No es un secreto que la crisis financiera debido al crack inmobiliario de 2008 mantuvo en vilo a Estados Unidos y Europa por al menos 10 años. El estallido de las burbujas financieras ha marcado la historia, dejando a su paso consecuencias económicas, políticas y sociales que han definido el rumbo tanto de países como de individuos. El siguiente es un artículo que explica puntualmente qué son las burbujas económicas. Su causas, consecuencias, fases que la determinan y cuáles acciones llevar a cabo para protegerse de ellas.
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En el mundo de las finanzas y más en el mercado de inversiones, no es tan simple detectar la presencia de una bombolla especulativa. Sin embargo, se puede afinar el instinto al conocer las causas de las burbujas económicas, sus características y clasificación, así como el concepto de burbuja especulativa
El significado de burbuja especulativa se describe como un aumento infundado en alguna clase de activos o productos. El fenómeno se percibe ante la presencia de un aumento desproporcionado de su precio de venta, distante de su valor razonable.
Casi siempre surgen de ideas innovadoras, muy atrayentes para los inversores. Esta situación genera ilusiones y emociones desbordadas que rayan en la manía. Hasta el punto de atraer a personas que ignoran el funcionamiento de ese mercado, pero que se dejan llevar por la moda.
Rara vez se sabe si se está invirtiendo en medio de una de estas burbujas, hasta que estalla y se resienten sus efectos.
La burbuja financiera también es llamada burbuja especulativa, burbuja de mercado o burbuja económica.
La característica más relevante de las burbujas financieras es el aumento exagerado de precios de manera prolongada. En consecuencia, hay un aumento de la especulación, lo que genera euforia en los nuevos inversores.
Otra de sus características es el factor psicológico alimentado por las ilusiones de una especie de oportunidad mágica. Tan buena que parece irreal. En algún momento esos sentimientos irracionales desembocan en actitudes maniáticas impulsadas por la codicia y el engaño, hasta que el mercado sucumbe.
Entre otro de sus rasgos distintivos, la bombolla especulativa se forma en torno a un producto novedoso que se populariza irracionalmente. Ese atractivo peculiar e inentendible es el que atrae a inversores que desconocen esa clase de bienes o activos.
Finalmente, se trata de un tipo de inversión definido por la volatilidad, ya que sus precios se modifican rápidamente.
Al buscar un ejemplo de burbuja económica, suelen aparecer hechos históricos que definieron el rumbo de industrias y segmentos de la economía. Por lo tanto, una burbuja económica se define como de uno u otro tipo dependiendo del ramo al que pertenezcan los activos que en ella se involucren.
Para ejemplificar, si se produce en el campo de la tecnología, entonces se llamaría burbuja tecnológica. En caso de tratarse de la industria automovilística, entonces sería llamada burbuja automotriz. O como en el caso de la emergencia ocurrida entre 2008 y 2010 en el sector de bienes raíces, acuñándose así el término “burbuja inmobiliaria”.
Aunque se desconocen las causas concretas por las que surgen las burbujas financieras, existen varios factores que intervienen en su formación.
Como primera causa, las burbujas especulativas aparecen en los mercados de una clase de activos, derivándose de la demanda excesiva a ese bien específico.
Por otra parte, la burbuja financiera no surge exclusivamente de la especulación. También intervienen las modas y tendencias del mercado. Se hace tan popular ese activo específico que entonces genera grandes beneficios en muy corto tiempo, haciéndose entonces la alternativa más rentable y, por ende, aquella en la que todos quieren invertir.
Precisamente, ese carácter de popularidad, atrae a personas ignorantes en el tema a participar de las inversiones de ese mercado específico. Así se desencadena otra de las causas que la forman: la euforia por participar en esa clase de inversiones que, en algún momento, pierden su viabilidad.
Otra de sus causas es la pésima memoria financiera. Se tiene conocimiento de estas burbujas especulativas y suelen describirse tanto sus características como sus efectos, pero no se atiende a los síntomas de estar frente a una de ellas.
