Sin importar la era en la que se encuentre la humanidad, la arquitectura egipcia sigue resultando fascinante.
Arquitectura Bauhaus:
Historia, características y ejemplos del arte y diseño de la icónica escuela Bauhaus
Caracterizada por estar intrínsecamente ligada a los preceptos políticos y religiosos del antiguo Egipto, en el que las monarquías faraónicas reinaban con esplendor, la arquitectura egipcia aún hoy en día desconcierta por varios aspectos:
El primero de ellos es la precisión en términos de ingeniería y la gran habilidad de los artesanos y obreros de la época. En segundo lugar, muchos aún encuentran sorprendente la abundancia de piedra tallable y, al mismo tiempo, la facilidad para crear unas estructuras tan duraderas en las construcciones.
Para estudiar la arquitectura de Egipto, es preciso tener en cuenta su base artística e histórica. La civilización egipcia es de carácter fluvial y agraria. El pueblo egipcio se desarrolló en base al río Nilo, su crecida y canalización.
A su vez, el movimiento de este importante río influyó en la forma en que la civilización egipcia manejaba sus cosechas. Por su parte, estos ciclos agrarios tuvieron su cuota de influencia en la religión, el gobierno y en el arte del Antiguo Egipto.
Dicho esto, una de las principales características del origen de la arquitectura del Antiguo Egipto es su geometrización, que buscaba representar sus campos.
Asimismo, las columnas guardan directa relación con algunas de las plantas cultivadas en el río Nilo. Vale precisar la importancia del culto a los dioses y a la representación de la “vida después de la muerte”, caracterizado también en la arquitectura.
Aunado a estos aspectos que dan origen a la arquitectura egipcia, también se halla el culto al faraón, no solo como gran figura política, sino que incluso tiene importancia religiosa.
En Egipto, el faraón era más que un rey, era un dios en la Tierra. La arquitectura egipcia también va a definir distintas épocas en la historia del Antiguo Egipto, que vale la pena revisar.
La época predinástica tinita del Antiguo Egipto abarca tanto el periodo previo como el nacimiento de las primeras dinastías faraónicas, con la primera unificación del país del Nilo. Esto se da en el año 3.200 a.C. Antes de esa unificación, la era que dominaba en Egipto era la predinástica.
Esta fase predinástica sentó las bases de la gran civilización egipcia que se conformará después, gracias a la evolución de las comunidades que ya hacían vida en Egipto. Si bien no se conocen suficientes signos arqueológicos de su arquitectura, esta era predinástica por el contrario ve el nacimiento de la escritura.
Previo a la unificación que dio paso a la era dinástica tinita, Egipto estaba conformado por dos reinos: el del Alto Egipto (del curso alto del Nilo) y el del Bajo Egipto (en el curso bajo). Posteriormente, un rey del Alto Egipto conquista la zona baja del país, con lo cual se da lugar a la unificación y comienzo de la I dinastía de Menes o Escorpión.
El Egipto de las primeras dinastías establece todos los elementos principales de los aspectos políticos y religiosos, así como de las características del arte egipcio y de la arquitectura. Son los primeros reinados o las dinastías I y II, comúnmente denominados dinastías tinitas, por tener su origen en la ciudad de This o Tinis. La era tinita supone el comienzo de la organización del estado egipcio.
En cuanto a la arquitectura, se tiene especial énfasis en la del tipo funerario, en el que las mastabas tienen una importante transformación. Estas tumbas, que antes eran construcciones sencillas de adobe y piedra, ahora pasaban a tener una forma troncopiramidal de base rectangular. Luego, a partir de la II dinastía, comienzan a erigirse los primeros desarrollos urbanísticos, aunque todavía con un aspecto y funcionalidad bastante arcaicos.
El periodo del imperio antiguo comienza a partir de la III dinastía, cuando se nombra a Menfis como la capital de la nación. Es en esta era cuando los faraones deciden sustituir las mastabas por pirámides para sus tumbas. Una de las construcciones más destacables de esta época es la pirámide escalonada de Saqqara, que construyera el arquitecto, pensador y científico Imhotep para el faraón Zoser (c. 2737-2717 a.c.).
El complejo, desarrollado en caliza local, fue una de las primeras construcciones monumentales de la arquitectura egipcia. En el Imperio Antiguo, se le dio mayor uso a la caliza y el granito para construir edificaciones de mayores dimensiones a sus predecesores de la época predinástica y tinita.
Una prueba de la precisión y eficiencia de los métodos egipcios para la construcción, es la Gran Pirámide de Gizeh. Este monumento egipcio, declarado como una de las siete maravillas del mundo, está construido a base de 2,3 millones de bloques de piedra, cada una con un peso de más de 2 toneladas en promedio.
Sobre el Imperio Medio, que comprende las dinastías XI y XII, se dice que hay pocos vestigios arquitectónicos. Sin embargo, una de las edificaciones resaltantes de esta era es la obra en el Deir al-Bahari, construida por el faraón Mentuhotep II, que rinde honor a la diosa Hathor. Como característica sobresaliente de este conjunto funerario vale mencionar su perfecta integración con el paisaje del lugar. La edificación, ahora en ruinas, constaba de calzada ascendente, templo del valle, patio y templo funerario.
