La cultura y arte del Lejano Oriente ha sido nutrido, con el transcurrir del tiempo, con los aportes de varios artistas japoneses. En los trabajos de antiguos artistas de Japón, generalmente, se puede ver plasmado todo lo mejor de su rica herencia histórica y tradiciones, mientras que el arte japonés moderno se desenvuelve entre la vanguardia y la innovación, creando incluso un estilo propio que distingue a los ámbitos creativos nipones con los demás movimientos artísticos del globo. Aquí te traemos la lista de 12 artistas japoneses famosos. Aunque dicho país es la cuna de varios actores japoneses famosos, hoy haremos énfasis en aquellos artistas sobresalientes dentro de las artes visuales clásicas y contemporáneas.
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Fue un grabador, pintor y dibujante japonés famoso, perteneciente a la escuela Ukiyo-e del periodo Edo, desarrollándose en el estilo denominado pintura del mundo flotante, pintando, principalmente, escenas paisajísticas y retratos. De forma peculiar, Hokusai utilizó en vida muchos seudónimos: Manji, Iitsu, Taito, Gakyōjin, Katsukawa Shunrō, Kakō y Sōri fueron algunos de sus nombres artísticos japoneses.
Su estilo dentro del ukiyo-e tuvo como rasgo principal el trazado de líneas y curvas elegantes y a la vez espontáneas, notables dentro de sus dibujos, grabados y pinturas. Sus obras más destacadas son Puente (1832), Tempestad bajo la cima y La gran ola de Kanagawa, siendo estas dos últimas parte de su serie pictórica Treinta y seis vistas del Monte Fuji.
Algunos dibujos japoneses antiguos provienen de la técnica del Ukiyo-e, y Kuniyoshi fue uno de los maestros más renombrados de la última etapa de este estilo, perteneciendo a su vez a la escuela Utagawa, donde además tuvo discípulos destacados que, posteriormente, desarrollaban estilos pictóricos propios.
Tuvo un precoz desenvolvimiento en el dibujo, llamando la atención del consagrado impresor Utagawa Toyokuni, del cual sería su aprendiz hasta 1814, año en el que decide independizarse, creando, en primer momento, ilustraciones para libros, estilo que, con el tiempo, fue evolucionando para crear representaciones fascinantes dedicadas a guerreros, héroes e ilustraciones actorales, como bien se puede notar en obras como Genpei seisuki, Nitakaragura kame no mudagaki y Oniwakamaru mata a una carpa gigante (su creación más célebre).
La pintura tradicional japonesa tiene, entre sus principales exponentes, a este prolífico artista, que además de pintor, se desarrolló como calígrafo, aunque su reconocimiento lo obtuvo al ser uno de los máximos representantes de los movimientos Nanga y Nihonga. Fue miembro de la Academia Imperial de Bellas Artes, institución donde recibió formación pictórica basada en el estilo bujinga, de origen chino, donde logró conjugar sus creencias filosóficas y espirituales con las más conservadoras técnicas de pintura, en una época en la que numerosos artistas comenzaban a tener fuertes influencias creativas de Occidente.
Ya como artista consagrado, se dedicó a realizar obras que estaban basadas en temas de la cotidianidad o en la literatura e historia del Lejano Oriente, con un toque característico manifestado en pinceladas coloridas con matices vibrantes, dando forma a pinturas japonesas famosas por su estilo casi caricaturesco. Esta expresión puede verse, por ejemplo, en una de sus pinturas más importantes, Montaña de Inmortales, pintada en 1924.
Contrario a los artistas predecesores, Kuroda obtuvo reconocimiento internacional por experimentar dentro del Yōga o pintura de estilo occidental, movimiento con gran auge a finales del siglo XIX y principios del XX. Fue heredero de su tío paterno, lo que lo llevó a obtener en su juventud el título de vizconde, privilegio que le permitió estudiar en París de la mano del pintor académico Rafael Collin. Fue en esa estadía donde Kuroda se desarrolló como artista inspirado tanto en el impresionismo como en el academicismo, como puede observarse en sus obras Al borde de un lago (1897) y su tríptico Sabiduría, Impresión y Sentimiento (1900).
Fue una consagrada pintora japonesa durante los periodos Meiji, Taishō e inicios del Shōwa, resaltando su labor dentro del género bijin-ga representando mujeres al estilo nihonga, con temáticas históricas, literarias y tradicionales. Educada en la Escuela de Pintura de la Prefectura de Kioto, logró exponer cuadros japoneses famosos en la Academia de Bellas Artes de Japón, como ocurrió en 1907, cuando alcanzó el reconocimiento en el arte a partir de la compra de su pintura La belleza de las cuatro estaciones por parte del duque de Connaught.
En vida, Uemura fue la primera mujer nipona en formar parte de la Academia de Arte Imperial, la primera pintora en obtener la Orden de la Cultura de Japón y destacó como pintora de la corte en la Agencia de la Casa Imperial. Dentro de su compendio de obras destacan Preludio de danza de Noh, Otoño tardío y Jo-no-mai.
Con una sobresaliente trayectoria entre los pintores y artistas textiles japoneses de su época, Yoshida es considerado dentro de la historia del arte como el padre del estilo shin hanga, con gran parte de su producción artística dedicada a la representación de paisajes y escenas con elementos asiáticos plasmados en bloques de madera, que combinó con la pintura al óleo y otras técnicas occidentales. Además, asumió el rol de cartelista para el gobierno chino en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
Entre sus obras más importantes se encuentra La montaña Fuji (1920), En el Jardín del Templo (1935) y Yozakura en lluvia (1935).