Además, en pleno auge de la burbuja, suelen otorgarse créditos para invertir en ellas, factor que sobredimensiona el efecto que tendrá su explosión.
Finalmente, no existe una sola causa que defina la teoría de la burbuja económica. Al contrario, existen diferentes tesis, y entre las más conocidas se encuentran la teoría del más tonto y la teoría del comportamiento gregario.
La teoría del más tonto explica que se mantendrá el comportamiento de aumento excesivo de los precios mientras haya consumidores, considerados como los tontos, que crean que después van a poder vender más caro ese activo, de manera que obtendrán más ganancias.
El resultado de esta actitud es la especulación desmedida, llegando fijarse precios absurdos que distan por mucho de su valor razonable.
Así continúa el aumento de precios y especulación hasta llegar al más tonto, quien no encontrará otro comprador con el cual seguir la cadena y, por lo tanto, perderá su inversión.
Otra de las teorías acerca de las causas que generan a las burbujas financieras está basada en el comportamiento gregario. En una metáfora se describe el comportamiento de los inversores como un cardumen de peces que se siguen entre sí, sin organización ni dirección alguna.
Ante este comportamiento aparece el riesgo de que al cardumen se sumen más inversores que no tienen idea a dónde van. Llega a tal punto el volumen de ese banco de peces que su movilización se vuelve insostenible.
Las burbujas financieras en la historia han marcado el curso de los mercados bursátiles y la forma en que se perciben los comportamientos a la hora de hacer inversiones. Entre las más relevantes se encuentran la crisis subprime, así como otros ejemplos de burbuja especulativa a lo ancho del mundo.
La tulipomanía holandesa es la primera burbuja financiera de la que se tenga registro. Ocurrió en 1623 en Holanda. Ocurrió cuando los bulbos de tulipanes alcanzaron precios tan irracionales que, los inversores llegaron a vender sus casas para obtener al menos uno de ellos. La burbuja hizo crash en 1637.
La burbuja financiera de 1929 es una de las más estudiadas en el mundo, ya que coincide con el inicio de la Gran Depresión en los Estados Unidos de Norteamérica. Ocurrió en medio de la crisis económica de los mares del sur.
Tras la I Guerra Mundial, el crecimiento económico de los Estados Unidos fue tal que los bancos otorgaban créditos al mayor, basándose solamente en el clima de confianza y prosperidad imperante en ese entonces.
La cotización de las acciones de las más grandes empresas alcanzó precios altísimos hasta que la burbuja estalló e hizo crash por la falta de pagos a los bancos. Los efectos fueron profundos, resintiéndose hasta 1936 tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo.
La burbuja de las puntocom es una burbuja tecnológica que comenzó a finales de la década de 1990 e hizo crash en 2002 cuando dejó de ser viable.
Su causa principal fue el auge de internet, así como el lanzamiento de numerosas plataformas informáticas. A las jóvenes empresas de desarrollo web les llovía el dinero, aun cuando carecían de ingresos reales, lo que conllevó al estallido de la burbuja.
Respecto a qué es la burbuja inmobiliaria de Japón, vale decir que ocurrió durante la década de 1980. Debido a su galopante crecimiento económico tras la II Guerra Mundial, el mercado inmobiliario experimentó un aumento de precios tal que, en un punto, el terreno donde se encuentra el Palacio Imperial llegó a cotizarse por encima de todo California. La burbuja inmobiliaria de Japón hizo crash en 1989, acarreando efectos críticos durante la década de 1990.
La crisis de las hipotecas subprime es una de las más recientes en el mercado inmobiliario mundial. Esta se originó por la desconfianza crediticia inmobiliaria tanto en Estados Unidos como en Europa. Entre 2007 y 2008 ese temor aumentó, dando paso a una crisis económica internacional que se extendió hasta 2017.