En el Imperio Nuevo la arquitectura egipcia ve un interesante resurgimiento, gracias al buen periodo económico que vivió la nación. En esta era se ve el uso predominante de la piedra y la desaparición de la madera, en lo que respecta a las construcciones de templos. El Imperio Nuevo ve la inclusión de nuevos tipos de columnas, como las protodóricas, florales y papiriformes, así como los obeliscos.
La arquitectura religiosa tomó gran protagonismo, partiendo del reinado de Amenhotep III. Es así como los templos comenzaron a mostrarse precedidos por avenidas de esfinges que llevan a un pilono, usualmente acompañados por dos obeliscos. A estas estructuras también le acompañan estatuas de gran tamaño del rey y estandartes para representar al dios. Algunos de estos templos tenían lagos que representaban las aguas primordiales.
Se puede citar el templo de Karnak, Egipto, como una de las representaciones de este tipo de edificaciones, el cual luego fuese ampliado por varios reyes sucesores.
Este tipo de arquitectura tenía como función la durabilidad y con ella se perseguía que las edificaciones perduraran para la eternidad. Dentro de este tipo de arquitectura egipcia se encuentran las construcciones religiosas y los monumentos funerarios. Gracias a este tipo de arquitectura y a los materiales empleados, todavía es posible ver edificaciones imperecederas, en su mayoría tumbas retiradas de los principales centros de las ciudades de Egipto.
Era el tipo de arquitectura destinada para la construcción de obras civiles, como edificaciones en urbanismos, palacios y casas del Antiguo Egipto. El hecho de ser construcción perecedera no significaba que no se usaran materiales de buena calidad. Esto tampoco afectaba el esmero y el desempeño en la construcción. No obstante, este tipo de edificaciones sí sufrieron el paso del tiempo, por lo que actualmente son muy pocas las que pueden verse en pie.
La arquitectura egipcia toma sus elementos de los que componen el arte egipcio, de donde obtiene gran parte de su influencia. Dicho esto, los principales aspectos que pasan a componer la arquitectura egipcia, son:
La arquitectura egipcia fue muy influenciada por el medio en el que cual se construyó, entendiéndose por esto el espacio y las características naturales de Egipto. Teniendo esto como referencia, las características de la arquitectura egipcia son las siguientes:
Ya analizando a profundidad la arquitectura egipcia, es necesario tener en cuenta los elementos constructivos de la misma. Comenzando por los soportes, la arquitectura egipcia incluye los tipos de soporte más simples, siendo estos el muro, el pilar, el dintel y la columna egipcia.
En la arquitectura egipcia, los muros vienen a conformar las paredes laterales de las diferentes edificaciones. Su principal función es la de cerrar el edificio. En cuanto a los materiales y técnicas empleados para este tipo de soporte, resalta el ladrillo de adobe, así como la mampostería y la sillería.
Los sillares, generalmente son destinados para los templos de la arquitectura egipcia, los cuales se componen de bloques de piedra de caras perpendiculares. La técnica más noble de las tres es la sillería. Un ejemplo de esta técnica de construcción puede verse en las pirámides de Keops, Kefren y Menkaura, que están construidas por enormes sillares.
Por su parte, la mampostería es empleada para la construcción de los muros de adobe de las casas egipcias. Este tipo de mezcla se elabora con piedras sin desbastar; similar a la técnica del sillar, por lo que une piedras de diferentes tamaños con barro o cemento.
En cuanto a la técnica del adobe, se dice que es la menos noble de las tres, dado que permite que las edificaciones se construyan en menor tiempo, comprometiendo la calidad del acabado. Por tal motivo, los obreros egipcios colocaban capas de estuco decorado sobre los muros de adobe, para mejorar la apariencia de la obra.
Es el soporte menos utilizado en las edificaciones egipcias. Solo se tiene registro de su uso en las obras arquitectónicas del Imperio Antiguo y luego en el Imperio Nuevo. El pilar de planta rectangular acanalado es el más visto. No obstante, el pilar osiriaco también tiene cierto protagonismo, sobretodo en el Imperio Medio. Este último es un pilar de sección cuadrada con la estatua del dios Osiris adosada en una de sus caras, con la investidura de faraón.
Estos soportes son destinados a las obras imperecederas, por lo que puede verse mucho en los templos egipcios. Un dintel egipcio es el bloque horizontal de una puerta o ventana, sostenida por las jambas. Un ejemplo son los dinteles anexos a la pirámide de Kefren, de la IV dinastía. Otra variante del dintel es el arco egipcio; pero este era usado para construcciones de segunda o tercera fila. Uno de los edificios más modernos cerca de Lúxor posee ventanas y puertas abovedadas.
Son el soporte más común en las estructuras egipcias, a las cuales se les da un carácter colosal. Estas columnas requirieron de grandes conocimientos de ingeniería y de una técnica muy experimentada.
