Descubre todo lo que necesitas saber sobre esta certificación.
Vivimos en un momento en el que es más que necesario contar con alguna certificación para acreditar nuestra capacidad y formación para trabajar en distintos entornos laborales, algunos muy especializados que exigen una absoluta profesionalización, como, por ejemplo, el de las atmósferas explosivas.
Antes de entrar en materia, es importante saber qué son las atmósferas explosivas. Si tuviésemos que definirlas, podríamos decir que son aquellos entornos en los que se produce la combinación del aire y de sustancias que son inflamables y que pueden estar presentes en ella, en cualquier estado (líquido, gaseoso o incluso sólido en forma de polvo). El peligro de estos entornos es que, tras la combustión, la mezcla que no se ha quemado puede propagarse por el aire.
Para que una atmósfera sea explosiva tiene que haber en ella tres elementos: el oxidante (el aire), una sustancia que se pueda inflamar y la fuente de calor. En el caso de espacios cerrados y en los que haya personas que manipulen esas sustancias, el peligro es mucho mayor, y por ese motivo es necesario que esas personas cuenten con una certificación concreta.
Para todos esos trabajadores es fundamental la certificación ATEX, que es el nombre que también reciben los entornos explosivos. Esta certificación es necesaria para trabajadores en cuyo puesto haya riesgo de explosión y que necesitan mecanismos de seguridad para todos los equipos técnicos y humanos. Es la que asegura que el personal está preparado para trabajar con equipos y sustancias ATEX, así como para realizar todo tipo de tareas en esos entornos tan peligrosos.
Si bien esta certificación es de tipo voluntario, hay algunos profesionales que trabajan en el sector, como ingenieros, químicos o técnicos, para los que es imprescindible, para que las empresas puedan confiar en su trabajo con toda seguridad. Respecto a los sectores en los que es importante contar con esta certificación, podemos señalar los siguientes: combustibles, estaciones de servicio, industria maderera, alimentación, o incluso, explotaciones mineras.
Al tratarse de una certificación tan específica, ATEX persigue acreditar que las personas que la ostentan tienen las actitudes, capacidades y la información que se necesita para diferenciar cuáles son esas zonas, y también ser capaces de hacer una buena planificación para usar, marcar y elegir sus equipos para trabajar adoptando las medidas de seguridad que son necesarias.
También garantiza que el trabajador está capacitado para realizar labores de prevención y que puede adoptar medidas técnicas para hacer que los riesgos derivados de su trabajo se vean minimizados de manera importante. Entre las muchas capacidades que certifica, están la identificación de atmósferas explosivas, su clasificación y cuantificación, la capacidad de elegir el equipo y los medios más adecuados en cada circunstancia y comprender cuáles son los distintos criterios para trabajar con seguridad dentro de estas áreas.
Por otro lado, la empresa es la que tiene que proporcionar la formación necesaria a los trabajadores, en lo referente a atmósferas explosivas, de forma que los empleados puedan hacer frente a los requerimientos de seguridad y protección propias de su tarea profesional.
En todo momento, las tareas que haya que ejecutar en estos entornos se realizarán en base a las directrices que la empresa dará por escrito, para que queden reflejadas. Igualmente, la empresa deberá proporcionar distintos permisos para autorizar la realización de los trabajos peligrosos por distintas razones antes del inicio de los mismos.
Si tenemos en cuenta la enorme peligrosidad que existe en los entornos explosivos por la naturaleza de los trabajos, es normal entender la necesidad de que las personas que ejecutan estas tareas tengan que ser profesionales con la capacidad y la cualificación necesaria, algo que pueden acreditar con el certificado de personas ATEX.