La historia ha revelado que el estallido de las burbujas especulativas trae consigo crisis económicas. Pero sus efectos se agudizan en el plano social y económico.
Al reconocer qué es una burbuja económica y los efectos de su estallido, se tiende a analizar en primera instancia el área financiera.
Para quienes invierten demasiado tarde, es decir, cuando los precios de ese activo específico se han vuelto absurdos, el efecto económico es agudo. Esto se debe a que serán quienes hayan tenido una mayor pérdida del capital de inversión.
En este sentido, las consecuencias son similares a las de las estafas piramidales, pues prácticamente arrasan con todo el patrimonio de los inversores, generando también la quiebra de las empresas que hayan incursionado en ese mercado bursátil.
Cuando estas consecuencias se resienten a gran escala, en sectores económicos importantes de una misma región, puede ocasionar deflación, desempleo y recesión económica general.
Una de las principales consecuencias sociales de las burbujas financieras es que afectan el comportamiento y la psicología en el mercado. De alguna manera los inversores se dejan convencer por líderes carismáticos, quienes creen haber hallado un rebaño perfecto en el cual infundir sus ideas y pastorearlos hasta acciones concretas.
La vida de las personas se ve seriamente afectada. Por ejemplo, en la crisis inmobiliaria de 2007-2008, muchos inversores quedaron sin casa, sin trabajo y expuestos a una mayor vulnerabilidad.
Entre otra de las consecuencias está la agudización de la desigualdad social y la exclusión.
Una consecuencia a instancias gubernamentales indica la necesidad de crear políticas fiscales que realmente atiendan a los sectores más vulnerables en medio de las crisis financieras ocasionadas por la bombolla especulativa.
En cuanto a la actividad política y conocer a profundidad qué es una burbuja especulativa, se infieren varios efectos.
Por una parte, los estudiosos en el área han detectado una reacción común en diferentes países. Los votos en los procesos electorales tienden a las opciones de extrema derecha.
También se acrecienta el número de protestas callejeras, lo que inevitablemente trae consigo el daño a los bienes públicos, como plazas y muros que resienten el vandalismo, una mayor inversión en reforzar las fuerzas policiacas, entre otros.
Además, se ven reducidas las mayorías gubernamentales, haciéndose patente las fracciones parlamentarias, así como un mayor número de partidos políticos en cada una de sus cámaras.
Estos dos efectos resultan en un clima de incertidumbre política que en vez de agilizar los procesos de recuperación financiera, generan largos debates para llegar a acuerdos y ejecutar planes concretos en torno a las finanzas del país.
Las burbujas económicas aparecen dentro de los mismos mercados muy tímidamente. Su desarrollo puede definirse en cuatro fases distintivas.
Al inicio de la burbuja existe una fase oculta, llamada también despegue o en inglés, take-off. En esta fase se observa el desplazamiento de la demanda hacia un bien específico que se vuelve muy popular. Esta obsesión por ese activo particular genera tanto su escasez como sobredemanda.
La fase de conciencia viene dada por la sobrevaloración de ese activo específico. El mercado tiene una sensación de urgencia y, como se vuelve escaso, existe la disposición de pagar un alto precio por obtenerlo. De esta manera inicia el desajuste del mercado económico al que pertenece.
Es una etapa en la que los inversores aún están a tiempo de investigar qué sucede con ese bien y si es o no conveniente seguir invirtiendo en él.
La fase de manía se describe como una euforia colectiva del mercado de ese bien específico. Ya no hay razonamiento que valga. Sencillamente aumenta la demanda, la escasez y por ende, los precios cambian abruptamente.
Estos bienes tan populares y deseados son revendidos a precios exorbitantes hasta llegar al punto de colapso.
Comúnmente, esta etapa es la más peligrosa, porque hay quienes en medio de esa manía se endeudan con créditos o financiamientos impagables. Casi siempre la expectativa se encuentra en que el activo a adquirir continúe aumentando de valor para luego, pagar la deuda y quedarse con un gran margen de ganancia. Pero las consecuencias suelen ser otras: endeudamiento y hasta la quiebra de las empresas inversoras.
