En los últimos días, el turismo rural ha experimentado un auge sin precedentes en España. Según los datos recopilados, nueve de cada diez casas rurales han mostrado el cartel de “completo” durante las celebraciones de la Semana Santa. Este fenómeno refleja un cambio en las preferencias de los viajeros, quienes buscan experiencias únicas y cercanas a la naturaleza.
Nueve de cada diez casas rurales han estado completas durante la Semana Santa.
El encanto de los pueblos y aldeas españoles ha cautivado a un gran número de turistas. Castilla y León, reconocida por su rica historia y tradiciones, ha sido uno de los destinos más populares, con una ocupación del 90% en sus alojamientos rurales durante esta temporada festiva.
Según un estudio realizado por la Asociación Española de Turismo Rural (ASETUR), casi un tercio de las familias han optado por el turismo rural como opción para disfrutar de la Semana Santa. Esta tendencia se atribuye a la creciente demanda de experiencias auténticas y desconectadas del ajetreo urbano.
Casi un tercio de las familias optaron por el turismo rural para disfrutar de la Semana Santa.
Urueña, una localidad vallisoletana de gran encanto, es un claro ejemplo del éxito del turismo rural. Esta pequeña villa, famosa por su arquitectura tradicional y sus pintorescas calles empedradas, ha sido el destino elegido por numerosos visitantes que buscan sumergirse en la vida rural y disfrutar de la tranquilidad y la autenticidad que ofrece.
«El turismo rural ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años», afirmó María Fernández, portavoz de ASETUR.
«Los viajeros modernos anhelan experiencias únicas y cercanas a la naturaleza, y nuestros pueblos y aldeas ofrecen precisamente eso».
Además de disfrutar de la belleza natural y la autenticidad de los entornos rurales, los visitantes también tienen la oportunidad de participar en actividades tradicionales, como la elaboración de productos artesanales, la observación de la fauna local y la degustación de la gastronomía típica de cada región.
«Urueña es un verdadero tesoro escondido», comentó Juan Pérez, un turista procedente de Madrid.
«La tranquilidad, la hospitalidad de los lugareños y la oportunidad de desconectar del ajetreo de la ciudad han hecho de esta experiencia algo verdaderamente especial».