Descifrar las bases del pensamiento ecológico como artífice de nuevos espacios resulta una tarea fascinante. Desde los huesos de una aceituna hasta conglomerados de materiales jamás pensados con fines arquitectónicos, así se levanta hoy la construcción ecosostenible.
Los 20 edificios sostenibles o sustentables
más impresionantes del mundo
Uno de los movimientos con mayor empuje en los últimos 20 años ha sido el de la arquitectura sostenible. En algunos países del mundo ya es una realidad consolidada y, en otros, está muy cerca de conseguirse, como es el caso de España, que aumenta progresivamente su porcentaje de construcciones que entran dentro de la definición de arquitectura sustentable.
¿Qué es una casa sustentable? ¿Qué condiciones deben cumplir los edificios verdes? ¿Qué beneficios tiene la arquitectura ecológica? Para dar respuesta a estas y a otras muchas cuestiones, a continuación analizamos en profundidad la que ya se conoce como edificación del futuro:
Hablamos de los fundamentos de la arquitectura ecológica, qué se está haciendo en el marco legal, tanto en España como en el extranjero, y hacemos un repaso por los arquitectos y las obras más destacados dentro del sector…
Hablar de arquitectura ecológica, o arquitectura sustentable, va más allá de incorporar elementos verdes en el diseño y construcción de un proyecto.
Para que una práctica arquitectónica entre en el concepto de ecológica debe usar materiales de construcción sostenibles, emplear estos insumos de manera eficiente y tener una aproximación bioclimática en su construcción, es decir, que no genere un alto impacto en el paisaje del lugar. La idea es programar, proyectar, diseñar y reciclar para poder tener edificios sostenibles.
Bajo este término se pueden aceptar otros afines, que cumplen los mismos requisitos, e incluso más, como la bio-construcción, la arquitectura verde o la eco arquitectura que son aquellas estructuras amigables con el medio ambiente. No es posible ubicar edificaciones de gran valor artístico, en honor a la ecología, con este tipo de arquitectura, si es que este despliegue de arte supone el despilfarro de materiales.
La sustentabilidad de la arquitectura reside, principalmente en lo que quiere alcanzar con su aplicación, y estas metas, por demás loables, comienzan a tomar forma una vez se conforman los espacios para su proliferación.
El primer acuerdo de la arquitectura ecológica es su carácter sostenible, por tanto cuando este no se cumple, se está desviando de su propia naturaleza. En este camino de ser sustentable, debe procurarse el ahorro económico no solo al momento de realizar el proyecto si no al trazar su modo de vida posterior.
Un edificio ecológico deberá ser capaz de reutilizar y ahorrar recursos para su funcionamiento. La incorporación de materiales reciclados a muy bajo costo es una opción para construir viviendas o reconstruir viejas casas a punto de demolerse.
Por ejemplo, algunos países desarrollados están levantando el sistema de aislamiento de sus viviendas con este tipo de insumos, y son cada vez más los nuevos emprendimientos que se dedican a tomar los desechos de la construcción –alrededor de 1,1 toneladas de residuos al año por habitante en España– y convertirlos en nuevos materiales para futuras edificaciones.
La cuota de ahorro energético que pueda tener una estructura es de suma importancia para este tipo de arquitectura. Para ello se deben considerar tres factores: el área externa, el volumen y el aislamiento térmico que emplee el edificio.
Cuanta menos superficie externa ocupe la dinámica de funcionamiento de la estructura, más ahorro energético proveerá.
De esta forma, esforzarse por contar con un buen aislamiento térmico será la mejor forma de administrar correctamente la pérdida de calor. Un buen aislante natural pueden ser los jardines en las cubiertas, los jardines verticales o la ubicación estratégica de árboles.
Hacer uso de energías renovables en el desempeño del proyecto también es un must. Esto incluye el empleo de sistemas de reciclaje y el mayor aprovechamiento de la luz natural, así como el bajo consumo eléctrico para electrodomésticos e iluminación artificial.
Al momento de hacer realidad la construcción, suele consumirse mucha energía, con una importante cuota de emisión de dióxido de carbono al planeta. Así, la huella de carbono que deja la construcción en el mundo es sumamente elevada, a razón de 1 tonelada de CO2 emitida por cada tonelada de cemento que se produce.
De allí que la arquitectura ecológica opte por emplear otros materiales para levantar sus bases, desde nuevas mezclas de bambú, madera y plástico, hasta conglomerados de fibras de cáñamo, paja y polvo de acero.
Para minimizar el impacto ambiental de un edificio, se requiere estar a favor de una planificación concienzuda desde la idea hasta su inauguración. Una construcción responsable considerará la orientación de la estructura en base al clima, la selección de materiales y todos los ecosistemas del entorno.
Por otra parte, la contemplación de elementos ignífugos para la vivienda o edificación, menos tóxicos y más amigables con el ambiente, también es un apartado en el listado de nuevas construcciones ecológicas.