La fase de hundimiento, crash o caída, ocurre cuando las sospechas de la presencia de una burbuja especulativa se hacen palpables.
A medida que los precios continúan en aumento, también disminuyen los compradores del bien específico. Los compradores toman la decisión de no continuar adquiriendo el bien al ver los precios tan inflados.
El agotamiento del mercado se hace patente al aparecer precios de oportunidad increíbles. Esa reducción trae como consecuencia el pánico colectivo y los inversores venden todos los bienes de esa clase hasta que ya no consiguen quien se los compre.
En este punto comienzan las recesiones financiera y los procesos de recuperación que pueden tardarse años en obtener retribuciones razonables.
Para protegerse de las burbujas económicas, bien se vale adoptar algunas medidas sencillas, tanto para evitar caer en ellas como para sobrellevar la crisis después de su estallido.
La primera acción para evitar sufrir los estragos de un crash financiero consiste en no caer en una burbuja bursátil. Aunque sea palpable la tendencia a invertir en un rubro prometedor, es mejor no seguir a la multitud. Siempre será mejor perseguir los objetivos propios, aunque no luzca como una opción tan grandiosa como la de los demás.
Cuando los activos aumentan de valor rápidamente, a la misma velocidad caerán sus precios. Es mejor retirar las inversiones de ese rubro para concentrarse en otros productos y servicios.
Al adquirir un bien o servicio, se requiere tener en mente un precio objetivo para luego venderlo. De tal manera que, si se corre con la suerte de que esa inversión aumente, no se corra con el riesgo de aferrarse a ese único tipo de inversión solamente porque este se haya vuelto un rubro popular.
A medida que se hacen inversiones, ya sean individuales o por clases de activos, estas deben ser evaluadas y reequilibradas. También requieren recortes periódicos, de tal forma que se mantengan alineadas una respecto a la otra.
En consecuencia, se mantiene una combinación planificada de activos, ya sea en bonos, productos, acciones, entre otros.
Finalmente, se evita ver inflado la planificación bursátil personal y por ende, se disminuye el riesgo de un impacto sobredimensionado en la cartera de inversión.
Mantener la calma implica quedarse en el carril de la diversificación antes que colocar todo el capital en una sola inversión. Es preferible ser cauteloso y optar por la diversificación en lugar de seguir modas, ya que así se sufre el mínimo impacto ante la explosión de cualquier burbuja
Hasta las finanzas llegan a un tope. Tener esta premisa en conciencia es garantía de una mayor prudencia ante inversiones demasiado prometedoras que pueden conllevar a perderlo todo.
Revisar constantemente los riesgos implícitos en cada inversión. El análisis de los posibles escenarios en el mercado bursátil y la toma de decisiones efectiva, puede evitar consecuencias críticas ante la explosión de una burbuja financiera.
La codicia puede ser un sentimiento importante al momento de asumir riesgos y tomar decisiones en el mercado financiero. Pero dejarse llevar por las emociones colectivas deviene en caer en acciones fraudulentas que, eventualmente, afectan personalmente.
Para mantener a raya la codicia y evitar caer en el engaño a terceros, no se puede perder de vista el plan de inversión a largo plazo. Un plan realista, con márgenes de ganancia promedio, conciencia de la pérdida ocasional en transacciones y sin esperar soluciones mágicas. Puede que aparezcan los golpes de suerte, pero eso no significa que esa vaya a ser una constante sostenible en el tiempo.
Las burbujas financieras responden a un comportamiento fuera de lo común en el mercado. Sus consecuencias pueden ser devastadoras, por eso se brindan claves acerca de sus fases, sus efectos y causas, así como consejos para protegerse de caer en las burbujas económicas que pueden aparecer en torno a cualquier bien específico.