Se vive como se puede, el por qué está en manos del destino y de las circunstancias que rodean a nuestra existencia; cierto es que ni siquiera las personas que más poderes y riquezas han acumulado llegan a ser excepciones a esos implacables límites que nos marcan los imponderables que suelen surgir en ésta tarea de vivir en el mundo. Es así que ninguna persona está en condiciones de afirmar que podrá llevar su vida siempre como le venga en gana, los paraísos no existen y, en ocasiones, el destino suele ser muy caprichoso, llegando a derrumbar castillos o entorpecer etapas felices.
Igual ocurre con el olvido, los humanos no tenemos la capacidad de borrar recuerdos a la medida de nuestras pretensiones, no estamos capacitados para decidir olvidar algo que ha acontecido en nuestra vida, será porque la acción de olvidar suele ser involuntaria.
.Cierto es que también solemos olvidar acontecimientos pasados, pero generalmente lo hacemos con los que no han tenido trascendencia para nosotros; dicho de otra manera, los que no han tenido importancia alguna.
Sin embargo, todo lo que ha llegado a provocarnos emociones, nos ha dejado huellas, para bien o para mal: los golpes duros, aquellos que nos han arañado el alma, esos que quisiéramos desechar de nuestra mente,suelen reaparecer, incluso lo hacen como temibles fantasmas durante el sueño. Es increíble el poder de nuestro inconsciente, esas apariciones breves pero intensas se presentan como si fuesen un látigo recordatorio para amargarnos el descanso.
Con las alegrías y los momentos felices que hemos disfrutado ocurre igual, siempre regresan en nostálgicos recuerdos, parecería que se esconden detrás de un lugar, o un aroma, o quizás una melodía…, y es entonces cuando logran transportarnos a épocas anteriores. Así, logramos revivirlas.
Es la inteligencia emocional la encargada de manifestarse haciéndonos recordar aquellos acontecimientos que han calado profundo en nosotros, esa habilidad que poseemos tiene un origen psicológico porque implica a los SENTIMIENTOS, y allí me detengo, ya que esa es una palabra MAYOR, ya que cuando entran en juego las emociones seremos proclives a experimentar sensaciones intensas similares a aquel momento en el que vivíamos lo que ahora recordamos; y mientras nuestra memoria no falle, allí permanecerán intactos esos recuerdos, por lo que quizás sea imposible el intento de borrar.
Alguna personas intentan volver sobre sus pasos porque le agrada recordar, otras, en cambio, intentan olvidar, o al menos tratan de no otorgar importancia a los recuerdos.
La gente tiene un pasado, todos hemos andado mucho para llegar hasta aquí, nos hemos enfrentado a situaciones diversas, hemos pasado por etapas buenas, otras regulares y quizás algunas crisis existenciales también hemos soportado a lo largo de nuestra existencia; hemos vivido lo suficiente como para entender que aquello que pudiera afectarnos de nuestro pasado no debiera incidir negativamente en nuestro presente. Se trata de superar etapas, aunque los fantasmas de épocas anteriores nos visiten de vez en cuando.
Borges decía:
«En el fondo, lo visto, lo sufrido, lo imaginado y lo soñado son igualmente reales, es decir, existen».
Incorpora esa certera frase, hoy que sigues con vida y aún estás a tiempo de perseguir tus sueños, disfruta de éste presente e intenta superar dolores anteriores.
Recuerda siempre: la vida es hoy, y estás aquí…