Algunos materiales ignífugos caseros se consiguen en minerales como la arlita, perlita y vermiculita, que resultan inertes y sin ningún componente tóxico añadido.
Pensar cómo afectará o beneficiará un edificio la salud de sus habitantes forma parte del concepto eco-arquitectónico.
Todos los insumos que levanten una casa denominada sostenible deben ser completamente inofensivos para sus usuarios y la mejora técnica de un elemento de construcción no debe comprometer nunca las cualidades vitales o bióticas de un material.
El uso de cemento y mezclas sintéticas debe reducirse al mínimo, y en el mejor de los casos, no emplearse para evitar patologías derivadas del contacto con el mismo, como alergias o dificultades respiratorias.
Otro factor a considerar es la ubicación de la casa o edificación. Cuando prevalece una decisión por la cercanía de parques y fuentes verdes de oxigenación, sobre las facilidades del terreno, con seguridad se está garantizando la naturaleza ecológica de la construcción. Algunos arquitectos incluso consideran qué tan a menudo tendrá que usar el coche los habitantes de una edificación para trasladarse a sus puestos de trabajo o centros de servicio.
Otro fundamento clave de una casa bioclimática es su disposición para recibir la mayor cantidad de luz natural que pueda.
En este caso se colocan de forma estratégica claraboyas y ventanas en zonas claves como la cocina y el baño, de uso frecuente en una vivienda.
De esta forma, apelar a la fuente eléctrica para la luminosidad queda casi limitado a las pocas horas de la noche en que los habitantes hacen uso de estos espacios.
En la concepción de las bio-construcciones no hay cabida para el egoísmo, y esto incluye la manera de decidir dónde se llevará a cabo un proyecto.
Para abrazar la definición verde podría pensarse que la mejor opción es un enclave en medio de la naturaleza, pero esto no va de la mano con la intención de minimizar el impacto ambiental.
Iniciar un proyecto en medio de un bosque también supondría un funcionamiento anclado en un mayor gasto energético por la necesidad de usar un transporte para llegar a la ciudad.
Lo ideal es que se apele a una zonificación mixta, que saque el mayor provecho de una zona entre áreas industriales, comerciales y residenciales.
Los arquitectos sustentables toman en cuenta la toxicidad de los materiales que van a emplear. No pueden ser elementos con grandes dosis de solventes, polvos o agentes nocivos para la salud.
Afectaría a los trabajadores que se involucren en la construcción y más adelante, a sus usuarios.
Entre los productos que sí son bienvenidos en este tipo de arquitectura sostenible se cuentan la piedra, el vidrio, la madera tratada (de cultivo, no primitivas), el barro, la arcilla, mazorca, entre otros.
Todos estos materiales sustentables son de bajo contenido energético, casi nula emisión de gases efecto invernadero y en muchas ocasiones reutilizados eficientemente.
La construcción sostenible constituye una propuesta que no solo implementa vegetales y plantas en su diseño, si no que basa su sostenibilidad en el uso de técnicas que preservan el medio ambiente y prefiere energías renovables.
El origen de la arquitectura sustentable se remonta a los años 90 en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, donde se abrió paso a un estilo de arquitectura autosuficiente y promotora de la conservación ambiental, por tanto se inscribe en la tendencia ecológica con gran aporte para la sustentabilidad de los espacios.
Cuando se pone en marcha una edificación con filosofía ecológica, lo primero que se hace es una especie de auditoría energética. Este inventario permitirá saber con qué entradas y salidas de energía contará el edificio como sistema, de manera que se garantice el bienestar térmico, la salubridad y la seguridad.
En el caso de la dinámica que mantiene funcionando internamente a una estructura, conviene desplegar un esquema de enfriamiento de maquinarias y demás elementos del engranaje mecánico del edificio, que sea autosuficiente, sin necesidad de hacer uso de fuentes de energía extra.
Pero cuando se habla de mantener una buena temperatura para los usuarios de una estructura tradicional, generalmente se utilizaba un climatizador de aire que funcionaba a partir de gas refrigerante o tuberías de agua.
En el caso de un edificio ecológico, la operación de este tipo de artefactos se hace a partir de recursos naturales sin intervención de fuerzas artificiales, es decir, estaría hablándose de un acondicionador evaporativo.
Este sistema de climatización emplea una fuente de aire natural que generan con una pequeña bomba de agua y un ventilador, logrando reciclar el aire constantemente.
En construcciones unifamiliares, solían emplearse otras maneras para refrescar el ambiente, como el aire acondicionado. Pero el esquema de trabajo de esta maquinaria no se acopla con los objetivos de reducción de consumo energético de la bio-arquitectura.
Si se compara climatizador vs aire acondicionado, podrá concluirse que por mucho menos inversión energética, se pueden obtener los mismos, y hasta mejores resultados con un climatizador para casa que supone un ahorro hasta 80% por encima de los aires convencionales.
Contar con un sistema de aislamiento que contribuya al ahorro de energía es imprescindible. Esto permitirá mantener los espacios internos calientes en invierno y frescos en verano.
