El mundo está enfrentando nuevas enfermedades que han aumentado casos de afecciones víricas y bacterianas que se creían controladas, motivada su aparición a causas higiénicas, cambios químicos, incremento de la resistencia bacteriana, aumento de la población mundial y muchos otros factores que generan la reaparición de estas enfermedades, a pesar de la existencia de vacunas eficaces para contrarrestar los síntomas de estos males. Aquí te traemos todos los detalles de 5 enfermedades virales, emergentes y reemergentes a las que hay que prestar mucha atención para prevenir su rápida transmisión.
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Viruela símica
Al definir qué son las enfermedades emergentes, se puede decir que son aquellas afecciones provocadas principalmente por agentes y factores identificados en tiempos recientes, hecho que vulnera la salud pública local, regional, nacional y mundial ante el poco conocimiento que se tienen de estos virus.
Iniciamos esta lista de enfermedades nuevas en el mundo con la llamada popularmente viruela del mono, nombre asociado a su supuesto descubrimiento en monos en un laboratorio de Dinamarca en 1958. Se registró la primera infección humana de esta viruela en 1976 en la actual República Democrática del Congo, propagándose en ese entonces por África Occidental y Central, teniendo un estatus endémico hasta 2022, cuando se registraron contagios en otras partes del planeta, convirtiéndose en una de las epidemias actuales.
Es una infección causada por el virus Monkeyox, cuya transmisión se propaga por el contacto directo con sangre, fluidos corporales, lesiones dérmicas y mucosas de animales o personas infectadas.
Sus síntomas varían de acuerdo a la vulnerabilidad de la persona afectada, siendo la población de mayor riesgo los adultos mayores, niños, mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas. El cuadro clínico común presentado por el brote de 2022 presenta síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolor de espalda, dolor muscular, inflamación de ganglios linfáticos, cansancio y erupción cutánea presente en cara, manos, pies, ingle y la región genital y anal.
Actualmente, se ha convertido en uno de los problemas emergentes de salud pública debido a su rápida expansión en el mundo y el hecho de provocar muchas muertes en varios países afectados, lo que demuestra la gravedad de esta enfermedad. Para prevenir dicha afección, se debe evitar todo contacto sin protección con animales salvajes y con personas infectadas (especialmente el contacto sexual) y el consumo de carnes crudas. Ayuda la constante limpieza, lavado y desinfección de manos y superficies que pudiesen haber estado en contacto con este virus.
Influenza
Entre la lista de enfermedades emergentes y reemergentes se encuentra la influenza o gripe, una afección que tiene registros muy antiguos, pero que ha tenido importantes brotes endémicos y epidémicos, debido a la aparición de diferentes variantes generadas por el influenzavirus A o el influenzavirus B.
Existen diversas causas de las enfermedades relacionadas con la influenza, la cual permite clasificarla en diferentes tipos:
- Estacional, asociada por el clima, humedad y estilo de vida de una región mundial determinada.
- Pandémica, donde las diferentes cepas de la influenza afectaron considerablemente a la población mundial, siendo desafortunadamente famosa la llamada gripe española de 1918-1919, que dejó entre cincuenta y cien millones de personas.
Entre las enfermedades recientes vinculadas con el virus de cepa A se encuentra la pandemia de gripe A(H1N1) registrada en 2009-2010.
- Infección en animales, que ha generado la transmisión de la enfermedad entre otras especies y la transferencia hacia los humanos. Las más reconocidas son la influenza aviar y la porcina.
Por lo general, este virus se transmite por partículas expulsadas por tos y estornudos, siendo un medio de fácil propagación, especialmente en casos de gripes estacionales. Aunque es una enfermedad que afecta a personas de todas las edades, puede complicarse en personas ancianas, menores de edad, embarazadas, portadores de enfermedades crónicas y con alguna inmunodepresión.
Los síntomas más comunes son fiebre alta, dolores musculares, tos seca, rinitis, dolor de garganta, cefalea y malestar general, los cuales pueden superarse después de una o dos semanas siguiendo tratamiento y bajo supervisión médica.
Se puede evitar la enfermedad a través del constante lavado de manos y su propagación al cubrirse boca y nariz al momento de toser y estornudar con un pañuelo o la parte interna del codo.
Ébola
Otra de las enfermedades infecciosas emergentes es esta afección de alta letalidad provocada por el virus del Ébola, la cual se detectó por primera vez en 1976 en la actual República Democrática del Congo y que, desde ese entonces, ha surgido y resurgido por medio de diferentes brotes, especialmente en África.
Es de fácil transmisión, propagándose en sus inicios de animales salvajes a humanos, expandiéndose rápidamente por contacto directo o indirecto con sangre, líquidos y fluidos corporales de personas infectadas. Hoy, se registra una tasa de letalidad entre el 55% y el 60%, por lo que es una afección grave que hay que prevenir.
