Los virus circulantes en los humanos tienden a mutar o evolucionar hasta el riesgo de considerarse mortales. La propagación mundial del coronavirus obliga a la humanidad a reflexionar sobre la importancia de tomar medidas drásticas para prevenir brotes, epidemias, gripes y demás infecciones víricas que ponen en grave riesgo la vida.
En términos de epidemiología, se considera «brote» a la enfermedad infecciosa que aparece repentinamente en una localidad pequeña. En cambio, se define como «epidemia» a la infección capaz de propagarse velozmente a un número considerable de individuos o animales en una localidad especifica, durante un lapso de tiempo preciso.
La «pandemia» presenta diferencias respecto al brote y a la epidemia, pues tiene mayor nivel de contagio, logrando extenderse a varios continentes y siendo capaz de colapsar los sistemas sanitarios. Se trata de una enfermedad infecciosa que nace siendo brote, luego pasa a ser epidemia, hasta desplegarse en distintos sitios del mundo entero.
La gripe aviar o virus de influenza H5N1, es una enfermedad patógena que se transmite de las aves a los humanos. Es un virus mortalmente peligroso que genera severos problemas respiratorios. Actualmente la gripe aviaria, de origen zoonótico, no ha mutado en pandemia, pero ese riesgo subsiste, según lo advirtió la OMS en 2005.
La gripe A, también conocida como H1N1, gripe porcina o gripe norteamericana, es un virus endémico de mayor gravedad que una gripe estacional. Se denomina así porque surge de una infección que se aloja en los cerdos. En 2009, la gripe A, fue declarada pandemia, aunque su nivel de contagio no ha sido tan grave como el del coronavirus.
El coronavirus (Covid-19) es una enfermedad infecciosa descubierta en la ciudad de Wuhan (China) en el año 2019. Se cree que este virus, declarado pandemia en 2020 por la OMS es de inicio zoonótico, siendo capaz de causar resfriado común y en casos más graves puede originar pulmonía o el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS).
Para nadie es un secreto que en el planeta se sacrifican anualmente miles de millones de animales para la producción alimentaria humana. Ello sin contar con la explotación animal que supone la industria cárnica. La aparición del coronavirus pone sobre la mesa la necesidad de proscribir la muerte de animales utilizados como comida.
Los altos índices de mortalidad del Covid-19 han producido una emergencia de salud pública alrededor de varios continentes. Su acelerada propagación a escala mundial y las nuevas cepas detectadas, entre ellas el SARS-CoV-2, han obligado a los científicos de los sistemas sanitarios a investigar estrategias efectivas para combatir la pandemia.
Las vacunas contra el Covid-19 fueron descubiertas en 2020 y su alto porcentaje de efectividad se debe a la activación defensas naturales del sistema inmunológico, con el fin de que el individuo vacunado, desarrolle inmunidad frente a este virus, que hasta este momento, ha causado el deceso de más de 2 millones de personas en el mundo.
El Covid-19, a diferencia de la pandemia del virus de influenza H1N1, ha obligado a poner en cuarentena a países y ciudades enteras alrededor del planeta. Para evitar su propagación, se han cerrado aeropuertos, entidades educativas, corporaciones y entidades de trabajo, generando inconvenientes estructurales en todos los ámbitos.
Ante la aparición de un brote, epidemia o pandemia, ya sea porque surgió como una gripe o cualquier otra enfermedad infecciosa, la prevención del contagio es vital. Estas son las soluciones para hacer frente a la propagación de cualquier virus, a saber:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre el riesgo que implica la evolución de las constantes infecciones que circulan entre humanos. El consumo de alimentos de origen animal es un factor decisivo para prevenir contagios. Una dieta vegana supone una solución de raíz para un problema estructural como el Covid-19.