Recurrir al uso de cierres herméticos hechos de lanas de vidrio o poliestireno, favorece en gran medida a la reducción del gasto energético. Un buen panel de corcho también hará las veces de aislante térmico en perfecta afinidad con el criterio sustentable pues no es tóxico, y resultan muy fáciles de montar.
Son usuales la implementación de sistemas de aerotermia con radiadores, un esquema de funcionamiento reversible, que permite una emisión integrada para calentar o refrigerar un espacio de la manera más sencilla posible, y sobre todo, económica.
La aerotermia es una tecnología limpia que extrae más del 70% de la energía del aire, así que elimina el factor combustión de otros sistemas.
El sistema admite aerotermia ACS, es decir, con el mismo equipo que se procura aire acondicionado en casa y calefacción en invierno, se obtiene agua caliente en toda la estructura, de una manera 25% más barata que la que se obtiene a gas.
Las bombas de calor de aerotermia de alta temperatura son unas de las más eficientes para la climatización de la casa o edificio ecológico. Unen electricidad, mecánica y química para aprovechar toda la energía del aire exterior.
Sin embargo, los inconvenientes de la aerotermia aparecen cuando notamos que se requiere de una alta inversión inicial, que siempre necesitará una unidad exterior para funcionar y que se limita, en su forma más óptima, a radiación de baja temperatura o calefacción por aire.
Y aunque consume electricidad, es cuestión de sopesar los beneficios y su alineación con el fin último de la arquitectura verde.
Los dispositivos solares activos, tales como paneles fotovoltaicos son la principal fuente de energía alternativa en un edificio eco-amigable. Ayudan a facilitar electricidad sostenible para cualquier uso requerido, así que, en el caso de contar con techos inclinados, conviene ubicar estos dispositivos de manera que se logre una captación óptima de energía solar y potenciar la eficacia del sistema al máximo.
Para aprovechar este recurso, algunos arquitectos han llegado a construir edificios que se mueven a través del día para poder seguir la luz del sol y aprovechar sus beneficios.
Los generadores eólicos constituyen otra forma de energía alternativa para zonas donde la velocidad del viento es importante. Se han llegado a levantar edificios con demanda de energía cero al lograr combinar la energía eólica y los sistemas de calefacción solar activos. Un verdadero ejemplo de arquitectura y sustentabilidad.
La arquitectura ambiental se esfuerza en utilizar materiales reciclados, disminuyendo enormemente el consumo de materias primas y por supuesto, reduciendo la cantidad de desechos. Son cada vez más la cantidad de materiales replanteados en su uso que sirven a la noble misión de la arquitectura ecológica.
¿Ejemplos de componentes con mínimo impacto ambiental? Las placas TAMOC hechas de viejas alfombras usadas en complejos de oficinas y en el interior de vehículos. Resultan placas muy ligeras y decorativas, de buena estabilidad dimensional y con maravillosas propiedades acústicas y térmicas.
Otra propuesta es la de paneles ecológicos, hechos con los residuos de los cultivos en la agricultura que llegan a ser, técnicamente hablando, incluso más eficientes que los conocidos tableros de MDF o fórmica.
Por otra parte, una vivienda sostenible sabrá gestionar el recurso del agua de forma muy eficiente. Para ahorrar agua en casa, tratándose de una unidad ecológica, lo primero es diseñar un sistema que permita reutilizar aguas pluviales y grises dentro del hogar.
Otras medidas para ahorrar agua en casa, se enfocan en mejorar todas las fuentes de agua con ahorradores en grifos y duchas, establecer una pauta de recirculación de agua caliente sanitaria y la optimización de la red de riego.
Para gestionar los desechos propios de las demoliciones, lo ideal será categorizarlos en plásticos, metales y cerámicas, de manera que se facilite la reutilización y recuperación de materiales para futuras construcciones.
Por otra parte, la arquitectura sostenible incorpora en su propuesta habitable, el tratamiento de materiales de desecho cotidianos con el uso de sistemas de tratamiento de aguas grises con filtros y la estabilización biológica a partir de juncos y otras variedades vegetales acuáticas.
Otro aspecto importante que debe sostener una pieza de la eco arquitectura, es marcar como parámetro la eficiencia en todo sentido. Hacer el diseño de los espacios de manera que no haya cabida para la negligencia, el deterioro o el descuido, y esto incluye la manera más idónea para evitar la acumulación de polvo y suciedad, poder contar con una dinámica de limpieza adecuada y limitar el uso de productos químicos y pesticidas.
Gracias a la estrategia de gestión que proponen los arquitectos sustentables, poco a poco se han ido derribando las creencias que señalan las construcciones sostenibles como más costosas que las tradicionales. Esta planificación permite reducir sistemas eléctricos, mecánicos y estructurales al mínimo, siempre buscando plantear un diseño integrado más eficiente, y por tanto, de bajo coste.
