Cada persona tiene sus propias cualidades. Y en cada actividad que desarrolla en las agrupaciones humanas, quedan de manifiesto. Por lo tanto, las características de un buen trabajador no pueden pasar desapercibidas al momento de desarrollar habilidades laborales. En este listado se detallan 10 características de un buen empleado, vitales para encajar en los perfiles profesionales que buscan las organizaciones.
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Entre los ejemplos de cualidades personales, el sentido de pertenencia es básico en el lugar de trabajo. Solo cuando una persona se siente parte de algo más grande que sí mismo, comprende que sus acciones y omisiones siempre tendrán un efecto en el resultado colectivo.
El sentido de pertenencia es una exigencia dentro del perfil de un empleado de confianza. En otras palabras, ningún trabajador pasa a ser parte de la línea ejecutiva de una organización si no se siente y ha demostrado ser parte de ella.
La pasión, enfrentarse a grandes desafíos y sentir en carne propia los logros colectivos, son algunos de los indicadores de que se posee esta cualidad. En cambio, un trabajador sin sentido de pertenencia es indiferente ante los logros de sus compañeros; además, solo cumple con sus labores mínimas, sin esforzarse por ir más allá en el desarrollo de su perfil.
La flexibilidad es parte de las fortalezas de un empleado del siglo XXI. Como ejemplo de ello, durante las circunstancias del confinamiento por la pandemia en 2020, millones de trabajadores tuvieron que demostrar su capacidad de adaptación siendo flexibles en cuanto a las formas de trabajar.
Las cualidades de un trabajador de carácter flexible son la comprensión y la comunicación. Sin ellas, es casi imposible que pueda reacomodarse a circunstancias imprevistas, nuevos retos o momentos tensos dentro de la dinámica laboral.
Al final del día, un empleado flexible es mucho más feliz que una persona rígida, pues esta última no logra sortear con éxito las frustraciones que, comúnmente, se le puedan presentar en el trabajo.
Para sintetizar, la flexibilidad comprende las habilidades de negociación, de tal forma que se cede un poco para obtener una mayor recompensa en una relación ganar-ganar o de añadir valor.
Ser empático forma parte de las 10 cualidades de una persona para un trabajo en cualquier ámbito. Lamentablemente, forma parte de las cualidades buenas que aún son vistas como debilidad de carácter en las empresas de jerarquía piramidal.
Aunque es un rasgo que suele estar vinculado con las relaciones personales, la empatía laboral es fundamental para comprender qué le pasa al otro. Por ende, es mucho más sencillo trabajar en equipo y alcanzar objetivos grupales.
Virtudes como la tolerancia, el respeto, la comprensión, quedan sobre relieve en las personas empáticas, quienes suelen demostrar sus habilidades de inteligencia emocional.
En definitiva, la empatía forma parte de las cualidades de un buen empleado que mantiene como objetivo principal el trabajo en equipo.
Buscar soluciones es una de las características de un trabajador efectivo.
Se define como la capacidad de mirar objetivamente un problema, analizarlo sin emitir juicios de valor y canalizar las circunstancias hacia un panorama que beneficie a la organización.
Encontrar soluciones a circunstancias problemáticas exige el exhaustivo conocimiento de la empresa, su visión, misión y objetivos.
Ser oportuno, creativo y tomar decisiones acordes a su cargo, son virtudes que van de la mano con esta característica.
En este mismo orden de ideas, la iniciativa y proactividad también interfieren con la cualidad de solucionar problemas.
La importancia de saber cuáles son las características personales de un colaborador radica en las expectativas empresariales con relación al personal que va a formar parte de la organización. La motivación a aprender constantemente es una de esas virtudes de peso que entran en consideración durante el proceso de selección de personal.
Un empleado con capacidad de aprendizaje constante no es arrogante ni cree saberlo todo. Acepta que puede equivocarse y acepta con serenidad las correcciones pertinentes.
También cuenta con una visión amplia del mundo, por lo tanto manifiesta curiosidad, investiga, hace preguntas y hace el esfuerzo diario por aprender algo nuevo.
La habilidad para aprender requiere al mismo tiempo de despojarse de paradigmas antiguos y abrirse al cambio. Por ejemplo, para adaptarse al teletrabajo, muchas personas tuvieron que dejar atrás sus rutinas diarias y aprender a manejar aplicaciones digitales que les permitieran llevar a cabo sus actividades laborales.
