Preservar el medio ambiente debería ser motivo suficiente para preocuparse por reciclar los desechos sólidos, ya sea los generados en casa como aquellos resultantes de los procesos industrializados. La reutilización de la basura, tanto en el aspecto individual como en el uso de materias primas para la fabricación de productos en masa, influye positivamente en la calidad de vida de todos.
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El ahorro de energía doméstica y urbana, la creación de productos artesanales para uso personal o como fuente de ingresos, así como la incorporación de empresas especializadas en el reciclaje que generan puestos de empleo, son algunas razones por las que la correcta disposición de los residuos significa también un beneficio económico para quien la pone en práctica. ¿Cómo podemos reciclar la basura? A continuación, se darán varias recomendaciones:
El reciclaje de basura es el proceso por el cual los desechos sólidos son aprovechados y reutilizados para darles otro destino, alargando su vida útil y reduciendo la cantidad a desechar.
Reciclar basura permite disminuir los vectores contaminantes ambientales. En el aire se concentran los gases provenientes del tráfico vehicular y de las fábricas manufactureras. En las aguas suelen lanzarse los líquidos residuales domésticos y otros productos químicos industriales, y la generación de energía causa grandes daños en los ecosistemas debido al alto consumo de los centros urbanos. El reciclaje contribuye a reducir el impacto de las actividades humanas.
Para aquellos que se preguntan qué basura se puede reciclar, la respuesta es que casi todo lo que se consume en el hogar, o en cualquier actividad humana, genera desperdicios que pueden ser reciclados. Desde los envases y embalajes en los que vienen los productos de alimentación o de uso personal, hasta las sobras de los mismos.
Otros ejemplos de reciclar basura son el papel y el cartón de los cuadernos o revistas, así como las cajas y bolsas del mercado, que pueden ser reutilizados como materia prima para fabricar el papel ecológico. Esto reduce el coste ambiental que implica su fabricación por primera vez.
El plástico de las botellas de agua y de los refrescos, las bolas de polietileno y los embalajes se pueden fundir para obtener un nuevo elemento base. El problema de los plásticos es que su lenta degradación a la intemperie supone una de las principales amenazas contaminantes para el medio ambiente. Lo mismo ocurre con el vidrio.
En el hogar se generan a diario muchos residuos orgánicos. Aquellos que provienen de los desechos de los alimentos, como las cáscaras de las frutas y hortalizas o los restos de comida, son totalmente aprovechables por su proceso natural y rápido de descomposición. El reciclaje de basura orgánica consiste en transformar estos residuos para hacer abono para las plantas. A nivel industrializado se utiliza en la elaboración de biocombustibles a gran escala.
Las aguas residuales de las ciudades se pueden reciclar y reutilizar, después de efectuar un tratamiento químico, para su uso industrial y agrícola.
Las empresas especializadas se aprovechan de elementos como la ropa vieja para fabricar productos para la industria textil. Las pilas y baterías, por su alto grado de contaminante tóxico, son incineradas para recuperar componentes como el níquel o el hierro. Hasta los discos compactos dañados son útiles para la fabricación de piezas artesanales, siendo otras formas de reciclar basura.
¿Qué tipo de basura se recicla también? Uno de los casos más rentables es el aluminio de las latas, perfiles de puertas, ventanas y conductores eléctricos. Se funden para hacer nuevas piezas para electrodomésticos, envases o coches. Este procedimiento también se aplica en el hierro y el acero.
La principal estrategia del reciclaje se basa en la llamada «Regla de las Tres R»: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Reducir implica disminuir el consumo de los elementos que puedan generar desechos, aplicando la compra racional. Esto quiere decir que se adquiera únicamente lo necesario, partiendo de la premisa de que cuanto menos se consume, menos se desecha.
La reutilización consiste en alargar la vida útil de algún producto, además de volver a emplearlo para otros fines. Por ejemplo, una lata de pintura puede convertirse después en una maceta para las plantas. También incluye la reparación del producto y no tirarlo para comprar otro, lo que iría en contra del propósito de reducir.
Cuando no se tienen las herramientas o los conocimientos necesarios para aprovechar los desechos, es el momento de dar paso a las recicladoras.
¿Qué es una recicladora? Son organizaciones especializadas en el reciclaje, encargadas de la recolección, tratamiento y transformación de los desechos.
¿Cómo se hace el reciclaje en una recicladora? Con diferentes técnicas, se devuelve el ciclo útil de vida a los productos, bajo otra forma y aplicación. Para este proceso es necesario que se faciliten medidas previas de clasificación de los residuos y que se conozca cómo reducir la basura en casa y en las empresas.
Del mismo modo que un gran número de materiales son aptos para ser reciclados, otro grupo de desechos no son susceptibles a las transformaciones, lo que genera un impacto negativo en el ambiente. Muchas veces se consideran como residuos peligrosos, los cuales hay que almacenar bajo estrictos controles.