Para la construcción del soporte más importante de la arquitectura egipcia, los obreros iniciaban las bases de las columnas rellenando los espacios vacíos entre ellas con adobe, hasta llegar al metro de altura. Luego, se repetía el mismo procedimiento para completar otro metro de altura de la columna, y así sucesivamente, hasta terminar la estructura. Al finalizar la columna, se retiraba el adobe para luego tallar las columnas con diferentes motivos de jeroglíficos, darles color, o bien moldearlas según alguna de las formas específicas de los tipos de columnas que usaban los egipcios y que se detallan más adelante.
Las columnas egipcias se rigen por la estructura básica de tres partes, siendo estas el capitel, el fuste y la basa.
Las columnas egipcias son de las más variadas, cada una con un diseño particular que, dependiendo de su función, incluso podía realzar la belleza de la edificación. Entre los distintos tipos de columnas egipcias, se encuentran los siguientes.
Es una estructura de fuste liso, que muestra en su capitel la forma de una flor de papiro cerrada. Este modelo de columna es típica del Imperio Nuevo.
La columna lotiforme presenta el inicio del fuste ligeramente bulboso y fasticular (con forma de tallos de flor de loto semicirculares). El capitel por su parte, tiene forma de flor de loto con el capullo cerrado. Estas columnas fueron empleadas en edificios civiles y templos del Imperio Antiguo.
La columna palmiforme posee un fuste liso y un capitel con hojas de palmera abiertas. El complejo funerario de Unas presente este tipo de columnas, sin embargo, fueron usadas muy ocasionalmente, y solo hasta a partir de la V Dinastía.
Es un tipo de columna que encierra distintas variedades de pilares de flores, entre las que se encuentran las de forma cuadrada, acanalada y circular. La forma de la flor se situaba en el capitel. Un ejemplo de este tipo de columnas son las que pueden verse en el Templo de Karnak, específicamente en el Salón de los Anales del faraón Tutmosis III.
Existen dos tipos de columnas papiriformes: la abierta y la cerrada. La columna abierta, presenta un fuste liso en el que se ven inscripciones de jeroglíficos, con capitel en forma de flor de papiro abierto. Las edificaciones de Saqqara poseen este tipo de columnas. Mientras que la columna papiriforme cerrada presenta un fuste fasciculado y capitel con la forma de una flor de papiro cerrada.
La columna protodórica, también denominada como columna acanalada, posee fuste acanalado sin capitel. Generalmente, presenta tallos de plantas o cañas agrupadas. Fueron empleadas en el Imperio Antiguo y el Imperio Nuevo y pueden verse en el recinto del faraón Zoser.
Denominadas de esta forma, dado que representan a la diosa Hathor en el capitel. Otra característica de estas columnas es que llevaban el fuste liso. Es uno de los tipos de columnas más comunes, estando presentes en los templos dedicados a la diosa Hathor, específicamente en el Templo de Dendera o el Templo de Nefertari en Abu Simbel. Curiosamente, el uso de este tipo de columna está ligado al uso del sistro (el instrumento musical propio de las ceremonias y procesiones a la diosa Hathor).
Conocida como columna “Polos”, porque era una representación en piedra del tipo de madera del mismo nombre. Esta madera a su vez, era utilizada como punto de apoyo de las estructuras de algunos santuarios. Este tipo de columna no era tan común, por lo que únicamente puede verse en el Templo del Faraón Tutmosis III, en Karnak.
Son columnas sin capitel, con fuste circular y liso, por lo que son las más sencillas de entre la variedad de columnas egipcias.
Representa al árbol de coníferas en el capitel. Se emplearon en la muralla del complejo perteneciente a Djoser.
Es una columna que presenta estrías o acanaladuras en el fuste. Usualmente, este tipo de columnas se edificaban con capiteles muy complejos en cuanto a su forma.
Una de las más monumentales en cuanto a estructura y ornamentos, al presentar en la superficie frontal al dios Osiris. Tiene su origen en el Imperio Medio y es una columna que viene a ser parte de otro elemento arquitectónico. Pueden verse en el Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari y en el de Abu Simbel.
Como se mencionó anteriormente, los capiteles y sus formas eran parte esencial de la estética de las columnas egipcias. A continuación se detallan los tipos de capiteles.
Este tipo de capitel no tiene diseño, ya que pertenece a la columna protodórica o acanalada, la cual posee un fuste acanalado y recto, característica que impide el diseño en el capitel.
Es uno de los capiteles egipcios con el diseño más complejo e intrincado, que presenta diferentes diseños de flores, a veces en combinación con otros elementos arquitectónicos.
Este capitel representa el busto de la diosa Hathor sobre el fuste.
El capitel lotiforme presenta el diseño de una flor de loto completamente cerrada.
Similar al capitel hatórico, este capitel también presenta el busto de un dios, en este caso el del dios Osiris.
También uno de los capiteles que resaltan por su diseño complejo, en el que se representa una palmera abierta.
Tal como sucede con la columna papiriforme, el capitel papiriforme tiene dos tipos: abierto y cerrado. El abierto tiene la forma de un papiro abierto, mientras que el cerrado posee la forma de un papiro cerrado.