Una vez en marcha el funcionamiento de la edificación, el beneficio económico más evidente es el del consumo de energía, pues una estructura verde puede llegar a usar hasta 30% menos que un edificio tradicional.
El ahorro será aún mayor si el diseño sostenible contempla una filosofía eco-eficiente en toda su expresión que lleve a la posibilidad de generar energía en el mismo espacio, con sistemas a base de energías renovables.
Otro gran acierto en los edificios sostenibles es el ahorro del agua, apelando al almacenamiento de aguas de lluvia recogidas en las cubiertas de la estructura para reconducir su uso, o la irrigación de las áreas verdes con parte de las aguas grises.
Plantarse a las necesidades humanas con un firme sentido de compromiso con el medio ambiente da sus frutos.
Entre los principios de la arquitectura sustentable está el manejo eficiente de las energías, y con esto, el primer resultado es la reducción en la emisión de CO2, que también evita la producción de gases de invernadero y por tanto, ayuda a frenar el fenómeno del calentamiento global.
Mejor aún, cuando una construcción verde se diseña pensando en evitar el uso del transporte por parte de sus usuarios, se mantienen a raya otros efectos de la actividad humana como la producción de ozono troposférico, que se genera con la quema de combustibles fósiles. Este, contrario al que se encuentra en la estratósfera y protege a los seres humanos, resulta dañino para la salud y la vegetación.
Por otra parte, la instalación de techos verdes aumenta la cantidad de calor absorbida y se evita el conocido “efecto de isla” en plena ciudad. Se propicia también, un maravilloso hábitat para la fauna silvestre de la zona, e incrementan la calidad del aire que se respira.
Cuando una estructura reúne ciertos requisitos de habitabilidad y funcionamiento, como lo hace una casa sustentable, la reducción de agentes contaminantes alrededor de la vida diaria es real, y por tanto la mejora de la salud.
Considerando los seres humanos pasan casi 85% de su tiempo en ambientes interiores, sea por trabajo o por razones domésticas, el impacto positivo en la comunidad es bastante notable.
Otra de las características de los edificios con elementos sustentables es que logran reducir ampliamente la demanda en las infraestructuras y servicios municipales, pues el propio planteamiento de su funcionamiento abarca esto.
La demanda de agua es menor y esto se traduce también en menos aguas residuales, sin contar con que, la mayoría de los proyectos ecológicos le dan un segundo uso a estas aguas.
Para beneficio de la comunidad, en muchas ocasiones los edificios verdes logran rehabilitar áreas olvidadas de la zona de construcción, sea por contaminación o deterioro, y le aportan un nuevo valor a la urbanización.
Tienen la autoría de uno de los ejemplos de arquitectura sustentable más interesantes de España, “Las Huertas de Caramoniña”. Ubicado en la ciudad de Coruña, este espacio fue objeto de modernización, concretamente de su canal superficial, con un excelente aprovechamiento de sus colinas, pendientes e incluso pozos.
El estudio de arquitectura Ábaloalonso, que respalda a los profesionales detrás de este proyecto, ya tiene en su haber varios reconocimientos por la rehabilitación y desarrollo de edificios sostenibles en Galicia.
Responsables del diseño de la Biblioteca Pública de Ceuta, levantada alrededor del antiguo yacimiento medieval que data del siglo 14, con marcado respeto a sus líneas naturales.
El espacio de 6159 metros cuadrados es considerado un punto de encuentro de todas las características de la arquitectura sustentable, por emplear vidrio y aluminio para preservar la energía y mantener intacto el inmenso valor cultural y arquitectónico de estos restos arqueológicos.
La obra de esta pareja de arquitectos ha sido reconocida en numerosas ocasiones. En 2014, con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por el Gobierno de España, en 2007 con el Premio Nacional de Arquitectura Española y los premios ar+d Award, Europan II y IV, Gold Medal International Prize for Sustainable Architecture, Mediterranean Sustainable Architecture Award, Premio Europeo de Intervención en Patrimonio Arquitectónico AADIPA, entre otros galardones.
Este arquitecto español con más de 20 años de trayectoria, desde hace un tiempo para acá solo acepta proyectos que tienen un matiz ecológico firme.
Su mayor aporte a la onda bio en la construcción es haber establecido una avanzada metodología para diseñar que se basa en estructuras con autorregulación térmica, y la capacidad de iluminarse de forma natural, sin necesidad de recurrir a ningún tipo de artefacto tecnológico.
De allí que su insignia es la realización de proyectos de bajo consumo energético, coste económico muy reducido, y un maravilloso espíritu conservacionista. Esto, se ve reflejado en los más de 200 proyectos que tiene a cuestas, entre ellos el Proyecto GAIA en Toledo, España, un conjunto habitacional con 7 propuestas distintas de casas bioclimáticas.
Al frente de una de las firmas más importantes de España, heredada de su padre quien la fundó en 1920, Rafael de la Hoz se ha destacado por ser pionero en diseño y vanguardia, y los ejemplos de arquitectura sustentable no son la excepción.
