La idea de que hay que dedicar mucho tiempo y dinero a las metas personales y financieras para verlas realizadas en 40 años y conseguir una buena jubilación ha pasado a la posteridad. No solo por lo poco práctico, sino porque hemos aprendido de las generaciones anteriores que esto no genera felicidad ni bienestar.
En vez de volver a adoptar la práctica de “dedicar mucho tiempo” a algo, deberías pensar en esa alternativa de negocio o de inversión que realmente puede aportarte lo que buscas.
Esto te permitirá analizar mejor tus opciones y discernir cuál es la mejor para invertir.
Si quieres retirarte en 10 o 15 años, deberías pasar buena parte de tu tiempo, desde ahora, aprendiendo a invertir, a duplicar tus ingresos y a conocer cómo llevar un negocio paralelo, en vez de seguir malgastando tiempo y dinero en cursos, charlas, ponencias y opciones que puede que te sirvan ahora, pero que para lograr el éxito financiero, son realmente prescindibles.
Es muy común que nos encontremos asistiendo a todo tipo de eventos, charlas y seminarios que se pongan en nuestro camino, con la idea de hacer Networking por si, tal vez, “sale algo bueno de ello”.
Esta mentalidad y esta forma de invertir el tiempo deben parar, pues generalmente no van atadas a ninguna meta en particular.
De la misma manera que un humilde carpintero no puede llevarse todas las herramientas y termina comprando solo las necesarias y las que le harán maximizar su trabajo, también debes aprender a gestionar e invertir mejor tus dos recursos más valiosos: el tiempo y el dinero.
Con esto lo importante a aprender es que todo, todo lo que hagas en tu día a día debe estar enfocado en tus metas personales y financieras.
Así evitas no solo gastos innecesarios, sino la pérdida de tus recursos en cosas que no te devolverán nada a largo plazo y que no te acercan al éxito financiero en absoluto.
Para ponerlo de una manera más práctica, aplica estas dos reglas:
Antes de definir una meta de vida o una meta financiera, pregúntate qué querrías estar haciendo dentro de un plazo de tiempo determinado (5 años, 10 años…).
La respuesta a esa pregunta te ayudará a determinar la meta que deberás estar cumpliendo en ese lapso de tiempo.
Cuando vayas a escribir tu meta, hazlo en tiempo presente, pero proyectada al lapso en que deseas lograrla. Enfócala en una sola frase y delimita números o cantidades. Un ejemplo de meta a 5 años vista puede ser la siguiente:
“En cinco años dirijo una empresa que genera 894.000 euros anuales.”
Teniendo definida tu meta de vida o financiera, léela todos los días en voz alta por las mañanas 10 veces seguidas.
Puede que te suene ridículo o que parezca un ejercicio sacado de un libro de autoayuda, pero este sencillo truco de visualización y de declaración irá predisponiendo tu mente de forma inconsciente al logro de tu objetivo y a tener más cuidado con las elecciones que haces para llegar a tu meta.
De ahí en adelante, tienes que juzgar cada actividad diaria con la siguiente pregunta: «¿Esto realmente me ayuda para alcanzar mi meta de X años?»
Para lograrlo, te toca definir las cosas realmente importantes para cumplir tu meta. Sabrás cuáles son respondiendo a estas preguntas:
Con este ejercicio aprenderás que no puedes decir que sí a todo lo que se te presente como una oportunidad con algún beneficio, pues antes debes preguntarse si aquello que llama a tu puerta está realmente alineado con tus propósitos y si te llevará al éxito financiero.