Los materiales que usaban los egipcios en sus construcciones eran madera, piedra y adobe, principalmente. La madera era sustraída de algunas especies de árboles como la palmera datilera, el tamarindo, las acacias y los sicomoros. También se empleaban los papiros y cañas, que terminaban siendo motivo de representación en las construcciones, al momento de usar la piedra.
La mayoría de las maderas destinadas para edificaciones de gran relevancia eran importadas de Oriente Medio. La madera era usada para la construcción de techos, pisos y revestimientos de muros. La piedra procedía de las canteras adyacentes al río Nilo, sin embargo, en cuanto comienza a escasear, se trae desde otros lugares, usando precisamente el Nilo para ser transportada.
Pero, de estos tres materiales sin duda el más usado es el adobe. No solo era empleado para la construcción de templos, sino que también era usado para palacios de reyes. Este material es bastante frecuente en los grandes muros que resguardan palacios, ciudades y fortalezas. Una de las mayores ventajas del adobe es su propiedad de aislante térmico, que venía muy bien a las edificaciones de Egipto para protegerse del fuerte sol diurno y del frío de las noches, característicos de un clima tan árido.
Las construcciones egipcias se dividían en tres clasificaciones o categorías: la construcción civil que incluía las viviendas, los monumentos religiosos, entre los que se contaban los templos, y por último y tal vez la más importante, los monumentos funerarios, con las pirámides, mastabas e hipogeos.
Las viviendas pertenecían a las construcciones civiles egipcias, por lo que no eran tan relevantes como los monumentos religiosos y los funerarios. Es por esta razón, que también entraban dentro de la clasificación de construcciones perecederas. Los materiales que se usaban para estas construcciones eran el ladrillo y el adobe. Como consecuencia, no hay registros arqueológicos de estas viviendas, más allá de las referencias que se han obtenido a partir de los relieves de otros edificios egipcios.
La vivienda egipcia estaba constituida, en términos generales, por varias habitaciones dispuestas alrededor de un gran salón con columnas. También podía tener terrazas, bodegas subterráneas y un jardín en un patio. Ello en una estructura cuadrangular de una sola entrada. Por su parte, las viviendas de las clases más altas también tenían un espacio exclusivo para el servicio. Los restos de vivienda mejor conservados se encuentran ubicados en Deir el-Medina y Tell el-Amarna.
Algunas viviendas también poseían un patio interior del cual provenía la luz, con todas las habitaciones alrededor del mismo y sin ventanas exteriores para proteger la vivienda del calor. Las viviendas pertenecientes a las ciudades de obreros, generalmente se construían cercanas a las pirámides.
En cuanto a las viviendas de los faraones, o los palacios egipcios, las características varían muchísimo de la vivienda típica. La residencia del faraón normalmente estaba situada a las afueras de la ciudad y era construida con materiales más resistentes en comparación con la vivienda común. Tenía entre sus habitaciones una sala de recepción. Tampoco podía faltar “la ventana de las apariciones”, desde la cual el faraón podía asomarse para que sus súbditos pudieran verle. Otra característica resaltante de los palacios de los faraones son sus jardines, en los que se podía encontrar incluso animales silvestres.
Tanto en las viviendas modestas, como en los palacios de los reyes, existían jardines. A finales del periodo predinástico (3.000 a.C.), ya había viviendas rectangulares con un patio en el que se disponía el jardín. Generalmente, los jardines de las viviendas comunes se ubican en dirección al norte, a la sombra. Las familias de clase alta podían permitirse algunos lujos en sus jardines, como piscinas, canchas y diferentes áreas para distintos tipos de plantas.
Como característica general de los jardines de la vivienda típica egipcia, este se compone de un primer patio sin techo y con árboles. Luego, al pasar por una entrada, viene un segundo patio con más árboles, que dan sombra y frutas. Este tipo de jardines son distintivos de la época Amarna.
Algunos historiadores dicen que los egipcios de la época le daban un uso muy peculiar a sus jardines, pues según la cultura egipcia era allí donde se conocía a los amantes. En cuanto a las plantas cultivadas en estos jardines domésticos, estas eran más funcionales que decorativas. De modo que los egipcios cultivaban en sus propios jardines flores de amapola, manzanas, palmeras datileras, aceitunas, cilantro, habas, e incluso esencias para perfumes y también madera.
Los jardines de los faraones eran mucho más exquisitos, con canchas para reuniones oficiales, recepciones y de relajación. Estos jardines eran edificados a partir de ladrillo de barro, por lo que han desaparecido.
Los monumentos dedicados a la religión, eran de las edificaciones más importantes en el Antiguo Egipto y asimismo, eran importantes para la sociedad. Es por ello que este tipo de construcciones no cesaron, durante todos los periodos del Antiguo Egipto.
Entre los templos más representativos de la arquitectura egipcia, hay al menos 6 edificaciones que destacan por su estructura, funcionalidad y significado cultural. Estos son el templo de Karnak y Luxor, el de Abu Simbel y el de Kom Ombo, así como los de Filae y Edfú.
