El coleccionista de arte y magnate inmobiliario, Adrian Cheng trae su marca comercial de arte llamada K11, directo de Hong Kong a China continental para construir un enorme centro cultural y minorista en el paseo marítimo de Shenzhen, la metrópolis emergente del país en la región sureste.
Para materializar su plan, Cheng tendrá contribuciones de algunos de los nombres más importantes del mundo del arte. Por los momentos, se sabe que el distrito se llamará K11 Ecoast y se ubicará en Prince Bay en el distrito Nanshan de Shenzhen, un espacio que abarca más de 2,4 millones de pies cuadrados, el equivalente a 50 campos de fútbol.
K11 Ecoast tendrá un valor estimado de 10,000 millones de yuanes (USD 1,400 millones / EUR 1,370) y albergará un centro comercial, que será un espacio de arte de usos múltiples, tendrá un edificio de oficinas y un paseo marítimo.
Investigadores han desarrollado una nueva tecnología de captura directa de aire que elimina el dióxido de carbono del aire y lo comprime, ya sea para “secuestrarlo” o para utilizarlo. Este proceso promete ayudar a alcanzar los objetivos de emisiones netas cero que se han trazado para frenar los impactos del calentamiento global.
No obstante, el proceso de captura directa de aire puede consumir mucha energía y tierra y ser costoso, pero los expertos han creado un plan para modernizar los vagones de tren para eliminar el carbono del aire a un costo por tonelada mucho más bajo que el promedio.
“Es un gran problema porque casi todo el mundo quiere solucionar la crisis climática, pero nadie quiere hacerlo en su patio trasero (…) Los autos de captura de aire directo basados en rieles no requerirían permisos de zonificación o construcción y serían transitorios y generalmente invisibles para el público”, dijeron los expertos, quien esperan que al materializarse este plan de energía se utilice para ayudar a mitigar el cambio climático.
Las autoridades italianas bloquearon la venta de una preciada pintura del siglo XVII de Artemisia Gentileschi en una subasta en Austria y alegan que los propietarios la exportaron de forma ilegal. Los agentes de Carabinieri TPC, la agencia de protección del patrimonio cultural de Italia, dijo que los propietarios de la pintura obtuvieron el permiso de exportación hace tres años al describir la pieza como obra de “un seguidor de Gentileschi”, en lugar de la artista misma.
La pintura, llamada Caritas Romana, representa el antiguo mito romano de Pero, quien amamantó subrepticiamente a su padre encarcelado después de que fue condenado a muerte por inanición. Los registros históricos afirman que el conde pugliese Giangirolamo II Acquaviva d’Aragona lo mandó a pintar a mediados del siglo XVII.
Las autoridades de TPC descubrieron la pieza incluida en una próxima venta en la casa de subastas Dorotheum de Viena y posteriormente la incautaron. La casa de subastas no ha dicho nada al respecto.
Tras el fracaso y mal recibimiento de Google Glass, los lentes inteligentes de Google, la empresa está probando unas nuevas gafas de realidad aumentada (AR). El gigante de la tecnología anunció que “un pequeño grupo de probadores seleccionados y empleados confiables” van a probar estos nuevos dispositivos el próximo mes.
Google desea ver cómo impactan en la vida cotidiana de las personas y cómo pueden ser funcionales para poder ayudar con “una variedad de tareas diferentes, que incluyen cómo ir del punto A al punto B o traducir un menú que está justo enfrente a un idioma diferente”. Asimismo, detallaron que “estos prototipos incluirán pantallas en la lente, micrófonos y cámaras, pero tendrán limitaciones estrictas sobre lo que pueden hacer”.
No obstante, los prototipos AR no son compatibles con la fotografía y la videografía, aunque sí puede traducir menús o brindarle indicaciones a los usuarios para el Google Maps.
Una pareja de estadounidenses diseñaron zapatos para bebés que se derriten en el agua después de que el bebé cambia de talla. El calzado, que está hecho de una “tela sedosa”, que en realidad es un tipo de plástico soluble en agua que cubre las cápsulas de productos cosméticos y los recubrimientos de pastillas, “puede durar hasta el uso de dos bebés para conservar el potencial de segunda mano”.
Conocidos como Woolybubs, los zapatos tienen un costo inicial de 34 dólares para los que gatean y USD 40 para los que caminan. Aunque son solubles en agua, el calzado infantil ha sido probado en su resistencia y los creadores dan por sentado de que no se romperán.
Esta iniciativa puede ayudar a reducir los residuos de los vertederos entre las industrias textil y de la moda, los cuales son extremos y preocupantes.