La sede corporativa de Repsol, con certificación LEED Platino otorgada por el prestigioso organismo United States Green Building Council (USGBC) es muestra de ello, al ser considerado uno de los edificios más sostenibles de toda Europa.
Con la firma del estudio de Arquitectura Ecosistema Urbano, este proyecto madrileño cuenta con una guardería y un espacio de recreación urbana que a su vez consta de una plaza y un centro de juego infantil. El objetivo de levantar este conjunto, está ligado a la recuperación de esta zona de la ciudad, tan deteriorada por encontrarse en las adyacencias de un centro industrial, y además, lograr una muy considerable reducción del coste energético.
Para lograr esto último, los arquitectos decidieron enterrar la mitad del edificio impulsando la estabilidad térmica en su interior, sin importar la estación en la que se encuentren.
Con fachada acristalada mirando al Sur, la Plaza Ecópolis aprovecha al máximo la captación solar para su funcionamiento. El área de guardería está sostenida con una ligera instalación de acero, recubierta con una capa textil bioclimática, dotada de sensores que detectan la posición del Sol y dan paso a una leve rotación para buscar la mejor orientación.
En esta sincronía perfecta, el sistema de residuos no podía ser mejor: todo lo que cae en el alcantarillado da a una laguna próxima donde los desechos se purifican de forma natural mediante micrófitos acuáticos.
El estudio Ruiz Larrea y Asociados, se lleva los créditos de esta unidad habitacional guiada a plenitud por el uso de materiales provenientes del entorno próximo, la perfecta orientación de su disposición y un coste energético para su correcto funcionamiento completamente nulo.
La casa está construida con piedra tosca volcánica, madera reciclada de riga, hormigón abujardado, vidrio y piedras basálticas, las cuales fueron empleadas en jardinerías, aislamientos e impermeabilizaciones necesarias en su estructura.
Dada las loables condiciones climáticas de la zona, la unidad no requiere calefacción o refrescamiento artificial alguno, permitiendo un origen completamente bioclimático, que acentúa el control de la renovación de aire en esta casa eficiente energéticamente.
Además, el engranaje perfecto con el paisaje permite sacarle provecho a las energías eólicas del parque situado junto a la unidad.
Como elemento local destacan los muros estabilizados de doble hoja de piedra autóctona de la isla de Tenerife, apoyados directamente en la superficie para que la cámara de aire interior funcione a modo de distribuidor térmico del aire fresco, de afuera hacia dentro.
Un sistema de goteo logra mantener húmeda la fachada vegetal y plantas tapizantes dispuestas sobre la losa de hormigón, ayudando a su evaporización y por ende, sirviendo de garante de la temperatura constante, aun con la constante exposición al sol.
Un circuito de instalación de paneles de ACS, baterías y alternadores para paneles fotovoltaicos, completan la unidad bioclimática.
Está localizado en la zona de Campo de las Naciones, en Madrid y se le conoce por ser precursor en la obtención de certificados. El parque empresarial Alvento, de la mano de Ortiz León Arquitectos, fue el primero en conseguir el LEED en España y Europa en 2006, un certificado que se basa en varios aspectos como eficiencia, localización y transporte; la calidad ambiental interior, la innovación, el ahorro de agua así como los materiales y recursos para su construcción.
Son más de 32 mil metros cuadrados de zona empresarial verde, una de las más importantes de Europa, que precisamente tiene un ahorro de energía de 80 mil euros anuales y cerca de 12 mil 900 euros en agua.
El ahorro energético de este complejo habitacional, de 75,64%, entre otras características de arquitectura sostenible, le ha valido ser el único edificio residencial de toda Europa con la certificación LEED Platino.
Son 80 viviendas que albergan a más de 200 personas desde 2015, con un ahorro de 107 mil euros anuales, solo por lo que no gastan en agua caliente, climatización y calefacción, considerando que el promedio de coste energético mensualmente en una vivienda es de 37,50 euros.
La base de este proyecto son las sondas geotérmicas, que toma la temperatura en las capas de la corteza terrestre para distribuirlas de forma eficiente de acuerdo a los requerimientos humanos en cada estación.
Diseñada por César Pelli, este centro de negocios de 41 plantas fue toda una novedad en 2006 cuando se inauguró, con el respaldo de ser la primera obra Doble Platino de España y Europa.
Los espacios de la Torre Iberdrola en Bilbao, abrazan sin duda todo lo que es un edificio sustentable.
Más allá del ahorro de energía, convergen otros logros como la calidad del aire, el uso de un vidrio muy transparente –tanto como sus objetivos de energía sustentable-, recuperación de aguas grises, parqueo para coches eléctricos, grifería electrónica, en fin.
Todos los detalles, bien pensados, que requiere una obra arquitectónica de este calibre y de esta naturaleza.