El ébola presenta el siguiente cuadro clínico, clasificado en:
- Síntomas iniciales, tales como dolor de cabeza, dolor de garganta, fiebre, debilidad, dolor muscular y articular.
- Síntomas avanzados, como vómitos, diarrea, hematomas, constante sangrado, dolor de estómago.
- Síntomas severos como hemorragias masivas internas o externas, fallo renal y hepático, exantema máculo papular, entre otras enfermedades subyacentes.
Para la prevención de esta enfermedad, se recomienda una buena higiene personal, evitar contacto con personas infectadas, superficies u objetos contaminados, la ingesta de carne cruda derivada de primates y murciélagos, acudir a hospitales donde se le brinde tratamiento a afectados con ébola y asistir a entierros de personas fallecidas por esta enfermedad.
Fiebre amarilla
Otro de los ejemplos de enfermedades reemergentes es la fiebre amarilla o vómito negro que, históricamente, se ha manifestado por varios brotes registrados en el mundo. Su nombre se debe a la ictericia que presentan algunos pacientes y hoy se posiciona como una de las epidemias mundiales actuales, afectando a muchos países de América del Sur y África.
Era una afección endémica en el continente africano hasta su distribución a América producto de tráfico de esclavos en el siglo XV, llegando a impactar negativamente a los colonos europeos. Su transmisión fue un misterio, hasta que en 1881 se determinó que la enfermedad era propagada por la picadura de mosquitos de géneros Aedes y Haemogogus, llegando así a infectar a los humanos. De acuerdo al hábitat de los mosquitos transmisores, se ha establecido tres ciclos de fiebre amarilla: selvática, intermedia y urbana.
Si bien muchos pacientes se muestran asintomáticos, otros manifiestan signos de la enfermedad, como fiebre, dolor de espalda, cefalea, náusea, vómito y pérdida del apetito. Se estima un periodo de incubación de la infección de 3 a 6 días, pero sino se atiende con rapidez, la persona afectada puede entrar en fase tóxica, donde puede desarrollar fiebre alta y la descompensación del hígado y riñones, además de la mencionada ictericia, hemorragias, orina de color oscuro y dolor abdominal. De no tratarse a tiempo este cuadro clínico, la persona puede fallecer en un plazo de 10 días.
Entre las campañas de prevención de la fiebre amarilla se encuentra la vacunación, el control de mosquitos a través de la fumigación y la reducción de posibles lugares de cría de estos insectos.
Coronavirus (Covid-19)
Uno de los más claros y evidentes ejemplos de enfermedades emergentes es la COVID-19, provocada por el virus SARS-CoV-2 que tuvo rápida expansión hasta que, a principios de 2020 se convirtió en pandemia, generando la muerte de miles de personas en todo el mundo.
Si quieres un ejemplo de qué es una enfermedad emergente, esto quedó demostrado por el reciente coronavirus que obligó el decreto de pandemia a partir de 2020. En diciembre de 2019 se catalogó esta enfermedad como una neumonía desconocida que tuvo un brote en Wuhan (China) y que, a pesar de creerse aislada esta afección, se propagó rápidamente por el mundo, llegando a más de 100 territorios del planeta en marzo de 2020.
Se trata de una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2, y que, hasta el día de hoy, sigue manifestándose por medio de diferentes variantes. Al principio, algunas personas se mostraron asintomáticas, mientras otras mostraron signos leves y graves, afectando especialmente a la población de avanzada edad. Si bien los síntomas se han tornado inespecíficos, se han registrado pacientes con cuadro clínico general como fiebre, tos seca, fatiga, disnea, dolor muscular, articular, dolor de garganta, cefalea, escalofríos, congestión nasal e hipoxia.
Para tratar la enfermedad, han surgido medicamentos experimentales que se encuentran en desarrollo, además de la inmunización por medio de diferentes dosis aplicadas por periodos determinados de tiempo. La prevención del COVID-19 consta del lavado de manos, la cobertura de boca y nariz al momento de toser y estornudar, el uso de pañuelos desechables, alcohol y gel antibacterial y, de haber sospecha de algún síntoma, evitar contacto con otras personas. Actualmente muchos países continúan con la medida obligatoria del uso del tapabocas.
Las enfermedades emergentes y la reaparición de afecciones que se creían controladas son un tema de preocupación constante en el ámbito de la salud, por lo que es necesario buscar información sobre las medidas y campañas de prevención vinculadas con estas nuevas enfermedades para lograr mayor control de las mismas y, así, evitar que la población del planeta pase por una nueva pandemia.