Templo de Abu Simbel
Uno de estos templos es el de Abu Simbel. Está conformado por dos edificaciones principales (una dedicada a Nefertari y la otra a Ramsés II), excavadas en una roca. Construido en el reinado de Ramsés (1279-1213 a.C), este templo tardó aproximadamente 20 años en ser edificado.
Este complejo está ubicado en Nubia y por su importancia para la historia de Egipto, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. El templo dedicado al culto de Ramsés como un dios y a otras deidades como Amón, Ra y Ptah, fue descubierto por el explorador suizo Burkhard, en 1813 y luego terminado de excavar por Giovanni Battista Belzoni, en 1817.
El templo mayor, o Gran Templo de Abu Simbel posee una fachada de 33 metros de alto y tiene cuatro estatuas representativas del faraón Ramsés II. La parte interior de este templo tiene la misma disposición general de los templos del Antiguo Egipto, pero con una estructura más compleja de cámaras laterales.
Por su parte, el templo menor dedicado a Nefertari está ubicado al norte del mayor. Tiene en su fachada cuatro estatuas de Ramsés II y dos de Nefertari, con una entrada que lleva a una sala de seis columnas centrales. Los capiteles de estas columnas tienen el busto de la diosa Hathor esculpido en ellas. Una de las salas, la del este, muestra escenas de Ramsés y su esposa Nefertari ofreciendo sus sacrificios a los dioses.
Templo de Lúxor
Ubicado en Tebas, el Templo de Lúxor fue edificado por las dinastías XVIII y XIX, específicamente por los faraones Amenhotep III y Ramsés II. Este templo, dedicado a Amón, dios del viento, fue construido en su parte interior por Amenhotep III. Luego, Ramsés II culminó el proyecto al añadir los colosos, los obeliscos y la fachada.
El recinto tiene unos 260 metros de largo y estuvo comunicado con el Templo de Karnak a través de la Avenida de las Esfinges, un camino con más 600 esfinges con cabeza de carnero. No obstante, en la actualidad solo puede verse el inicio de dicha avenida. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979 por la Unesco, como parte del conjunto Antigua Tebas con sus necrópolis.
Ese templo, está dedicado al Ka o fuerza progenitora del dios Amón, en su aspecto de Amón-Min. Esta edificación era un elemento principal del urbanismo religioso de la ciudad de Tebas, así como para la teología amoniense.
Templo de Karnak
Es uno de los templos egipcios famosos por ser de los más grandes, dedicado al dios Amón. Tiene un perímetro de 2.400 metros y está rodeado de una gran muralla de adobe de 8 metros de grosor. Consta de tres centros o edificaciones separadas, donde el más grande es el santuario de Amón. A la izquierda del santuario está el santuario de Montu, el dios de la guerra, en un cuadrilátero de dos hectáreas y media. Del lado derecho del santuario central, se ubica otro santuario dedicado a la esposa de Amón, la diosa Mut.
Esta construcción es de las más colosales del Antiguo Egipto, en la que resalta su gran sala hipóstila de 102 metros de ancho y 53 metros de profundidad. Solo esta sala, posee 134 columnas de 23 metros de alto, decoradas con los nombres de las deidades a las que el faraón presentaba sus ofrendas. Los capiteles de estas columnas formaban papiros abiertos.
Se dice que durante la XIX dinastía, 81.322 personas entre obreros, guardianes, campesinos y sacerdotes, trabajaban para este gran templo de Amón. Con todas las remodelaciones hechas por los faraones que sucedieron a Amenofis III, el recinto terminó siendo un complejo arquitectónico de cuatro patios, diez pilonos, numerosos edificios y un lago sagrado de 120 metros de longitud.
Templo de Kom Ombo
Este templo fue erigido cerca del año 180 a.C. bajo el reinado de Ptolomeo XIII. Es un templo de doble dedicación, ya que hace honor al dios Sobek de cabeza de cocodrilo y a Haroeris, el dios que tenía cabeza con forma de halcón de Horus.
El recinto se ubica a orillas del Nilo, entre Edfú y Asuan. Las salas hipóstilas del templo fueron construidas por Ptolomeo XIII, mientras que el patio y los muros exteriores fueron edificados por el emperador romano Trajano. Por ser un templo de doble dedicación fue diseñado simétricamente, presentando dos santuarios a cada lado, así como dos pasillos paralelos que conducen al exterior del templo.
El gran atractivo de este templo es su sala hipóstila exterior, que posee 15 columnas con capiteles florales y una cornisa de tallados alados. Estas columnas están adornadas por representaciones del lirio heráldico del Alto Egipto y el papiro del delta del río Nilo.
Templo de Philae o Filae
Dedicado a la diosa Isis y ubicado a orillas del Nilo, a este templo se le conoce como la perla del Nilo, por su singular belleza. En este complejo destacan el santuario de Isis, que luego fue remodelado por los emperadores romanos, así como el Quiosco de Trajano y La Puerta de Adriano, de la época de los romanos. Este templo también posee un santuario dedicado a la diosa Hathor y se encuentra acordonado por los pilonos que dan entrada al complejo.
