El pensamiento estratégico, también conocido como enfoque estratégico, es una facultad de pensamiento consistente en el razonamiento sistemático, creativo de distintos futuros y las formas de alcanzarlos. El pensamiento estratégico es indispensable para alcanzar objetivos, tanto personales como organizacionales. No obstante, para entender esto lo principal es esclarecer qué es el pensamiento estratégico, su origen y características.
5 fuerzas de Porter:
Definición, conceptos y ejemplos del modelo de análisis Porter de fuerzas competitivas
¿Qué es el pensamiento estratégico?
El pensamiento estratégico, comúnmente confundido con los enfoques de planificación estratégica, consiste en una facultad o forma de pensar que puede estar presente (o no) en individuos y organizaciones. De allí que también se denomine como capacidad estratégica o facultad estratégica.
Según Olga Román Muñoz, administradora de empresas y especialista en Alta Gerencia, el pensamiento estratégico consiste, generalmente, en una “forma particular de pensamiento que requiere de enfoque sistémico, capacidad de síntesis, inteligencia intuitiva y creatividad con el fin de visualizar un futuro y articular la forma de llegar a él”.
En este apartado se presentan otras definiciones de pensamiento estratégico, su propósito, importancia y los ámbitos de aplicación más frecuentes. Las explicaciones sobre qué es pensamiento estratégico son indispensables para comprender los apartados posteriores.
Definiciones de pensamiento estratégico
Arellano, con un concepto de pensamiento estratégico similar al de Román Muñoz, considera que el pensamiento estratégico es una “forma de pensamiento que está dirigido a la creatividad, imaginación, la búsqueda de alternativas innovadoras; pero con realismo, como potenciación de lo posible enmarcado dentro de un proyecto de construcción intencional de la realidad”.
Otros, como Horacio Krell, comparten otra definicion de pensamiento estrategico consistente en: “el arte de ordenar los conocimientos y recursos para superar esa diferencia tradicional que existe entre el plan y el resultado”. Además, señala Román, el pensamiento estratégico en empresas debe entenderse como “la coordinación de mentes creativas dentro de una perspectiva común”.
En síntesis, el pensamiento estrategico según autores puede considerarse como una cualidad individual o colectiva que permite avanzar, tanto a un grupo como a una persona, hacia un futuro satisfactorio mediante la consideración del entorno, situaciones, recursos y alternativas existentes. De este modo, queda claro qué es un pensamiento estratégico siendo necesario aclarar su propósito e importancia.
Henry Mintzberg
Aunque no es propiamente un definidor del pensamiento estratégico, sino un representante de la planificación estratégica, Mintzberg incluye la reflexión estratégica en sus planteamientos de gestión empresarial. Asimismo, Mintzberg es el principal estudioso de las principales corrientes de pensamiento estratégico.
Michael E. Porter
Por otra parte, Porter fue uno de los responsables de consolidar el matrimonio existente entre el pensamiento estratégico militar y el pensamiento estratégico aplicado a los negocios, aunque tomó más precisamente como referencia al sector industrial. Porter también es un importante del pensamiento estratégico y ha sido el desarrollador principal de herramientas tales como las 5 fuerzas de Porter.
Propósito del pensamiento estratégico
Entendido como facultad, el pensamiento estratégico ha acompañado al ser humano prácticamente desde su origen. Los hombres y mujeres siempre han tenido que orientar sus energías y recursos al cumplimiento de objetivos, y lo han tenido que hacer del modo más eficiente posible para garantizar su supervivencia y maximizar su bienestar.
En este sentido, el pensamiento estratégico ha mantenido su propósito de orientar y ayudar a reconocer el entorno. En este último se insertan o “instalan” las necesidades que han resolverse mediante un esfuerzo deliberado. El pensamiento estratégico, junto con una actitud proactiva y creativa, permite afrontar dicha empresa.
Además, según Román Muñoz, el pensamiento estratégico permite explotar los muchos desafíos futuros, tanto previsibles como imprevisibles (…) ya que el pensamiento estratégico es el campo para planear el futuro sin que estorben las utilidades prácticas”.
Importancia del pensamiento estratégico
Hablar de la importancia del pensamiento estratégico es un distinto que hablar sobre su propósito. Si bien este último consiste en orientar a los grupos e individuos en la persecución de sus objetivos, el pensamiento estratégico es importante porque proporciona una solución óptima en dicha tarea orientativa al combinar análisis racional junto con los componentes intuitivos e imaginativos.
