El mundillo de la tecnología originaria de Silicon Valley ha demostrado ser una familia con antiguos resentimientos. De aquellos años 60, cuando unos pocos geeks creativos gestaban la revolución de la Era Digital, quedaron amores y odios ya bastante longevos.
Al ignorar la magnitud del cambio histórico que provocarían sus acciones, los problemas de los padres de la informática del milenio eran sencillos: el grosor de un chip, dar color a la pantalla o decidir si el mouse debía o no llevar rueda.
Aunque parezca un sinsentido, no solo fueron las demandas millonarias por el uso o el plagio de componentes y programas lo que engendró desacuerdos irreversibles. El grosor del chip o la rueda del mouse también crearon discrepancias, que llegaron a extremos beligerantes que no han quedado en el pasado.
El antiguo rencor de Bill Gates contra David Bradley, ingeniero y diseñador en IBM durante la creación del sistema operativo Windows, fue revivido días atrás por David Rubenstein, quizás no tan inocentemente. El CEO de Carlyle Group preguntó a Gates por qué escogió la secuencia ctrl+alt+supr, que resulta engorrosa por necesitarse ambas manos para presionar las tres distintas teclas, con el fin de lograr algo tan esencial como cancelar procesos defectuosos. Gates enfiló su artillería contra Bradley, evadiendo la crítica.
Ya en el transcurso de una charla en la Universidad de Harvard en 2013, Gates había calificado de “error” la creación de la combinación de teclas, y señaló a David Bradley por cometerlo. Poco tiempo después, Bradley declaraba no haberle dedicado al diseño del atajo “más de diez minutos”.
Al ser interrogado de nuevo sobre el asunto durante el Bloomberg Global Bussines Forum, Bill Gates no solo desvió el ataque, sino que dijo que, de haber estado en sus manos la decisión, la función habría quedado en un solo botón.
Después de varias décadas de la discrepancia, las chispas aún saltan entre estos dos titanes de la computación. Lo que está claro es que sus fortunas no peligran por causa de estas tres teclas, que, por otro lado, han salvado a muchos de un caos informático.