Templo de Edfu
También conocido como el Templo de Horus, fue comenzado a construir por Ptolomeo III Evérgetes I, en el año 237 a.C. y terminado en el año 57 a.C. Este recinto es el más importante en cuanto a templos religiosos, después de Karnak. Tiene una longitud de 137 metros y 79 metros de ancho, con 36 metros de altura.
Esta edificación representa la típica construcción religiosa egipcia, con un pilono, un patio, 2 salas hipóstilas, una cámara de ofrendas, el santuario y la sala central. Entre sus columnas y el techo, tiene pequeñas aberturas que permiten el paso de la luz a algunas habitaciones y está orientado al sur.
Para los egipcios, el templo era la casa de los dioses. Y por tanto, debían ser realmente representativas de cada dios. Mientras que en la era predinástica eran sencillas capillas de techo arqueado, en las primeras dinastías ya se ven los templos de adobe. En el Imperio Antiguo se comienzan a ver estructuras monumentales. Pero los templos más importantes surgen en el Imperio Nuevo.
Entre los tipos de templos egipcios, se encuentra la siguiente clasificación:
Speos
Es una construcción en un terreno escarpado, que tiene como función la de servir como templo fúnebre. Era subterráneo, perforado en la roca. La construcción fúnebre más representativa de este tipo es la de Ramsés II, en Abu Simbel.
Hemispeos
Es un templo parcialmente excavado en la roca, con una de sus partes al aire libre. La otra parte va tallada en el interior de la montaña. Este templo cumple doble función, la de funeraria y la de templo religioso. Un ejemplo es el Templo de la Reina Hatshepsut.
Solares
Este templo va dedicado al dios del sol Ra, y tiene como finalidad no solo representarlo, sino ofrecer ceremonias y rituales a la potencia vivificadora del sol como deidad. Estos templos descubiertos, tenían su estructura compuesta alrededor del gran pilar rectangular «benben». La estructura culmina en un piramidón que precede a los obeliscos, como simbología de la columna primordial, la deidad Nun. Delante de esta estructura, se encontraba un santuario para realizar los rituales.
Según la dedicación, los templos egipcios se clasifican en heliopolitanos y clásicos.
Templo Heliopolitano
Dentro de esta categoría se incluyen los templos dedicados al dios sol Ra. Este tipo de edificaciones datan del Imperio Antiguo, donde destaca el “Templo de Abusir”. Más tarde, durante el Imperio Nuevo, estos templos se sincretizan con los recintos dedicados a Amón o Atón, en el Tel-El-Amarna.
Templo Clásico
Es el templo que se dedicaba a uno o varios dioses y se erigían en grandes recintos fortificados. Ejemplos de este tipo de templos son el de Karnak y el de Lúxor.
Estructura de los templos
De manera general, estas son las partes de un templo egipcio:
Cada templo va rodeado por un gran muro. Otra característica notable es que la altura del templo varía conforme se va adentrando en él, al mismo tiempo que disminuye la luminosidad. Los santuarios son los lugares con la cubierta más baja. En cuanto al suelo, este se asienta en pendiente creciente, a medida que se avanza por el templo.
Referente a la distribución de las habitaciones, algunas eran residencias para sacerdotes, otras servían como bibliotecas y algunas eran aulas para escribas. También había almacenes para alimentos y otros materiales.
Estos monumentos eran considerados como obras de culto de los faraones egipcios, al tiempo que eran parte importante del riguroso ritual al que se sometían para llegar a la otra vida, después de la muerte.
Entre tantos monumentos de carácter funerario en la arquitectura egipcia, los que más resaltan son los templos de la reina Hatshepsut y del rey Ramsés II, la pirámide de Zoser y el conjunto funerario de Gizeh.
Templo de la Reina Hatshepsut
Ubicado en Dair-al-Bahari, o el Valle de los Reyes, este templo funerario fue construido por la reina Hatshepsut, de la XVIII dinastía, durante el Imperio Nuevo.
El recinto representó para la diosa una gran demostración de su poder, necesario en una época en la que las reinas no eran bien vistas por sus súbditos, muy al contrario de los altos jerarcas masculinos. Situado en las cercanías del Templo de Mentuhotep, el complejo de la reina fue construido de forma escalonada para poder ajustarse a las desigualdades del terreno del valle. Incluso, parte de la estructura está excavada en la roca.
En cuanto a las características estéticas, vale acotar que posee columnas de capiteles hathóricos, ya que el templo se dedica a la diosa Hathor. Este recinto también era conocido como templo de terraza.
El Ramesseum
Ubicado en la necrópolis de Tebas, frente a la ciudad de Lúxor, este templo funerario pertenece a Ramsés II, faraón de la XIX dinastía.
Siguiendo los cánones de construcción de los templos funerarios del Imperio Nuevo, esta estructura está compuesta por un primer patio, un palacio real, otro patio más pequeño y la respectiva sala hipóstila, junto a otras habitaciones. Una característica que destaca de este templo, son las 48 columnas campaniformes, de las cuales 39 todavía se mantienen en pie.
