Bailar es mover el cuerpo al ritmo de la música que suene y ese sonido puede ir desde la música clásica para el ballet, hasta los compases jamaicanos que dieron pie al dancehall y a otros bailes urbanos que desde sus inicios han dominado el mundo.
Como indican los expertos del Studio Rebaila, el baile urbano más popular es el Hip Hop. Esta danza emergió de las escenas de la calle para ser celebrado en torneos internacionales donde hombres, mujeres y niños pueden demostrar sus mejores movimientos. Y últimamente tambien ha adquirido gran protagonismo el twerking, un tipo de baile que amerita mover caderas y glúteos y que ha ido de la mano con el hip hop, a pesar de que ha sido ampliamente criticado.
Conocer el trasfondo histórico y sociopolítico de los bailes urbanos es necesario para poder entender cómo es que ha llegado a liderar la escena underground y la cultura pop.
Hip Hop, cultura y liberación
Desde que el mundo supo de la existencia del Hip Hop, la cultura pop se vio altamente influenciada tanto por el estilo musical, como por la moda y también por el baile. Las raíces del género surgieron de la cultura afroamericana de la década de 1970, exactamente en las comunidades negras de Nueva York.
En realidad, el baile Hip Hop es parte de toda una cultura que incluye el Deejaying, el Graffiti, el Emceeing (maestro de ceremonias o MC) y Breaking o Bboying, un estilo de danza que combina acrobacias, artes marciales y otros estilos urbanos como el Top Rocking, Footwork y Power Moves.
El Hip Hop sirvió como salida para muchos afroamericanos y latinos que buscaron alternativas para escapar de las luchas diarias y ambientes hostiles de la época que estaba dominada por sustancias estupefacientes, pandilleros y pobreza. Así que eligieron el baile como una forma de expresar sus sentimientos.
Este baile urbano se fortaleció dentro de la cultura Hip Hop y, desde entonces, fue considerado un tipo de arte, sinónimo de libertad, crecimiento y evolución.
El Twerking
Si bien Miley Cyrus llamó la atención de todos en 2013 cuando hizo una especie de twerk cuando se presentó en los MTV Video Music Awards, ese no fue el año en el que nació el baile conocido como Twerking. De hecho, su origen se remonta al Bounce (música de rebote) de los años 90, un tipo de Hip Hop más energético que es el sello de Nueva Orleans.
El Bounce es perfecto para mover las caderas, implica un baile muy sensual y también tiene una funcionalidad física, puesto que al hacer un twerk se pueden quemar muchísimas calorías. No obstante, el punto fuerte del Twerking es su relación con el empoderamiento del colectivo LGTBIQ+ de la ciudad que recibe el apodo de “Big Easy”.
El Twerking tiene su núcleo creativo en algunas danzas africanas como el “baikoko mapouka” de Costa de Marfil, pero cuando hizo su salto hacia Occidente, la danza fue ampliamente criticada y sexualizada debido a la predominancia del “booty dance”, es decir, el movimiento de los glúteos.
Gracias a Big Freedia, un rapero queer de Big Easy que explota su lado femenino, el twerking se convirtió en una bandera de la comunidad negra. Big Freedia se consagró como “La Reina del Twerk” y dejó claro que esta forma de bailar no es una moda, sino una herramienta de liberación del cuerpo, una forma de expresión, autoconocimiento y autodeterminación, sobre todo para la comunidad queer y gay.
Los bailes urbanos han sido, y seguirán siendo, mucho más que moverse y hacer expresiones con las manos y el cuerpo en el Hip Hop, más que saltar y romper las caderas con el twerk. Estos tipos de bailes se han encargado de ser otra forma de arte, de liberación, reivindicación y lucha por los derechos de las comunidades afroamericanas y LGTBIQ+.