En esta categoría de basura que no se recicla se encuentran papeles como el celofán, las fotografías, revistas con tintas tóxicas, el papel de fax, vasos y calcomanías. Entre los vidrios están las gafas de sol, las bombillas, tubos fluorescentes, espejos, cerámicas o el granito. En los metales se incluyen las latas de aerosoles o de pinturas que contengan químicos, así como las telas impregnadas con pintura o combustibles.
Cada elemento a reciclar es sometido a diferentes procesos para su tratamiento de recuperación, dependiendo de la clasificación que se le haya otorgado.
El reciclaje mecánico es la técnica física industrializada por la que los objetos de plástico son reconvertidos. Es diferente al reciclaje químico, en el que se fuerzan los cambios en la estructura de los materiales para la descomposición del polímero, como ocurre en la elaboración del papel ecológico, por ejemplo.
El proceso energético de reciclaje consiste en la incineración de aquellos residuos no reciclables para aprovecharlos en la generación de energía.
El reciclaje biológico es otro de los tipos de reciclaje de basura y consiste en la degradación de los desechos orgánicos, lo que también se conoce como composta.
El proceso de reciclaje debe realizarse de manera secuencial. Una vez consumido el producto y generada la basura, la empresa de saneamiento urbano se encarga de la recolección para el traslado a las plantas de transferencia para su tratamiento. El proceso se desarrolla en 4 fases:
Consiste en la clasificación de los residuos y la categorización de acuerdo con su disposición final.
Los desechos reciclables son vendidos como materia prima para las empresas encargadas de su transformación.
Es la conversión de los residuos orgánicos en abono para ser utilizados en la agricultura, en los jardines domésticos o en los espacios verdes urbanos.
Es el tratamiento sanitario que se aplica a los residuos que no son aprovechables en los procesos anteriores.
La importancia de la basura y el reciclaje radica en la reducción del impacto sobre el medio ambiente. Los vertederos municipales suelen almacenar altas concentraciones de materiales contaminantes y muchos de ellos están saturados. Al reciclar basura se minimizan los factores contaminantes propios de la acumulación de desperdicios.
Con la reutilización de algunos elementos en el campo industrial se reduce la explotación de la materia prima natural, lo que significa un menor impacto ambiental.
Si se crean hábitos de reciclaje en el hogar es posible reducir a la mitad la cantidad de basura generada a diario; desde consumir lo menos posible, reutilizar lo que aún sirva y, finalmente, catalogar los desechos para su recolección. En este proceso debe estar involucrada la familia completa.
El reciclado de basura para niños es una importante labor educativa que se debe emprender. Todos tienen que conocer qué es la basura reciclable, en qué contenedor se debe catalogar, lo que no se puede reciclar y qué no hay que mezclar con el resto.
Reciclar basura implica catalogar cada residuo para saber dónde se puede o no desechar, así como la disposición que precederá a su transformación. Cada cosa tiene un lugar específico para ser depositado.
Muchas ciudades que cuentan con política de reciclaje y sociedades con cultura para ello utilizan las papeleras de reciclaje, que son contenedores múltiples en los que se debe lanzar la basura dependiendo de su clasificación.
Estos contenedores están diferenciados con el color azul para depositar el papel y el cartón, y el amarillo para los plásticos y las latas.
Los contenedores verdes son para el vidrio; el rojo para los desechos peligrosos, como pilas, aceites, aerosoles y productos tecnológicos; el naranja para los residuos orgánicos y el contenedor gris para la basura difícil de clasificar.
Hay muchas maneras de reciclar la basura. La creatividad de cada persona y su destreza con las manos serán las únicas limitaciones para fabricar una gran variedad de artículos, construidos gracias a la reutilización de basura reciclable. Esto constituye una manera de convertir la basura en verdaderas obras de arte.
Visto como un reciclaje creativo, los artesanos de los desechos tienen como premisa crear conciencia en el cuidado del medio ambiente. Convertir una habilidad de diseño en una actividad ecológica puede generar beneficios económicos con la venta de artículos útiles y prácticos, como las carteras elaboradas con paquetes de dulces.
También se pueden construir lámparas de mesa o colgantes con botellas de plástico o de vidrio; juguetes o correas para las mascotas con trozos de tela, tumbonas tejidas, prendas de vestir o de bisutería. Algunos se las ingenian con objetos a mayor escala, como casas formadas con bloques de plástico y botellas, e incluso descubren cómo hacer un medio de transporte con material reciclado y con chatarra recuperada.
Por lo tanto, hay que considerar que el alcance de los efectos del reciclaje sobre el medio ambiente dependerá del compromiso y del cumplimiento que se lleve a cabo en cada hogar o empresa. Por mínima que pueda parecer la aportación de una familia, una acción comunitaria redunda en un ambiente menos contaminado y en una mejor calidad de vida.
Cada vez que una persona se suma a la labor del reciclaje de su propia basura, a su clasificación y separación, facilita que las empresas encargadas de la disposición final puedan enviar los desechos al lugar correcto para su transformación y reaprovechamiento.
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