborada por John Bowlby, y llegaron a la conclusión de que existen cinco clases de apego en los adultos, que definieron como: seguro, ansioso, preocupado, evitativo-independiente y con miedo-evitación.
Los preocupados y ansiosos necesitan aprobación permanente del otro; los evitativos-independientes son los que no se involucran emocionalmente; y los definidos como con miedo-evitación establecen una especie de “tira y encoje” que termina desorientando y haciendo dudar a la pareja.
Por lo tanto, especialmente en los dos últimos casos, la relación se deteriora y finalmente se termina, para ratificarle a la persona con miedo al abandono que siempre la dejan, y acrecentar su desesperación y su pérdida de autoestima.
Causas del miedo al abandono
El ya mencionado psicoanalista inglés John Bowlby (1907-1990) se dedicó a describir los efectos que las primeras experiencias de los niños tienen en su posterior desarrollo. En gran parte inspirado en su propia vida, ya que su madre lo dejó al cuidado de una niñera, que abandonó la casa cuando él tenía cuatro años y, según cuenta, fue como perder a una verdadera madre. Posteriormente, a los siete años fue internado en un colegio, lo cual terminó de marcarlo para siempre.
Bowlby sostuvo enfáticamente que los niños pequeños deben sentirse seguros en cuanto al amor de sus padres y que para ello es necesario un contacto permanente donde se le demuestre afecto y se le refuerce la autoestima.
Por el contrario, un trato frío y distante, o los maltratos físicos o psicológicos, quedarán registrados para siempre en el inconsciente y sus consecuencias serán muy difíciles de superar. Aunque también podría suceder que hubiera una pérdida de alguno de los progenitores por causa de abandono o muerte, lo cual siempre tendrá efectos muy negativos.
Según sus planteamientos, este pasado se lleva grabado en la memoria y, con el primer detonador, que puede ser un fracaso amoroso adolescente, o el abandono de la primera pareja, se desencadena el miedo al abandono del adulto, que luego sigue en espiral por los comportamientos que éste asume.
¿Tiene remedio?
Sí, definitivamente tiene remedio, pero debe ser tratado por un médico psiquiatra y el primer paso es reconocer que se tiene un problema y no echarle la culpa de los fracasos a las parejas o a la vida. Adicionalmente, hay que desarrollar la persistencia necesaria para someterse a las terapias y no abandonarlas, ya que, dependiendo de la gravedad, se pueden prolongar por un período largo de tiempo.
La segunda recomendación de los especialistas en la materia es buscar apoyo de la familia y los amigos, e incluso de la pareja, siendo sinceros y hablando abiertamente sobre las experiencias del pasado (en caso de que se logren recordar) para que entiendan que las conductas no son caprichosas sino que obedecen a una causa.
Y, por último, también se indica no tachar a las personas que tienen miedo al abandono, ya que son las primeras víctimas, sino brindarle todo el apoyo posible para que puedan salir de la terrible situación en la que se encuentran.
Para concluir, es importante que nos hagamos más conscientes, tanto de nuestras propias conductas, como de las que tienen las personas que nos rodean, para que de esta forma se puedan tomar medidas a tiempo y evitar sufrimientos innecesarios. Entender en qué consiste el miedo al abandono y sus causas es el primer paso para que seamos una mano amiga y no un juez.