En un informe presentado recientemente, la agencia europea de cooperación policial Europol ha revelado la existencia de un extenso entramado de 821 redes de crimen organizado que operan en diversas partes del continente europeo.
Este mapeo exhaustivo, que abarca más de 40 países, proporciona una radiografía detallada de las actividades delictivas de estas organizaciones, consideradas altamente peligrosas.
El estudio, realizado a partir de la información facilitada por los propios Estados miembros, muestra que las principales operaciones de estas bandas criminales se concentran en España, Bélgica, Países Bajos y Alemania.
Estas redes, integradas por más de 25.000 individuos, se dedican principalmente al tráfico de drogas, aunque también participan en otras actividades ilícitas como el tráfico de personas, delitos contra la propiedad y blanqueo de capitales.
Según el informe, más del 70% de estas organizaciones recurren a la corrupción para facilitar sus actividades delictivas, obstruir la aplicación de la ley o entorpecer los procedimientos judiciales.
Además, el 68% de estas bandas utilizan la violencia y la intimidación como parte inherente de su modus operandi, lo que refleja su peligrosidad.
Uno de los factores de riesgo destacados en el mapeo es la facilidad con la que estas redes logran adaptarse e infiltrarse en los canales legales económicos y comerciales. Esto les permite expandir sus negocios delictivos, lavar los beneficios obtenidos de manera ilícita y evadir más fácilmente la detección.
De hecho, el 86% de las redes criminales mapeadas utilizan estructuras empresariales legales, la mayoría de ellas dentro de la Unión Europea.
Esta situación plantea un desafío significativo para las autoridades encargadas de combatir el crimen organizado, ya que estas organizaciones han logrado camuflarse dentro de la legalidad, dificultando su identificación y desmantelamiento. Además, la corrupción empleada por estas bandas representan una amenaza directa para el Estado de Derecho y la seguridad de los ciudadanos.
El informe de Europol destaca la importancia de una cooperación transfronteriza efectiva entre los distintos cuerpos policiales y judiciales para hacer frente a este fenómeno.
Las redes criminales operan a nivel internacional, aprovechando las brechas legales y las diferencias en las leyes y procedimientos de cada país.
En este sentido, el mapeo realizado por Europol constituye una herramienta crucial para coordinar esfuerzos y compartir información relevante entre las autoridades competentes. Al centralizar los datos sobre estas 821 organizaciones delictivas, se facilita la identificación de patrones, rutas y métodos empleados por ellas, lo que puede contribuir a diseñar estrategias más eficaces para combatirlas.
“Necesitamos saber contra qué estamos luchando; por eso el mapeo del crimen organizado es un objetivo clave de nuestra estrategia en la UE”, declaró la comisaria de Interior, Ylva Johansson, durante la presentación del informe.
También reconoció que el crimen organizado es uno de los principales desafíos que enfrenta la región, Johansson subrayó que pone amenaza a la sociedad con corrupción y violencia extrema.
Por su parte, Catherine De Bolle, directora ejecutiva de Europol, destacó la importancia de estos datos centralizados en la agencia. Indicó que se dará a los organismos encargados de hacer cumplir la ley la ventaja que necesitan para orientar mejor y realizar investigaciones criminales transfronterizas.