Un reciente estudio publicado en la revista ‘Neurology’, de la Academia Estadounidense de Neurología, ha identificado factores clave que pueden predecir cuándo los adultos mayores dejarán de conducir.
La investigación se centró en adultos mayores sin problemas iniciales de memoria o pensamiento, con el objetivo de determinar si los signos tempranos de Alzheimer podrían influir en la decisión de dejar de conducir.
El autor principal del estudio, Ganesh M. Babulal, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri, señaló la importancia de entender el desarrollo prolongado de la enfermedad de Alzheimer.
Babulal comentó que la enfermedad de Alzheimer se desarrolla a lo largo de un período de 10 a 15 años, durante el cual las personas pueden no mostrar síntomas, aunque la enfermedad avanza en el cerebro.
Además, señaló que querían investigar si los adultos mayores con signos tempranos de Alzheimer tendrían una mayor probabilidad de dejar de conducir en comparación con aquellos que no presentan estos signos.
En el estudio participaron 283 adultos mayores con una edad promedio de 72 años, todos los cuales conducían al menos una vez por semana.
Los participantes fueron sometidos a pruebas cognitivas al inicio del estudio y anualmente durante un promedio de 5,6 años. Adicionalmente, se les realizaron escáneres cerebrales y extracciones de líquido cefalorraquídeo al inicio del estudio y luego cada dos o tres años.
Durante el periodo de investigación, 24 personas dejaron de conducir, 15 fallecieron y 46 desarrollaron deterioro cognitivo.
Las razones para dejar de conducir variaron entre los participantes. Nueve personas dejaron de conducir debido a afecciones neurológicas, cuatro por cambios significativos en la visión, ocho por problemas de salud generales y tres se mudaron a centros de vida asistida.
Entre todos los participantes, aproximadamente un tercio cumplió con los criterios de Alzheimer preclínico, basados en los niveles de biomarcadores de la enfermedad (placas amiloides y ovillos de tau) en las imágenes cerebrales y el líquido cefalorraquídeo.
El análisis reveló que las mujeres, las personas que desarrollaron deterioro cognitivo y aquellas con peores resultados en las pruebas cognitivas tenían más probabilidades de dejar de conducir en comparación con los hombres, los participantes sin problemas cognitivos y aquellos con mejores resultados en las pruebas.
La cantidad de placas amiloides y ovillos de tau en el cerebro y el líquido cefalorraquídeo no predijo la decisión de dejar de conducir.
De los participantes que dejaron de conducir, el 58% eran mujeres frente al 42% de hombres. Entre las personas que desarrollaron deterioro cognitivo, el 27% dejó de conducir, comparado con el 4% de aquellos sin deterioro cognitivo.
Además, el 30% de las personas con puntuaciones bajas en las pruebas cognitivas dejaron de conducir, en comparación con el 7% de aquellos con puntuaciones más altas.
Ajustando por otros factores que podrían influir en la decisión de dejar de conducir, los investigadores encontraron que las mujeres tenían cuatro veces más probabilidades de dejar de conducir que los hombres.
Las personas con deterioro cognitivo tenían 3,5 veces más probabilidades de dejar de conducir que aquellas sin problemas cognitivos. Además, aquellos con puntuaciones bajas en las pruebas cognitivas tenían un 30% más de probabilidades de dejar de conducir que aquellos con puntuaciones altas.
«Este estudio proporciona una validación adicional de las recomendaciones de la guía de 2010 de la Academia Estadounidense de Neurología, que aconseja a las personas con deterioro cognitivo leve que dejen de conducir debido a los riesgos asociados», señaló Richard M. Dubinsky, de la Universidad de Kansas en Kansas City, quien escribió un editorial acompañando el estudio y fue autor de la guía de 2010 de la AAN.
Una limitación del estudio es la falta de información sobre otras condiciones médicas, deterioro de la visión o audición, y el uso de medicamentos como antidepresivos y sedantes, todos los cuales están asociados con el riesgo de fallar en un examen práctico de conducción.