El verdadero concepto del hotel sostenible se experimenta en el MiM. Un edificio de 77 habitaciones con todas las comodidades que puede ofrecer un alojamiento a 100 metros del Mediterráneo y que se convirtió en el primer hotel de toda Europa en obtener el reconocimiento más alto en sostenibilidad, el LEED Platino. No en vano el delantero argentino Lionel Messi puso el ojo en esta propiedad.
El 80% de los materiales con que fue levantado este edificio de turismo fueron reciclados y reciclables. Además, para la electricidad cuenta con pequeños molinillos, así como placas solares para proveer 80% del agua caliente que se consume en su operación anualmente.
Cristales de baja emisión frenan el calor, pero dan paso a la maravillosa luz solar, mientras en toda la estructura se usan LED de bajo consumo. Ubicado en la costa de Cataluña, en Sitges, el hotel MiM es todo un oasis de sustentabilidad que funciona desde 2015.
Un proyecto que destaca por su marcada eficiencia energética, a partir del uso de prefabricados de madera, aislantes de lana de oveja y fibra de madera.
Josep Bunyesc es el autor de esta unidad que apenas necesita 10 kwh/m2 al año para funcionar lo que convierte la propuesta en una instalación 80% de energía renovable.
Para el sistema de calefacción y agua caliente emplea una caldera de biomasa y un auxiliar eléctrico, alimentado, como el resto de la casa, con paneles solares fotovoltaicos.
El británico Richard Rogers estuvo al frente de su diseño junto a un equipo español, logrando obtener un récord de puntuación para su pre-certificación como estructura LEED Platino de 54 puntos.
Los 108 mil metros cuadrados de la edificación fueron inaugurados en 2009 como la más fina muestra de fusión entre sostenibilidad y diseño.
Está conformado por siete edificios con energía solar fotovoltaica, todos ellos ubicados de manera que puedan maximizar las sombras entre sus alturas.
Cuenta con microclimas al aire libre que se conectan de patio a patio mediante elementos acuáticos y un disco Stirling que reúne toda la energía solar durante el día para poder garantizar la iluminación exterior durante la noche. En total, un grandioso edificio que produce 66% de la energía que consume.
Esta unidad habitacional de Ecoproyecta apenas tiene un espacio de 85 metros cuadrados y solo emplea energías renovables para su funcionamiento. No tiene fuente eléctrica ni agua como tal, solo un sistema de depuración de agua. Esto se traduce en un escaso consumo de 10% de energía.
Estas dos cúpulas que contienen un área de sala-cocina, un dormitorio y un espacio para el aseo personal, fue construida completamente con madera y celulosa natural, además de un mortero de cal como envolvente para regular naturalmente la humedad en la estructura. Su forma geodésica permite recibir luz solar desde distintos puntos.
Este conjunto de 88 viviendas, autoría de Alejandro Zaera, ya se ha convertido en un ícono de la construcción sostenible. Ubicadas en el barrio de Carabanchel, en Madrid, este complejo de casas honra las propiedades del bambú con su cobertura exterior, que permite aislar el edificio y reducir ampliamente el consumo eléctrico.
Cofundador y director ejecutivo de MASS Design Group, organización sin fines de lucro que se ha caracterizado por promover la construcción de bajo impacto y en respeto consciente del medio ambiente que lo rodea, así como de la comunidad que interactúa en sus espacios.
El grupo de diseño, que opera desde 2008, ha logrado incluso establecer su propia fórmula para la evaluación del impacto de cada diseño. Se trata del modelo de práctica MASS: un estudio profundo de cada locación para comprender, de forma exhaustiva, los retos y desventajas de construir en cada lugar, y cómo una edificación puede mejorar el bienestar de sus habitantes.
Su frase insigne: arquitectura que cura. Uno de sus proyectos más famosos: La Universidad de Global Health Equity (UGHE) en Butaro, Ruanda que conjuga funcionalismo con bajo impacto, incorporando espacios como un vivero con plantas nativas de bajo mantenimiento y campos agroforestales en terrazas. Todo un plan holístico-ecológico.
Fundadores de VAMOS Architects, una casa de obras civiles que trabaja con entidades públicas y privadas, con un marcado sentido de optimización de espacios desde la creatividad y la interacción de los seres humanos con los espacios.
Uno de sus proyectos actuales es el prototipo urbano del Rootball Park, más que un espacio, un concepto de naturaleza portátil.
La idea es utilizar los árboles de las calles de Nueva York para programar una serie de parques emergentes en toda la gran manzana dándole a los neoyorquinos la posibilidad de disfrutar los árboles como parte viva de la ciudad.
El proyecto orquesta la disposición de los árboles, trasladados en contenedores maleables que se adaptan para servir de asiento a los ciudadanos.
El español es autor de la Facultad de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Universidad Politécnica de Florida. En su trayectoria destacan premios como el del Príncipe de Asturias de las Artes de 1999, el Premio Nacional de Arquitectura de 2005 y el Premio Europeo de Arquitectura de 2015.
Por este edificio en particular –la facultad en Florida-, Calatrava ha sido elogiado gracias a la visión futurista-sostenible que tuvo para desarrollarlo en sus 200 mil metros cuadrados.