Entre los pintores japoneses abstractos más consagrados se encuentra Okamoto, que también hizo carrera dentro de la escultura, alfarería y fotografía. En un primer momento, su formación académica la desarrolló en la Escuela de Bellas Artes de Tokio, para luego consolidar sus estudios de etnología en la Universidad de La Sorbona. En París tuvo oportunidad de compartir con artistas de la talla de André Breton y Kurt Seligmann, que para ese entonces iniciaban su trayectoria dentro del surrealismo.
Su admiración por el misterio y el ocultismo se manifestó en muchas de sus obras, como por ejemplo, su escultura Torre del Sol. Como dato curioso, en la década de los setenta se le encargó decorar el vestíbulo del Hotel de México, pintando Okamoto su mural Mito del mañana, considerado el «Guernica japonés» por representar los horrores vividos en Hiroshima luego del lanzamiento de la bomba atómica en 1945. Dado que el hotel nunca fue erigido, la pintura estuvo perdida hasta 2008, exhibiéndose actualmente en la estación de metro de Shibuya.
Es una artista plástica japonesa que ha participado en la pintura, escultura, performance e instalaciones, con trabajos que la han catapultado dentro del arte pop, arte feminista y minimalismo. En sus inicios se interesó por el avant-garde europeo y americano, realizando exhibiciones pictóricos en Tokio siguiendo este género.
Ya establecida en Estados Unidos, se inspiró en el expresionismo abstracto, reflejado en la escultura y el happening, que para 1972 estaba muy de moda. Sin embargo, su salud mental la obligó a retornar a Japón en 1973 para internarse en un sanatorio, donde aún reside. A pesar de su condición, Kusama no ha dejado de lado el arte, ya que se ha dedicado a pintar, escribir novelas y poesías y a incursionar en la fotografía.
Su carrera ha sido laureada con distinciones como la Orden del Sol Naciente de 4° clase, la Orden de la Cultura y el Praemium Imperiale recibido en 2006, siendo la primera mujer nipona en obtener dicho premio.
Como hemos visto, a lo largo de la historia se le ha dado reconocimiento a los mejores ilustradores japoneses, quienes, a su vez, han sido influencia para la carrera de otros artistas posteriores. Uno de estos artistas contemporáneos es Toriyama, el hombre que, sin duda, colocó en la palestra mundial el género manga y el anime, así como también el diseño de personajes para videojuegos.
Son obras de su autoría los reconocidos mangas Dr. Slump y Dragon Ball, que hoy en día se han convertido en grandes franquicias dentro del mundo del entretenimiento.
Entre los pintores japoneses contemporáneos destaca Murakami, originario de Tokio, quien además se ha desenvuelto como pintor, artista de happening y director de cine. Desde su niñez tuvo fascinación por el mundo de la animación y el manga, lo que lo motivó a ingresar a la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de su ciudad, donde finalmente se especializaría en el estilo Nihonga, donde logró incorporar técnicas convencionales de la pintura japonesa con otras más avanzadas, dando forma a lo que, posteriormente, denominó Superflat, un estilo que, según Mukarami, hace hincapié tanto en los planos de color como en la superficie.
Para el mundo occidental, fue uno de los artistas integrantes del arte figurativo, además de ser reconocido como impulsor y patrocinador de las carreras de jóvenes artistas.
La pintura japonesa moderna tiene vigencia gracias a la labor de este artista nacido en Aichi, formado en la Universidad de dicha prefectura, en el área del diseño. Si bien inició su trayectoria dentro del campo creativo en el que se había educado, no tuvo mucho éxito, hasta que, desde el año 2000, comenzó a experimentar en la pintura combinada con la técnica de resina de poros, dando como resultado hermosas obras de arte que se asemejan a esculturas o a productos salidos de una impresora 3D.
Muchas de sus creaciones tienen como temática principal al pez dorado, animal que ha representado en gran número de pinturas hiperrealistas pintadas capa por capa a partir de dicha resina.
Se trata de uno de los mejores acuarelistas japoneses actuales, desenvolviéndose previamente en el mundo de la ilustración y el dibujo por más de 25 años. Por tanto, su experiencia en estas disciplinas lo ayudó a desarrollarse desde 2009 en la pintura en acuarela, con resultados tan reales que parecen fotografías. Sus obras, en su mayoría, representan paisajes urbanos y escenas cotidianas tanto de la ciudad nipona de Ashiya, donde actualmente habita, como de otros poblados.
Al observar hoy en día un grabado japonés contemporáneo, posiblemente se puede manifestar la presencia de elementos y técnicas propios de los artistas japoneses que desarrollaron su carrera en tiempos antiguos, ya que su legado se ha hecho presente en muchas generaciones posteriores, lo que permite que el arte nipón tenga como característica un estilo particular y atractivo. Los artistas de Japón que hemos mencionado en este artículo son solo algunos de los exponentes creativos que han dado vida a la cultura de dicho país, sin olvidar la destacada labor de los actores japoneses más famosos que, ya en décadas más recientes, han puesto el nombre de su nación en alto en la palestra internacional.