Aprender un nuevo idioma, a utilizar avances tecnológicos o participar de innovaciones organizacionales, son habilidades de mucho valor para cualquier tipo de empresa.
Del mismo modo, los trabajadores motivados al aprendizaje constante son necesarios para aumentar la calidad de la empresa, ya que de ellos depende el desempeño de las innovaciones tecnológicas implementadas en sus procesos.
Reconocer qué es un colaborador participativo amerita la evaluación de sus supervisores y de sus compañeros de equipo. Ante los ojos de la línea ejecutiva puede que se evalúe como estándar el desempeño de un empleado. Pero no es sino en el quehacer diario que queda en evidencia el grado de participación de cada trabajador.
Referirse a la participación no se limita a las actividades que el trabajador desempeña y que son propias de su cargo.
También se refiere a la forma en que se desenvuelve a nivel personal evitando problemas, siendo cordial, manteniendo un ambiente sereno. Propone soluciones a los conflictos que puedan surgir entre sus compañeros, manteniéndose a la vez al margen de cotilleos.
La sensatez de los empleados participativos es fundamental en las empresas de servicios, así como en las organizaciones con muchos trabajadores.
El compromiso también forma parte de las 10 cualidades de un buen trabajador. El compromiso laboral abarca el correcto desempeño de las funciones descritas en el cargo, la responsabilidad, la puntualidad y la cordialidad. También involucra el compromiso consigo mismo, con su familia y con la comunidad.
Por lo tanto, es un trabajador que se involucra, asume responsabilidades por iniciativa propia y se mantiene motivado a progresar en todas sus facetas.
Para las organizaciones, el compromiso trasciende la individualidad. Así que por medio de sus empleados pueden dejar una huella en la comunidad creando valor con actividades que complementan a sus objetivos mercantiles.
La eficiencia pertenece a las cualidades laborales más demandadas en los perfiles de reclutamiento y selección.
Consiste en desempeñarse óptimamente, empleando los mejores recursos que se encuentran a su disposición.
Es una virtud muy cotizada en organizaciones con modelos productivos enfocados en el mejoramiento continuo porque requieren una fuerza laboral capaz de obtener buenos resultados incluso con pocos medios disponibles.
Mantener una buena actitud causa un buen impacto en cualquier entorno laboral. Es una de las mejores cualidades para un trabajo, indistintamente de su naturaleza.
Más allá de ser positivo y cordial, mantener una buena actitud implica un modo de actuar conveniente según las circunstancias. Lógicamente, en un accidente laboral se espera que un trabajador con buena actitud ponga en marcha un plan de emergencia. Así como en un momento de rigurosidad, se mantenga apegado a las normas. O que ante un conflicto, sepa cómo mediar y llegar a una negociación.
Los trabajadores con buena actitud son significativos en cualquier empresa, sin importar si es grande o pequeña, pues sabrá cómo proceder ante cualquier situación.
Finalmente, un buen trabajador posee autoestima laboral. O lo que es lo mismo, reconoce el valor de su desempeño.
Depende de la percepción que el trabajador tenga de sí mismo, por lo que se mide con base en el desempeño. Entonces el empleado está en capacidad de reflexionar qué otras cosas debería hacer para llevar a cabo sus labores exitosamente.
A mayor autoestima laboral, mayor seguridad para afrontar los retos cotidianos. Del mismo modo, el conocimiento de las cualidades personales hace que el empleado sepa cuáles son sus debilidades y fortalezas, lo que le permite aprovechar oportunidades y afrontar amenazas.
Esta es una cualidad importante porque le permite al empleado disfrutar de sus éxitos y aprender de sus fracasos.
Las 10 características de un buen trabajador más buscadas en las organizaciones actualmente son el sentido de pertenencia, flexibilidad, empatía, generar soluciones, capacidad de aprendizaje constante, ser participativo, comprometido, eficiente, mantener una buena actitud e irradiar su autoestima laboral. Estas, básicamente, son las características de un buen empleado que permiten desarrollar un ambiente profesional enfocado tanto en la evolución del talento humano como en la calidad de la organización.