Otra forma de entender este punto es señalando que el pensamiento estratégico se distingue tanto del pensamiento tradicional (lineal) como del pensamiento meramente imaginativo. En tal sentido, este tipo de pensamiento escapa a los riesgos de un pensamiento excesivamente normativo y de un pensamiento meramente utópico que no considera los medios reales para su consecución.
Ámbitos de aplicación
Históricamente, cosa que se verá en el siguiente apartado, el pensamiento estratégico se originó en el campo de batalla, tanto en la antigüedad como durante el Renacimiento y la Edad Moderna, el pensamiento estratégico es principalmente aplicado en el mundo de los negocios.
De hecho, en las llamadas Business Schools se suele enseñar historia del pensamiento estratégico partiendo de su origen castrense buscando analogías entre las academias de guerra y las novedosas academias de negocios.
No obstante, el pensamiento estratégico también se puede aplicar en la vida cotidiana. Al tratarse de una cualidad o facultad, no hay obstáculo que impida la aplicación de sus principios en la vida personal. Por ello, se pueden extraer todas sus ventajas y potencialidades para el alcance de objetivos personales, incluyendo metas de vida.
Origen del pensamiento estratégico
El pensamiento estratégico tiene su origen en momentos de la historia tan remotos como los siglos V y IV antes de Cristo. La llamada “Atenas de Pericles” fue el principal contexto histórico de relevancia para el pensamiento estratégico, seguido por el Imperio Romano con hombres de la talla de Cicerón.
Posteriormente, el pensamiento táctico y estratégico tuvo un renacer durante la Edad Moderna y una popularización tras la gesta militar de Napoleón Bonaparte. Entre los hombres que este último derrotó militarmente, destacaron Claude Von Klausewitz y uno de los oficiales prusianos formados en sus academias militares, Von Morkel. Estos últimos hombres terminaron de perfilar el desarrollo del pensamiento estratégico y sus características que presenta en la actualidad.
Atenas: Retórica y estrategia
Son diversos los autores contemporáneos que comparten la idea de que aquella estrategia que no puede describirse, no puede realizarse. Robert S. Kaplan y David P. Norton, creadores de las herramientas Cuadro de Mando Integral (CMI) y Mapas estratégicos comparten dicha opinión.
Sin embargo, este saber es tan lejano como las ideas de Pericles. Este famoso orador, político y general ateniense, fue un gran cultivador de la retórica (arte de la palabra) y estableció los principios más elementales del pensamiento estratégico: Primero, es importante tener un fin en mente, o dicho de otra manera, es importante tener claro qué se quiere alcanzar, por qué razón y para qué finalidad.
Pericles también ayudó a esclarecer otro principio del pensamiento estratégico: no solo es importante saber qué ha de hacerse, también resulta indispensable saber cómo explicárselo a otros, convencer a otros, mediante el arte de la palabra. De allí que la retórica esté íntimamente ligada con el origen del pensamiento estratégico y con su efectividad real.
Roma: Prudencia y estrategia
Otro de los momentos cumbres en la historia del pensamiento estratégico, fue el momento en que se reconoció a la virtud de la prudencia como cualidad esencial para el buen estratega. La prudencia, generalmente representada con una bella mujer viéndose en el espejo, implica saber mirar el ahora, el pasado y el futuro. La persona prudente no es la que deja de actuar, sino la que lo hace con miras a su propio bien, con base al análisis de las circunstancias y a la experiencia acumulada.
Guerras napoleónicas: velocidad y estrategia
En 1770, de forma anónima, apareció publicado el Ensayo general de Táctica cuya autoría verdadera corresponde al Conde Guibert. Dicha obra tuvo un gran impacto sobre la conformación del Ejercito Nacional Francés. Asimismo, la Defensa sobre el sistema de guerra moderno, también fue una obra influyente. Estas obras iniciaron la filtración del concepto castrense de “estrategia” entre los diversos estratos de la sociedad.
Este libro buscaba responder al cómo un ejército, aparentemente no calificado, como los ejércitos napoleónicos, pudieron hacer frente y doblegar a coaliciones imperiales con una curiosa facilidad. Durante estos años se descubre que la velocidad es clave para alcanzar objetivos militares, por lo que las técnicas de aprovisionamiento modernas fueron determinantes en la victoria de los revolucionarios sobre la monarquía.