El aluminio que utiliza para recubrir el edificio, permite una reducción de la captación solar de 30%, mientras que las 46 persianas que se despliegan en el tejado de la estructura regulan la luz solar con ayuda de pistones hidráulicos.
Es uno de los estudios más importantes de Inglaterra, fundado en 1999 por Chris Wilkinson y Jim Eyre.
Entre sus reconocimientos se cuenta el título de Diseñadores del Año otorgado por la Sociedad de Diseñadores de Inglaterra junto con The Design Council; el premio Stirling en 2001, otorgado por el Instituto Real Británico de Arquitectos, -RIBA por sus siglas en inglés- y en 2012 y 2013 ganaron el Premio Lubetkin, también del RIBA, por los proyectos del Centro Financiero Internacional de Guangzhou y por los Jardines de la bahía de Singapur, respectivamente.
Ambos se han conocido como impulsores de Transsolar, una organización alemana conocida por diseñar en respuesta al clima y el entorno local, y no al revés.
Con estrategias pasivas, Transsolar ha sabido dejar su eco-huella en el mundo de la arquitectura, pues son conocidos por ser un equipo que combina soluciones solares pasivas y activas que, conjugadas con los dones de la arquitectura, permiten modalidades innovadoras, de baja energía y poco recurso tecnológico, como lo son sus famosos jardines de invierno para recolectar calor y mitigar los ademanes del ruido.
Desde sus inicios en 1992, el objetivo principal era eliminar la demanda de energía nuclear que se suscitaba en el mundo y darle cabida a fuentes de energías renovables. Instauraron con amplia propiedad de acción, el término “Klima-engineering” con soluciones conscientes y amigables con el entorno.
Su autor, David Kirkland usó el tradicional ladrillo con materiales locales poco procesados para lograr una casa de formas fascinantes y, lo más importante, de bajo consumo energético. En su construcción no dejó de pensarse en un aislamiento eficiente para hacerle frente a las condiciones de Hertfordshire, Escocia, donde se encuentra ubicada.
El japonés, famoso por ser el arquitecto de las casas de papel, hizo esta vivienda en Long Islanda, cerca de Nueva York, con módulos prefabricados de madera, reduciendo ampliamente los costos de construcción, y logrando reinterpretar la visión del alemán-estadounidense Mies van der Rohe quien habría iniciado la pieza arquitectónica en 1924, y cuyo mobiliario ecológico se mantuvo en la propuesta de Ban.
Esta se perfila como la mayor ciudad sostenible de Europa. Comenzó a construirse en 2012, y aunque se estimaba que estuviera lista para 2015, 65% del lugar continúa en construcción.
Se encuentra a 20 kilómetros de Moscú y tendrá viviendas para al menos 31 mil personas. Panasonic, detrás de la infraestructura, aportará su tecnología con bombas de calor, paneles fotovoltaicos y baterías de litio-ion, que ayudarán a la ciudad a tener un sustento energético propio.
Se levantó como la construcción más sustentable de Australia, al conseguir la distinción de 6 estrellas de la Green Building Council.
Su revestimiento de madera reciclada con células fotovoltaicas, es su primera carta de presentación, pero además cuenta con superficies reguladores de temperatura, un sistema para reciclar automáticamente las aguas contaminadas del edificio, 5 torres de agua para moderar la temperatura de la estructura a través de un proceso de evaporación y turbinas de viento que garantizan el enfriamiento durante la noche.
Fue construido con el método BREEAM, Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology por sus siglas en inglés, que garantiza construcciones con el máximo nivel de sustentabilidad posible.
Tiene 72,5 metros de altura y emplea un sistema conjunto de electricidad y calor, el cual se alimenta de aceite de semillas de uva cosechadas en una granja comunitaria.
Como toda buena propuesta sostenible, consta de un método de reciclaje de desechos y aprovechamiento de agua de lluvia.
Con una proyección de vida útil de 250 años, este edificio comercial resulta el primero en su tipo más ecológico del mundo.
No consume ningún tipo de energía convencional, y en cambio cuenta con un manejo de aguas procesadas independiente del servicio municipal, paneles solares de gran magnitud en el techo, equipo de geotermia como climatizador de aire y estrictas medidas de ahorro de energía que disminuyen el consumo al menos a un tercio de lo regular.
Es un perfecto ejemplo de autoabastecimiento. Con sus 300 metros de altura, el Pearl River, extrae todos los recursos necesarios para su consumo energético de las fuerzas naturales que le rodean.
En armonía con su llamativo aspecto, cuenta con unas turbinas eólicas receptoras de grandes ráfagas de viento gracias a la manera en que fue diseñado el edificio. También cuenta con climatización por suelo radiante, paneles solares y sistemas de iluminación de bajo consumo.
Se trata de una galería de dos niveles, cuya inspiración en el mundo vegetal es notable, debido a los elementos que le rodean en su diseño. Dos estanques de agua y áreas verdes flanquean este edificio autosuficiente y sostenible.