El santuario de esta edificación está conformado por tres cuartos consecutivos. También tenía un templo dedicado a la madre de Ramsés II, Tuya, ubicado al norte y adyacente a la sala hipóstila, en el que se hallaba una estatua de la reina de poco más de 2 metros de altura. El recinto poseía almacenes, talleres, graneros y demás edificios auxiliares. Toda la estructura se encontraba rodeada por un gran muro de adobe, que comenzaba en el pilono suroriental.
Pirámide de Zoser
Esta es una de las primeras pirámides de las cuales se tiene registro, y es de las construcciones de arquitectura funeraria egipcia más importantes. Edificada en el periodo entre 1665-1645 a.C. en la III dinastía, por el ilustre arquitecto y filósofo Imhotep, en Saqqara, es la muestra de un complejo conjunto funerario.
A partir de este periodo, se había sustituido el ladrillo como principal material de construcción por la piedra. La estructura posee dos templos funerarios, uno junto a la pirámide, a la que tenían acceso la familia del faraón y los sacerdotes. El otro templo quedaba junto al río y se denominó Templo del Valle. En él, se encontraba el féretro desde donde salía el cuerpo del faraón al segundo templo y posteriormente a la gran pirámide, a través de un pasillo abovedado. Este complejo incluyó varias mastabas, destinadas para la familia del faraón.
Conjunto Funerario de Gizeh
Este conjunto representa el recinto funerario por excelencia de los egipcios: la pirámide clásica. El complejo de Gizeh, reúne las ampliamente conocidas pirámides de los faraones Keops, Kefrén y Menkaura, todos ellos pertenecientes a la IV dinastía.
El estilo de esta pirámide de base cuadrada y formas refinadas, es el máximo estandarte de los avances de la arquitectura egipcia. Su principal característica es la orientación de sus caras hacia un punto cardinal en específico. Por su parte, las bien delineadas aristas, son representaciones de los rayos del dios sol, Ra. Las caras exteriores eran cubiertas con caliza y pintura.
Cada una de las pirámides de este complejo poseía otras pirámides más pequeñas o mastabas, para los familiares de cada faraón.
Ahora bien, estudiando cada una de estas tres pirámides, se obtiene que la de Keops (2579-2556 a.C.), posee una altura de 146 metros. Posee tres cámaras funerarias, de las cuales se dice que solo una es la real y necesitó un periodo de 30 años para ser construida en su totalidad.
Por su parte, la pirámide de Kefrén (2547-2521 a.C.), sucesor del faraón Keops, está situada al lado de la pirámide de su padre y posee una altura de 143 metros. A la pirámide de Kefrén pertenece la famosa Esfinge de Gizeh, como retrato del faraón. Se entiende como definición de esfinge, a la pieza que simboliza el culto al faraón como dios, al representarlo como una figura antropomorfa con cabeza humana y cuerpo de león. La esfinge, construida en piedra, se encuentra rodeada por el templo funerario.
Por último, se encuentra la pirámide de Menkaura (2514-2486 a.C.), de unos 66 metros de altura, perteneciente al sucesor del faraón Kefrén. Esta pirámide se encontraba revestida con dieciséis hiladas de granito rosado, proveniente de las canteras de Asuán. El resto del cubrimiento era de bloques de piedra caliza de Tura.
Los monumentos funerarios también tenían su propia clasificación según sus características, las cuales fueron dadas por la época en la que se construyeron, dividiéndose en tres tipos de tumbas egipcias: mastabas, pirámides e hipogeos.
Mastabas
Son las primeras construcciones funerarias y datan del periodo protodinástico de Egipto. Se entiende como definición de mastaba, un tipo de pirámide truncada con base rectangular, que poseía una pequeña habitación y una capilla. Tenía además una cámara mortuoria bajo tierra, que se sellaba una vez depositado el cadáver y a la cual se tenía acceso a través de un pozo desde la cubierta.
Una mastaba egipcia grande, podía llegar a tener hasta 50 cámaras, entre almacenes y capillas. A ellas se les añadía una sala o serdab, donde se colocaba una estatua en representación del faraón. Una de las mastabas que sobresalen en su tipo es la de Idu, en Gizeh. También cabe mencionar la mastaba de Mereruka, ubicada en Saqqara.
Pirámides
Las pirámides son un conjunto funerario más completo y complejo, el cual surge en el reinado del faraón Zoser, de la III dinastía. Luego tienen un resurgimiento en el Imperio Medio, construidas con ladrillos de adobe y revestidas con piedra. Posteriormente, se construyen las pirámides más conocidas y estilizadas, durante la dinastía XXV. El diseño de la pirámide escalonada de Egipto, está conformado por varias mastabas superpuestas.
