El blanqueamiento dental es la solución para potenciar la blancura de los dientes y hacer de la sonrisa el mejor atributo.
El blanqueamiento, también conocido como aclaramiento dental en el ámbito bucodental, es una práctica estética que consiste, como su nombre indica, en aclarar el color de los dientes y devolver a la sonrisa todo su esplendor.
¿Qué técnicas hay que utilizar?
Para empezar, los expertos en servicios de estética dental insisten en la importancia de identificar el tipo de tinción al que están sometidos los dientes antes de actuar.
Los dientes han perdido su color anterior, su esmalte está apagado y su sonrisa se resiente… Esto puede deberse a una decoloración interna, es decir, causada por el propio diente. Los científicos lo denominan discromía dental. Esta anomalía se produce de forma natural con la edad y el paso del tiempo.
Como fenómeno fisiológico, «el grosor del esmalte disminuye y la dentina, un tejido que se encuentra debajo, tiende a esclerotizarse y a oscurecerse», explican los expertos Pablo Rial y Alberto Canábez. Otro factor que contribuye es la desvitalización de un diente cuando el nervio se elimina por completo.
Además, este efecto antiestético puede verse intensificado por las decoloraciones externas, conocidas como decoloraciones superficiales, causadas por nuestros hábitos de consumo, como el té, el café o el tabaco. La razón por la que el experto insiste en este aspecto es que estas dos formas de decoloración no se tratan de la misma manera.
Para blanquear o aclarar los dientes, hay muchas técnicas disponibles en función de su coloración dental. Entre ellos, además, hay ciertos trucos.
El primer consejo de los especialistas para mantener los dientes blancos es que se puede limitar la instalación de estas manchas superficiales simplemente bebiendo un vaso de agua o enjuagándote la boca, justo después de beber tu taza de té o tu taza de café.
Pero el verdadero aliado de unos dientes más claros es, sin duda, el llamado dentífrico blanqueador. Compuesto a menudo por bicarbonato de sodio, «este producto acoplado a un buen cepillo de dientes manual o eléctrico, favorece el desprendimiento de las manchas y la reducción del amarilleamiento del diente», indican los especialistas. Para mayor información, visita su web.
Otros dentífricos pueden jugar con un efecto óptico, como los productos azulados (invisibles a simple vista) que reflejan la luz en el diente y dan la ilusión de un diente más blanco. Otros colorean las encías para intensificar el contraste con el esmalte. Tenga en cuenta que la ilusión es temporal y sólo dura el tiempo entre cepillados.
Si hay muchos consejos «de abuela» en la web, aunque el dentista sigue siendo prudente sobre el uso de ciertos productos naturales. «tratar de blanquear con zumo de limón hay que evitarlo, en particular cuando se combina con bicarbonato de sodio», explican.
En efecto, este cítrico puede provocar una desmineralización del esmalte que, una vez dañado, no vuelve a crecer. Por lo tanto, el dúo tendría consecuencias devastadoras para los dientes. Además, los expertos tienden a descartar los polvos de bicarbonato y carbón vegetal (diferentes de los dentífricos que los contienen) en la higiene bucal. En lugar de pulir el diente, sus gruesos granos tendrían un efecto abrasivo sobre el esmalte.
Un último consejo, para destacar la sonrisa: utilizar un pintalabios en tonos rojos sería más que favorable, ya que contrasta y, por tanto, combina perfectamente con los dientes. Así que, a olvidarse de los tonos rosas y naranjas, que tendrían el efecto contrario.