El principio de velocidad, presente desde la antigüedad, es una parte importante del pensamiento estratégico puesto que, como sugería Pericles, no solo hay que saber qué hacer y saber convencer, también hay que saber reaccionar en el momento oportuno. Estas ideas también fueron sugeridas por Carl von Clausewitz, quien introdujo entre muchos otros conceptos, el concepto de “guerra relámpago” (blitzkrieg).
Prusia: El nacimiento del Plan
Finalmente, otro militar prusiano fue Helmuth von Moltke, admirador de Clausewitz, quien reconoció (como Napoleón) la importancia del movimiento como variable a considerar en el arte de la guerra. En su obra “El arte de la guerra” reconoce la importancia de los ríos y ferrocarriles en batalla, e introdujo la noción de plan como proyección o simulación para garantizar una mayor velocidad de acción.
Si bien estos puntos son discutibles, puede afirmarse que con estos momentos históricos se perfilan los principios básicos del pensamiento estratégico. Estos principios son: La descripción, la pertinencia, la velocidad y el pensamiento planificador.
Esto se debe a que, pensar estratégicamente, consiste en saber escoger una opción óptima tras haber considerado la experiencia previa y el objetivo a alcanzar con su realización. Con este episodio se cierra, parcialmente, la evolución del pensamiento estratégico como parte consustancial al desarrollo de la historia de la humanidad. Posteriormente, el pensamiento estratégico se fundiría con el pensamiento organizacional propio del mundo de los negocios.
Características del pensamiento estratégico
Con base al recorrido histórico presentado en el apartado anterior, existe una serie de características del pensamiento estratégico que pueden identificarse como esenciales al mismo. Estos elementos del pensamiento estratégico son: proactividad, aptitud analítica, autonomía intelectual, capacidad de abstracción, curiosidad y flexibilidad.
Proactividad
El pensamiento estratégico se antepone al pensamiento lineal en el sentido de que no se enfoca en el “deber ser” sino en el “poder ser”. Sin embargo, la mentalidad estratégica también se caracteriza por la proactividad. Esto se debe a qué parte del supuesto de que seres humanos deben actuar deliberadamente para conseguir las mejores condiciones posibles a partir de lo que puede ser, según sus recursos, pensamiento objetivo y capacidades.
Aptitud analítica
En segundo lugar puede hablarse de la aptitud analítica del estratega. Los pensamientos estrategicos requieren de la capacidad de descomponer problemas en sus partes para su mayor comprensión. Es importante que el analista sea capaz de aplicar el pensamiento de análisis de forma profunda los problemas que aspira responder o, en su defecto, sepa rodearse de personas capacitadas para efectuar esa forma de pensar.
Autonomía intelectual
De igual manera, así como el conocimiento estratégico puede ayudar al pensamiento evaluativo y el pensamiento analítico, factores como la intuición, la imaginación y la creatividad son indispensables para un estratega. En tal sentido, la autonomía intelectual, la capacidad de “salir de la caja” es una cualidad importante del pensamiento estratégico, precisamente porque escapa a las formas del pensamiento normativo.
Capacidad de abstracción
Relacionado con la aptitud analítica está la capacidad de abstracción. Esta tiene que ver con la capacidad de manejar conceptos, ideas, proyecciones en un alto grado de abstracción. Por supuesto tiene que ver con el análisis, pero más concretamente con la síntesis: con la habilidad de reconstruir lo recompuesto, obteniendo nuevas ventajas y conocimientos. Esta habilidad puede ser considerada como una habilidad estratégica o elemento del pensamiento estratégico.
Curiosidad
La autonomía intelectual se relaciona con la curiosidad, propia del pensamiento estratégico puesto que “salirse de la caja” suele guardar relación con ir más allá. En tal sentido, “ir más allá” significa indagar más de lo evidente, preguntar ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cómo? De esta manera, la curiosidad es consustancial al pensamiento estratégico.
Flexibilidad
Por último, el pensamiento estratégico no es “yoista”, esto es, cerrado sobre sí mismo. Al contrario, el estratega considera la mayoría de puntos de vista posibles sobre un mismo tema, de modo que pueda hallar soluciones inesperadas a problemas acuciantes. La flexibilidad, por lo tanto, es importante para la forma de pensar que se considera estratégica.
Tipos de pensamiento estratégico
Hentry MIntzberg, importante representante de la planificación estratégica (que no debe confundirse con el pensamiento estratégico en sí) reconoció la existen de, por lo menos, diez escuelas del pensamiento estratégico o tipos de pensamiento estratégico diferentes entre sí. Agrupó las escuelas en dos grandes grupos principales: escuelas prescriptivas y escuelas descriptivas.
