La evolución ha dado lugar a muchas formas de vida y, con ellas, muchas formas de asegurar la existencia de esa especie.
30 animales en peligro de extinción
que desaparecerán en los próximos años
Cada especie tiene sus propias maneras de asegurar su longevidad en el tiempo, algunas más extrañas que otras. Una de estas maneras un tanto llamativas de hacerlo le pertenece a la araña del Himalaya, un animal bastante interesante y que solo se observa en una de las cimas del mundo
La pequeña araña del Himalaya (Euophrys omnisuperstes – Salticidae) es uno de esos animales que demuestra cómo la vida es capaz de abrirse paso en cualquier ambiente. Este animalito, completamente inofensivo para los humanos, mide menos de un centímetro y se alimenta de insectos y otros pequeños animales que pasan cerca, llevados por las corrientes de aire.
¿Por qué nadie se come a la Araña del Himalaya? Aquí radica su secreto: esta araña vive a 6.700 metros sobre el nivel del mar, en las elevadísimas cumbres de la cordillera del Himalaya.
En estas enormes alturas la temperatura es muy baja, tratandose de una zona de nieves eternas. Pero además de esto, que ya de por sí es una gran dificultad para la vida, también se acerca mucho a la zona en la que no hay oxígeno. Los humanos que suben hasta estas cumbres deben usar equipos de oxígeno para sobrevivir.
De modo que esta araña es una criatura especial que soporta un frío capaz de congelar a sus presas y también tolera la escasez de oxígeno. Además puede pasar mucho tiempo sin comer.
Pero su táctica no es infalible. La araña, que suele saltar varias veces su tamaño para atrapar mínimas presas en el aire, vive pegada a las rocas, donde el sol calienta la superficie. Si se alejara mucho tiempo de las piedras moriría congelada, de ahí que no haga telas.
La araña del Himalaya ha desarrollado una confianza excesiva por su extraña condición. Cuando alguien le acerca la mano, en vez de alejarse, suele saltar hacia ella, quizá con intención de atraparla.
Comportamientos similares pueden verse en cada depredador: los leones y tigres rara vez huyen y, en cambio, suelen ser muy curiosos, como la mayoría de los felinos. Lo mismo ocurre con las orcas y otros grandes carnívoros marinos.
Así que para estar en la cima, el secreto es librarse del miedo, soportar condiciones duras y aprovechar al máximo lo que brinda el entorno.