La gran destrucción medioambiental que el ser humano está generando a pasos agigantados fuerza a la búsqueda de nuevos medios de producción agrícola, cuyo futuro apunta a cultivos con luz artificial, en formato vertical y sin apenas riego gracias a los hidrogeles bioploliméricos.
Hace muchos años que contamos con jardines verticales y agricultura hidropónica –que sustituye la tierra por una solución acuosa nutrida con minerales–. La evolución de la hidroponía nos ha llevado a la aeroponía, donde el proceso de cultivo de plantas se produce en un entorno aéreo, sin suelo, utilizando una disolución acuosa rica en nutrientes para pulverizar las raíces colgantes.
El problema básico que presentan estos nuevos formatos de cultivo es la elevada inversión en energía eléctrica que implica su mantenimiento. La creación de espacios con una temperatura óptima y con unas condiciones climáticas determinadas provoca un gran gasto que hoy por hoy no resulta rentable.
Empresas como Plantagon, que tenía el proyecto de construir el primer rascacielos con una fachada invernadero en Estocolmo, han terminado quebrando. Pero esto solo indica que es necesario evolucionar y mejorar las técnicas de producción energética para lograr rentabilizar los cultivos verticales.
En Estados Unidos y en Holanda tenemos dos ejemplos de cultivos verticales que funcionan: AeroFarms, en Nueva Jersey, que produce casi mil toneladas de vegetales al año; y GrowWise Center, en el Campus del Instituto Tecnológico de Eindhoven, que cultiva diferentes plantas en un espacio de tres mil metros cuadrados.
Otros claros indicadores de que es un nicho de futuro son las inversiones millonarias que están realizando empresas tecnológicas líderes como Amazon y Google en diferentes prototipos de granjas verticales. Y ya existen proyectos de empresas como Agricel para aprovechar los amplios terrenos del desierto de Dubai en viveros de cultivos verticales.
Lo está claro es que, por ahora, todos estos proyectos no son una alternativa viable a los cultivos tradicionales, ya que solo son rentables a pequeña escala. Además de la construcción de los espacios y de los equipos tecnológicos requeridos, es necesaria la contratación de personal cualificado capaz de determinar las necesidades de los cultivos en cada momento.