Escuelas prescriptivas
Entre las escuelas prescriptivas de pensamiento estratégico se encuentran tres de las diez escuelas reconocidas por Mintzberg. Estas corresponden a: la escuela de diseño, la escuela de planificación y la escuela de posicionamiento.
Escuela de diseño
En la sistematización del pensamiento estratégico, la escuela de diseño cumplió un rol fundamental al aportar un marco de referencia básico durante la década de los 60. Gracias a autores como Phillip Zelznick, Alfrend D. Chandler y Kenneth Andrews se difundió la idea de formar estrategias de pensamiento a partir de diseños informales. De esta escuela derivaron las principales herramientas y técnicas de planificación estratégica como la matriz FODA (SWOT en inglés).
Escuela de planificación
Similar a la escuela de diseño, la escuela de planificación también se desarrolló durante los años 60 y se consolidó durante los 80. Se diferencia de la escuela de diseño en tanto que no coincide con la realización de esquemas informales. Por el contrario, propugna un elevado formalismo y sistematicidad al momento de formular estrategias. Esta escuela fue ampliamente influida por las ideas de Frederick Taylor, quien consideraba posible la institucionalización de personal experto en incrementar la eficiencia y propiciar la innovación.
Escuela de posicionamiento
Por último, la escuela de posicionamiento comparte aspectos con las escuelas anteriores, pero diverge en cuánto que reconoce como principio estratégico la posición que se ocupa en un momento determinado. Influida por la estrategia militar y por los estudios de la economía industrial llevada a cabo por Michael E. Porter, esta escuela introduce conceptos de gran importancia tales como: ventajas competitivas, fuerzas del mercado, entre otras.
Escuelas descriptivas
En cuanto a las escuelas descriptivas, estas se enfocan mucho más en el cómo de las estrategias que en el “poder ser”. En tal sentido, rompen más radicalmente con los enfoques normativos y lineares de pensamiento que sus antecesoras. Entre estas escuelas se incluyen las siguientes: la escuela empresarial, escuela cognitiva, escuela de poder, escuela cultural y la escuela ambiental.
Escuela empresarial
La escuela de pensamiento estratégico empresarial o “de emprendimiento” está fuertemente influida por los ensayos de Joseph Schumpeter, especialmente por algunos de sus conceptos como el de “destrucción creativa” según el cual una innovación de un sector cambia el modelo de negocio preeminente. Desde este enfoque una estrategia es una visión, una perspectiva que permite prever nuevas cosas o nuevas formas de hacer cosas conocidas.
Escuela cognitiva
El pensamiento estratégico de corte cognitivo concibe la estrategia como un proceso enteramente mental. Las estrategias surgen, desde este enfoque, como perspectivas (esquemas, ideas, conceptos) que condicionan las reacciones de quien las posee ante los estímulos y condiciones del entorno. Según este enfoque, estas perspectivas nos permiten incidir sobre el presente con base a conocimientos y experiencias previas.
Escuela de aprendizaje
Por su parte, la escuela de aprendizaje concibe al pensamiento estratégico como el resultado de una práctica individual y colectiva en el tiempo. No solo los individuos son capaces de aprender, sino también las organizaciones. De las experiencias previas se pueden identificar patrones y planes para el futuro. Asimismo, las estrategias son concebidas (de igual forma que la escuela cognitiva) para orientar el comportamiento en el presente.
Escuela de poder
La llamada escuela de poder considera que las estrategias a seguir son resultado de tensiones entre actores y por la política en general. Lo que un individuo u organización puede hacer o no está condicionado por las relaciones sociales en las que está inserto, pero esencialmente por las relaciones de tensión y conflicto. Algunos juegos de pensamiento estratégico, tales como el experimento mental del “dilema del prisionero” reflejan esta dimensión estratégica.
Escuela cultural
La escuela cultural es muy similar al entorno anterior. No obstante, se resalta el componente social no por el conflicto, sino porque las expectativas, valores, perspectivas y prejuicios tienen un fuerte componente social. En tal sentido, lo que una persona u organización concibe como estrategia depende en gran medida del contexto cultural en el que se inserta.
Escuela ambiental
La escuela ambiental considera la puesta en juego de muchas fuerzas en torno a la persona u organización que desea llevar adelante una estrategia. Estas fuerzas generales se reconocen parcialmente en el enfoque de la escuela de diseño, puesto que esta misma considera el conjunto de las capacidades internas con las posibilidades externas.