Placas fotovoltaicas revisten el techo y cambian de posición cada jornada para el máximo aprovechamiento de la luz solar. Con el objetivo de reducir la temperatura del edificio, el Museo del Mañana emplea el agua que aportan varias piscinas próximas.
Es obra del reconocido arquitecto español Santiago Calatrava y se encuentra en Rio de Janeiro, Brasil.
Hecho a partir de contenedores marítimos reciclados, Container city se ha convertido en uno de los espacios más trendy de esta localidad mexicana, albergando restaurantes, galerías, bares y tiendas.
No se trata solo del nuevo uso que les dieron a estos antiguos contenedores, sino de cómo manejan la sustentabilidad de la ciudadela, con sistemas de acueductos y pisos hechos a partir de materiales reciclados.
Gabriel Esper Caram, un diseñador gráfico de la Universidad de las Américas, fue el responsable de esta idea.
Este edificio eco-eficiente ubicado en la Facultad de Ingeniería Forestal de Yale, fue seleccionado como Edificio del Año en 2010 por The Architects Journal y como uno de los 10 edificios más ecológicos del mundo por el Committee on the Environment (COTE) del American Institute of Architects.
Usa 60% menos de energía y un 80% menos de agua que el resto de las instalaciones del campus donde se ubica. Fue diseñado por Hopkins Architects con una visión modernista pero honrando la herencia local.
Su forma rectangular se logró con cristal, piedra, hormigón y acero, albergando una maravillosa colección de sistemas eco-eficientes para su funcionamiento.
En la cubierta cuenta con placas fotovoltaicas integradas y tragaluces, colectores solares que garantizan el agua caliente de uso sanitario, bombas de calor geotérmicas, ventilación recuperadora de energía, un estanque de acumulación y purificación de agua de lluvia, entre otras tantas características que le valieron el LEED platino. Sin duda, importante referente del desarrollo sustentable en la arquitectura.
Uno de los primeros antecedentes a un cuadro normativo sobre bio-construcción en España se registró en 1998 con la creación del Consejo de Construcción Verde, un organismo sin ánimo de lucro, que buscaba promover este tipo de diseños y ser plataforma para conseguir el anhelado certificado LEED (Líder en Eficiencia Energética y Diseño sostenible), que otorgaban en Estados Unidos y que buscaba emularse en España.
Actualmente, todo proyecto de envergadura busca apegarse al criterio de esa certificación, y por tanto, son cada vez más los espacios legislativos que buscan consolidar este modo de construcción en todo el país.
El Plan de Energías Renovables 2011-2020 es uno de ellos. Fue aprobado en Consejo de Ministros en Noviembre de 2011 para fomentar el uso de energía que procediera exclusivamente de fuentes renovables en todo el país, incluyendo sobre todo a los nuevos proyectos arquitectónicos.
La meta es alcanzar al menos 20% del consumo final bruto energético español procedente de fuentes renovables.
Para la certificación de eficiencia energética de los edificios puede atenderse lo especificado en el Real Decreto 47/2007 –modificado en 2010-, que le otorga a las construcciones bio-inteligentes una etiqueta de eficiencia energética, la cual será renovable y comprobable en un período determinado.
A nivel Europeo e internacional, las certificaciones LEED y BREEAM son las que rigen a las nuevas construcciones.
Ambas instan a los constructores y arquitectos a diseñar sus proyectos combinando ciertas medidas para la realización y posterior funcionamiento como el aprovechamiento de la luz diurna, la optimización de la iluminación artificial con dispositivos LED, el confort térmico autosuficiente, la preferencia por ventilación natural, además de la mejora en los sistemas de climatización.
Por supuesto que el empleo de materiales no tóxicos y desplazamiento de insumos tradicionales con efectos secundarios también está contemplado.
Hay una serie de categorías de impacto definidas en la Norma Internacional ISO 14025, -siendo ISO la Organización Internacional de Normalización, por sus siglas en español-, desplegadas en la Declaración ambiental de producto conocida como DAP.
Las DAP vienen a funcionar como Etiquetas ecológicas, basadas en el análisis del ciclo de vida de las construcciones, así como otros parámetros que incluye, por ejemplo, el agotamiento de los recursos
Existen administradores de verificación de DAP a nivel internacional que basan su evaluación de edificaciones en Declaraciones ambientales que se rigen por la Norma Europea EN 15978.
Progresivamente, el movimiento arquitectónico mundial ha incorporado, de la manera más natural, los principios de la arquitectura verde como el camino a seguir sin excusas.
Las características de una casa sustentable resultan imbatibles frente al despilfarro y la inconsciencia medioambiental que supone la arquitectura tradicional.
Empezando por cómo ahorrar agua en casa, hasta instaurando toda una dinámica de manejo eficiente de residuos y desechos reciclables.
La economía sostenible se ha convertido en una solución fundamental e ineludible para el futuro de la vida en este planeta.