Algunas de ellas tenían una doble pendiente, como la pirámide de Seneferu, que dio paso a las pirámides lisas más tarde. Estas construcciones estaban compuestas por distintas cámaras y pasillos que se clausuraban, una vez sepultado el faraón. Así se protegía no solo sus restos, sino también sus riquezas, para que perduraran junto con el rey hasta la eternidad. Las pirámides más populares son las del conjunto de Gizeh, pertenecientes a los faraones Keops, Kefren y Menkaura.
Hipogeos
¿Qué es un hipogeo? El hipogeo egipcio es una construcción funeraria característica del Imperio Medio. Son un conjunto de galerías abiertas en la roca que conducen a la cámara del sarcófago. Adicionalmente poseen algunos recintos anexos. Sustituyeron a las mastabas en la dinastía XI y perduraron hasta el Imperio Nuevo, época en las que fueron más usadas.
Eran tumbas excavadas en la roca, que comenzaron a construirse en un intento de proteger las riquezas de los faraones de los continuos saqueos que sufrían las pirámides. Era una construcción que tenía como principal objetivo esconder muy las tumbas de los faraones y sus pertenencias. Entre ellas destaca el hipogeo del Valle de los Reyes en Lúxor. En esta localidad hay 28 faraones que han sido sepultados en un periodo de 420 años.
Las construcciones funerarias, indistintamente de su tipo, generalmente están compuestas de la siguiente forma:
Esta disposición puede variar según el tipo de construcción funeraria. Así, en algunas de ellas se puede encontrar un gran patio meridional y otro patio del Heb-Sed.
Una de las preguntas más importantes de la historia universal que aún no tiene respuesta es cómo se construyeron las pirámides de Egipto.
Son muchos los historiadores, ingenieros, filósofos y arqueólogos que han opinado durante años sobre posibles formas utilizadas por los egipcios para la edificación de las pirámides. No obstante, en algún momento todas estas teorías han sido descalificadas.
Una de las teorías que durante mucho tiempo parecía ser la más lógica sobre el método de construcción de la pirámide de la sociedad egipcia, es la que se basa en los escritos de Herodoto.
Describió al detalle la construcción de la Gran Pirámide de Gizeh. En sus documentos, resalta que fue edificada en 20 años, gracias al trabajo de 3.000 obreros esclavos.
Herodoto afirmó que la pirámide constaba de varias alturas, en las que se colocaban poleas. De esta manera se movían cada una de las piedras, las cuales, al llegar a una altura, eran propulsadas por la polea de ese nivel al siguiente y así, de forma sucesiva.
Lo que no detalló Herodoto era la inexistencia de este tipo de herramienta de construcción en la época en que fueron edificadas las pirámides.
Otra de las teorías más conocidas indica que se encajaban los bloques externos y visibles, luego se soltaban los bloques internos y se rellenaban los espacios huecos con piedra.
Los bloques se subían por rampas exteriores, mediante un sistema que asemeja una carretilla o base con ruedas, que tiraban de unas poleas ayudadas por palancas.
A medida que se iba ganando mayor altura, las partes terminadas se recubrían, para reafirmar las pendientes y el terreno.
Posteriormente, las rampas se desechaban con el paso del tiempo, al no estar absolutamente ancladas a la superficie de la pirámide. Esta es una de las teorías más probables y que ayudó a descartar otra teoría que propuso el uso de una sola rampa, que ascendía desde la base de la pirámide, en línea recta.
Otra de las últimas teorías que pretende dar respuesta a la construcción de las pirámides es la del francés Jean Pierre Houdin, que afirma que las rampas existieron, pero en el interior de la pirámide y en forma de espiral.
Según el francés, este sistema de rampa interna facilitaba la construcción, ahorrando esfuerzos y el uso de poleas. Con este método, Houdin también advierte un par de desafíos en la construcción. El primero, era construir la pirámide después que la cámara funeraria.
Su respuesta a ello es que probablemente los egipcios hayan usado rampas exteriores para construir las alturas más bajas. A partir de ahí, entonces venía la segunda fase de la construcción, con el uso de la rampa interna en espiral, desde la cual se movían los bloques de piedra.
Cada esquina de la rampa se tapaba posteriormente. Houdin expone que se debieron usar contrapesos para alzar los bloques superiores de la cámara funeraria.
Otra teoría que últimamente ha ganado muchos adeptos es la idea de que las pirámides fueron construidas con la intervención de seres superiores extraterrestres. Ello dado que no se explica cómo fueron edificadas en una época desprovista de las tecnologías de la actualidad y que, al mismo, tiempo requerían de un gran nivel de conocimiento matemático.
Sin duda, la arquitectura egipcia no solo estaba muy adelantada a su época en términos de ingeniería, sino que también presenta un aire místico, en el que se conjugan muchos elementos.
El factor principal es su aspecto religioso, que denotaba disciplina, devoción y belleza. Otro aspecto importante es la monumentalidad que le confiere la relevancia de la que aún presume en la actualidad. Y el último, y no menos importante, el vasto conocimiento matemático, del cual todavía no se obtiene la fuente.
A fin de cuentas, tal vez sea este elemento, aparentemente desconocido para la humanidad, el que sigue dándole vida a las obras arquitectónicas egipcias, incluso después de la muerte.