Enfoque de configuración
Por último, el enfoque de configuración es una suerte de mezcla entre los enfoques anteriores según lo marquen las circunstancias y la experiencia del estratega. Dependiendo de la situación, se puede optar por uno u otro enfoque, o una mezcla de varios enfoques. De allí que se utilicen distintas “configuraciones” según lo exija el caso.
Ejemplos de pensamiento estratégico
Aunque el pensamiento estratégico tiene una aplicación preminente en el mundo de los negocios, puede ser aplicado en diversos ámbitos. Puede ser aplicado tanto para la organización personal, como para alcanzar objetivos financieros y para gestionar organizaciones de índole política u organizaciones no gubernamentales (ONG). A continuación se presentan varios ejemplos de pensamiento estratégico que sirven para ilustrar la aplicabilidad real del mismo.
Organización personal
La principal aplicación del pensamiento estratégico es en la vida diaria. Esto se debe a que el pensamiento estratégico, antes que un enfoque de planificación, es una facultad que toda persona puede desarrollar y cultivar. En tal sentido, el pensamiento estratégico permite a las personas orientar sus energías hacia objetivos que les sean realmente valiosos.
Posicionamiento en el mercado
Otro ejemplo de pensamiento estratégico consiste en la persecución de objetivos comerciales o financieros. Específicamente desde un punto de vista del posicionamiento, una empresa puede trazarse estrategias en el sentido de cómo alcanzar una posición en el mercado, o bien mantener una posición favorable en el tiempo.
Incremento de la productividad
Otro ejemplo de pensamiento estrategico en las empresas es el uso de estrategias encaminadas en incrementar la productividad. Herramientas como los mapas estratégicos pueden ayudar a este proceso, puesto que permiten visualizar el “cómo” ha de alcanzarse dicho objetivo. Los mapas estratégicos, como se verá a continuación, permiten ver la relación entre los bienes intangibles y los resultados tangibles de una empresa.
Mejora de los procesos educativos
Los procesos educativos también pueden mejorarse mediante el pensamiento estratégico. En estos casos también puede observarse lo que ha servido en el pasado (patrones), proyectar acciones a futuro (planes) y utilizar la creatividad para plantear soluciones ingeniosas a los problemas cotidianos de una institución educativa. El pensamiento estrategico en educacion física sería una forma específica de aplicar el pensamiento estratégico en procesos educativos.
Técnicas de la planificación estratégica
Son múltiples las técnicas en las que se aplica el pensamiento estratégico. Sin embargo, en esta oportunidad se presentarán cuatro de ellas: el análisis de entorno, la matriz FODA, el análisis PESTAL y los Mapas Estratégicos.
Análisis de entorno
El análisis de entorno sirve para evaluar la posición de un actor en medio de un escenario complejo que tiene que compartir con otros actores. Si bien se usa en el ámbito empresarial, también podría aplicarse en la vida personal. Esta técnica permite identificar a los competidores, los proveedores, clientes y el ámbito de competencia.
Matriz FODA
La matriz FODA es una herramienta clásica que permite identificar las cualidades internas y las posibilidades externas. Por una parte se reconocen las Fortalezas y Debilidades, por un parte, y las Oportunidades y Amenazas, por otra. Con el conocimiento de ambas cosas se pueden trazar mejor estrategias, es decir, un plan de acción para alcanzar (o mantener) una situación deseable.
PESTAL
Similar al análisis de entorno, la herramienta PESTAL se concentra en los elementos del entorno más lejanos al sujeto planificador. Cada una de sus siglas se corresponde a una gran dimensión de la realidad social: Política, Economía, Sociedad, Tecnología, Ambiente y Legalidad. Todas estas dimensiones deben ser consideradas por toda persona u organización al momento de establecer algún tipo de estrategia.
Mapas estratégicos
Finalmente, los mapas estratégicos, tal como se mencionó anteriormente, sirve para enlazar bienes intangibles (conocimientos, habilidades) en resultados tangibles. Mediante una concatenación de acciones, que a su vez se asocian con diferentes niveles de una organización, se explica cómo se obtienen los bienes intangibles y cómo estos se pueden traducir en resultados deseables, por lo general llamados “objetivos estratégicos”.
Tales son algunas de las herramientas propias del pensamiento estratégico, aunque suelan presentarse como parte de la planificación estratégica. Si bien el pensamiento estratégico es distinto que la planificación estratégica, el enfoque estratégico forma parte tanto de uno como de otro. De hecho, puede decirse que la planificación estratégica se nutre principalmente del pensamiento estratégico.