Si uno habla de las bondades del Cusco, puede que nunca llegar a nombrarlas todas. Porque no parece real que una sola ubicación en el Perú pueda ofrecerte tantos destinos, atractivos y propuestas tan diversas. Cuando uno empieza a enumerar lo que no te puedes perder de tu visita a la ciudad imperial, siempre saltan las visitas al Santuario Histórico de Machupicchu, Sacsayhuamán, Huayna Picchu u Ollantaytambo, por ejemplo.
Pero hoy hablaremos de una aventura que gana cada vez más adeptos: se trata de la impresionante ruta roja del Cusco, un espacio para conectarte con la naturaleza en su estado más puro y poner a prueba tu físico, porque esta alternativa es una de las opciones más requeridas por los amantes del trekking.
¿Qué puedo hacer en la ruta roja? ¿Por qué lleva ese nombre tan peculiar? ¿Es seguro transitar por este valle? Aquí, resolveremos todas tus dudas para que, de una vez por todas, te animes a aventurarte por estos lugares.
Para ponernos en un mejor contexto y ubicarnos mejor geográficamente, la ruta roja es un extenso valle que resalta por contar con tierras, ríos y montañas con una tonalidad rojiza, que obtienen este color por la misma naturaleza. Está ubicada en la región del Cusco y suele captar la atención de turistas del extranjero, que no se explican el porqué de este fenómeno de la madre tierra.
Para empezar esta travesía, tienes que llegar a la ciudad del Cusco. Desde aquí, tienes que partir hacia el primer punto: el Valle Rojo. Entonces, te toca partir al distrito de Pitumarca, en la provincia de Canchis. Esta locación está ubicada en las faldas del nevado Ausangate, el quinto nevado más alto del Perú (6374 m s. n. m.), y considerado como un desafío por los entendidos del alpinismo.
La mejor recomendación es que pases una noche en esta zona, ya que por sus elevadas alturas (5200 m s. n. m. de promedio) puedes acarrear algunos males físicos como el soroche. La idea es que aclimates el ritmo de tu respiración para que el resto de la travesía puedas llevarla de la mejor forma posible. Una vez que estés reposado, partirás a pie (un promedio de 2 a 3 horas de caminata) hacia el Valle Rojo, en donde apreciarás hermosos paisajes, un cielo maravillosamente despejado y extensos espacios de tierra rojiza.
En esta cadena de montañas y quebradas, existen pueblos pintorescos que aún guardan las enseñanzas de sus antepasados, por lo que es el lugar perfecto para realizar turismo comunitario. Seguir la tierra de color rojo te dirigirá al segundo punto, que termina siendo asombroso: el Río Rojo, que se toma su nombre bastante literal, pues sus aguas son de esta tonalidad. Aquí no existe polución, sucede que está compuesto por minerales que caen al cauce del río debido a las fuertes lluvias de esta zona de los Andes peruanos. Más allá de la explicación científica, no deja de ser alucinante para todo aquel que visualice esta maravilla de la naturaleza.
Si quieres aprovechar tu estadía por esta zona, visita también Palccoyo, conocida mundialmente como la cordillera multicolor, que está muy cerca de la ruta roja, y que te maravillará con sus tres coloridas montañas, además de su impresionante vista al Ausangate. No puedes dejar de escapar esta oportunidad.