La sonda espacial Voyager 1 de la NASA ha vuelto a enviar datos científicos por primera vez desde que experimentó un problema informático en noviembre de 2023. Este logro representa un avance significativo en los esfuerzos por restaurar la operación normal de la nave.
Los equipos científicos de la misión, que ha estado operando fuera del Sistema Solar desde 2013, están trabajando en la recalibración de los dos instrumentos restantes.
Se espera que este proceso se complete en las próximas semanas. Este logro es un paso crucial hacia la plena recuperación de las capacidades operativas de la Voyager 1, según informó la NASA.
Tras cinco meses de trabajo intensivo para resolver el problema informático, en abril la misión logró que la sonda comenzara a enviar datos de ingeniería sobre la salud y el estado de sus sistemas.
El 17 de mayo, el equipo envió comandos a la nave de 46 años, permitiendo que reanudara el envío de datos científicos a la Tierra.
Ubicada a más de 24.000 millones de kilómetros de la Tierra, la Voyager 1 enfrenta un notable retraso en la comunicación.
La luz tarda más de 22 horas y media en llegar a la nave, y otro tanto para que una señal regrese a la Tierra, lo que implica casi dos días de espera para confirmar si las órdenes enviadas han tenido éxito.
Actualmente, el subsistema de ondas de plasma y el magnetómetro están proporcionando datos científicos útiles.
Sin embargo, el equipo continúa trabajando para restaurar el funcionamiento del subsistema de rayos cósmicos y el instrumento de partículas cargadas de baja energía. Otros seis instrumentos a bordo de la Voyager 1 han dejado de funcionar o fueron apagados después de su sobrevuelo de Saturno.
Las operaciones normales de la Voyager 1 se interrumpieron el año pasado cuando la nave comenzó a enviar una señal sin datos científicos ni de ingeniería.
El equipo identificó que el problema residía en una pequeña porción de memoria corrupta en el subsistema de datos de vuelo, una de las tres computadoras de la nave.
Este sistema es crucial para empaquetar datos científicos y de ingeniería antes de enviarlos a la Tierra.
Lanzadas en 1977, la Voyager 1 y su gemela, la Voyager 2, celebrarán 47 años de operación este año. Estas sondas son las más longevas en funcionamiento de la NASA y las únicas que han explorado fuera de la heliosfera.
La heliosfera es una burbuja de campos magnéticos y viento solar creada por el Sol, que empuja contra el medio interestelar, un mar de partículas generado por estrellas que han explotado en otras partes de la Vía Láctea.
Ambas sondas realizaron sobrevuelos de Júpiter y Saturno, mientras que la Voyager 2 también visitó Urano y Neptuno. Este viaje les permitió proporcionar una enorme cantidad de datos que han enriquecido la comprensión del sistema solar y del espacio interestelar.
El equipo de la misión Voyager continúa trabajando diligentemente para mantener y restaurar las operaciones de la nave.
A pesar de la distancia y los desafíos técnicos, los científicos están comprometidos a maximizar el retorno científico de estas históricas sondas.
El legado de las Voyager es un testimonio de la ingeniería y la visión a largo plazo, que sigue inspirando a las generaciones actuales y futuras en la exploración espacial.