Ana Delgado Briones (1890-1962) procedía de una humilde familia malagueña que emigró a Madrid para mejorar su vida. Esto sería un gran paso para la niña, que comenzó a bailar de telonera junto con su hermana Victoria, apodadas con el nombre de “Las Camelias” en un teatro de variedades llamado Central Kursaal al que acudían grandes intelectuales de la época, como los escritores Valle-Inclán y Ricardo Baroja o los pintores Leandro Oroz y Julio Romero de Torres.
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Amor a primera vista
Pero el aciago destino de Anita cambiaría con el enlace entre Alfonso XIII de Borbón y Victoria Eugenia de Battemberg en mayo de 1906. Entre los asistentes a la boda se encontraba el rajá Jagatjit Singh de Kapurthala. El destino hizo que el rajá acudiera al café donde bailaba Anita y quedó prendado con la gracia de la malagueña y, desde ese momento, quiso que Anita, de tan solo dieciséis años, fuera su mujer.
Aunque en un principio, tanto Anita como sus padres, se negaron a esta relación espontánea, la insistencia del rajá terminó por dar sus frutos. Gran parte de que la relación fructificara fue por la labor de los bohemios amigos de Anita, que ejercieron de alcahuetes reescribiendo las misivas que Anita le enviaba al rajá cuando se encontraba en París.
Finalmente, Anita Delgado se casa con el maharajá primero en París por lo civil, y el 28 de enero de 1908 en la India por el rito sikh, en un majestuoso enlace. Fruto de esa relación nacería, tres meses después, el único hijo de los príncipes: Ajit Singh.
Vida de ensueño en el Punjab indio
La vida de Anita cambió por completo, refinó sus costumbres, aprendió idiomas como el francés y vivió en el palacio de L’Elyse, réplica del de Versalles, en el punjab indio que el maharajá mandó construir especialmente para ella.
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Anita, la Prem Kaur (‘gran reina’) se convirtió en la esposa preferida de todo el harén del maharajá. Aunque la cultura era india, en palacio estaban muy occidentalizados. Quizás esto fue determinante para los prejuicios que tuvo que sufrir en la corte de Kapurthala.
Anita y su marido también realizaron muchos viajes, lo que impulsó a Anita a escribir un diario sobre estos (Impresiones de mis viajes por las Indias). En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Anita y el maharajá hicieron varias visitas a Europa para realizar donativos a los hospitales francobritánicos.
Separación y regreso a España
Anita, veinte años menor que el maharajá, decidió, en 1925, separarse de su marido y volver a Europa. Tras una estancia en París regresó a Madrid junto con su sobrina Victoria, al finalizar la guerra civil española.
En su país natal, volvió a vivir una nueva historia de amor con su secretario, Ginés Rodríguez Fernández, a quien ya conocía, pues fue el marido de una prima lejana suya.
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En 1949, dos años después de la independencia de la India británica, Anita sufrió al enterarse de la muerte del maharajá, de quien guardaba un buen recuerdo tras vivir su sueño dorado en la India.
La luz de la única española que accedió al trono de Kapurthala se apagaría en julio de 1962 tras poder despedirse de su hijo Ajit.
Su historia ha despertado el interés de muchos, como el de su biógrafa oficial, la gallega Elisa Vázquez de Gey que escribió varios libros sobre la vida de la maharaní: Anita Delgado, maharaní de Kapurthala, El sueño de la maharaní o La princesa de Kapurthala.
Incluso Penélope Cruz quiso hacerse con los derechos para poder producir e interpretar a Anita Delgado, sabiendo lo atractiva que podía ser en el medio audiovisual una historia de estas características. Finalmente, no llegó a buen puerto y no se hizo la adaptación.
Aun así, el legado de la figura de Anita Delgado Briones quedará siempre para la posteridad.