El cine venezolano tiene su génesis a finales del siglo XIX y las primeras proyecciones de películas venezolanas se hicieron en el icónico Teatro Baralt de Maracaibo, en la capital del estado Zulia, en el noroeste del país; esas exhibiciones dieron pie para que existiera una cartelera de cine en Caracas y otras ciudades en desarrollo en el territorio. Para conocer más sobre la historia y la evolución del cine en Venezuela, te invitamos a seguir leyendo.
Estudios de animación:
Los 25 mejores estudios animados del mundo y sus mejores películas
Algunos registros del origen del cine venezolano los primeros metrajes se dieron a finales de los años 1800, pero en esta sección especificamos de forma precisa y breve cómo nació y se desarrolló el cine venezolano desde sus inicios hasta la actualidad.
El 11 de julio de 1896, el Teatro Baralt de Maracaibo dio la primera exhibición cinematográfica en Venezuela tuvo lugar el 11 de julio de 1896 en la ciudad de Maracaibo, en el estado Zulia, en el noroeste venezolano. Esto se logró después de que el empresario zuliano, Luis Manuel Méndez, adquiriera un Vitascopio (proyector de cine) de la Kinetoscope Company (empresa de Norman Raff y Frank Gammon) de Nueva York, el 10 de junio de ese año. Además, compró los derechos de explotación del territorio venezolano y colombiano.
Aunque antes se creyó que Manuel Trujillo Durán, fue el responsable de la llegada del Vitascopio a Venezuela, en realidad es fue contratado por Luis Manuel Méndez para que trabajara su fotografía y operara el proyector que había sido estrenado un año antes, en la Exposición de los Estados del Algodón en Atlanta, Georgia. En aquel entonces Durán se encargó de encender el proyector y de trabajar con él en un programa que incluía filmes como La Danza del Fantasma Sioux (1894), La Danza del Paraguas (1895), La Doctrina Monroe y La Danza de la Serpentina, ambas de 1896.
Al año siguiente, el 28 de enero de 1897, se exhibieron al público las primeras películas rodadas en Venezuela también en el Teatro Baralt, una de ellas fueron Un célebre especialista sacando muelas en el gran Hotel Europa y Muchachos bañándose en el Laguna de Maracaibo, quizás uno de los primeros cortometrajes venezolanos.
En los primeros 10 años de los 1900 Venezuela ya había visto el cine en forma de el Vitascopio, el Cinematógrafo, el Proyectoscopio, el Cromatógrafo, el Magnetoscopio y el Cinematógrafo Darlot, pero la recepción fue menos que caliente a pesar de que sí causara curiosidad la forma en la que la gente se podía entretener; también hubo presencia de improvisación de por parte de empresarios y aficionados.
Antes de llegar a la década de 1920, en Venezuela se proyectaron otros metrajes que abordaban celebraciones nacionales, como la celebración del de la Independencia, actividades deportivas como Hipódromo de Caracas en Día de carreras o la adoración a deidades, como Las fiestas de Nuestra Señora de La Chiquinquirá.
Ya en 1916, el poeta y periodista Lucas Manzano, dirigió junto al cineasta Enrique Zimmermann (productor), La fiesta del árbol, el primer filme colaborativo; luego realizaron la primera película argumental llamada La Dama de las Cayenas, un título parodia que hace referencia a La Dama de las Camelias, la reconocida novela de Alexandre Dumas. Esta película contó una historia del amorío de Margarita Gutiérrez (Aurora Doubain) y Armando Duval (Lucas Manzano), y también significó un éxito en la sociedad que, desde entonces, prefirió volverse cinéfila (o peliculera).
Tiempo después, en 1923, Edgar J. Anzola y Jacobo Capriles inauguraron Triunfo Films, la productora que se encargó de títulos como La Trepadora, el primer largometraje dramático en la historia de las películas venezolanas, y dos años después lanzaron Amor, tú eres la vida. En este mapa mental de la evolución del cine en Venezuela, en 1928, el triunfo del cine se hizo sentir en Barquisimeto, estado Lara (noroeste), de la mano de Amábilis Cordero, quien a pesar de no tener un capital exagerado, sí tenía estudios acumulados, lo que le permitió fundar Estudios Cinematográficos Lara.
Es por ello que se convirtió en una figura importante en la historia del cine venezolano, porque comenzó dirigiendo Los milagros de la Divina Pastora con miras a mejorar la calidad del cine en Venezuela. Más adelante realizó más de 20 largometrajes y películas cortas La muerte del piloto Landaeta (1931) y La tragedia de la Escuela Wohnsiedler (1932).
El tiempo que transcurrió entre 1927 hasta 1938, el cine de Venezuela estuvo repleto de producciones de no ficción financiadas por el Estado y realizadas en el Laboratorio Cinematográfico Nacional (LCN), un instituto fundado en presidencia de Juan Vicente Gómez por el Ministro de Obras Públicas José Ignacio Cárdenas, quien tenía como objetivo capturar y proyectar los trabajos llevados a cabo por su oficina.
El LCN inicialmente estaba ubicado en Caracas, pero luego dejó su sede en el estado Aragua, en Maracay, donde se fusionó con Maracay Films. Esta productora se encargó de producir La Venus de Nácar: Fantasía Aborigen, la primera película nacional de sonido no sincronizado.
Para 1938, el célebre escritor, Rómulo Gallegos creó Estudios Ávila, una empresa creada con fines culturales y de comercialización. Otras productoras como Bolívar Films, que está detrás del éxito de La Balandra Isabel llegó esta tarde, la película que ganó en la cuarta edición del Festival Internacional de Cine de Cannes el primer lugar por su fotografía en el año 1951.
Ahora bien, hagamos un salto en el tiempo en este resumen de la historia del cine en Venezuela para llegar a la década de los 80 en Venezuela, época en la que se vivió el Nuevo Cine Venezolano, una corriente que se fue viendo cada vez menos a medida que factores de económicos empezaron a golpear al país.
Entre finales de los 80 y los 90, tiempo en el que se creó la Ley de Cinematografía Nacional y el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía hizo que se dificultara el desarrollo del cine en Venezuela, ya que la política del Estado no ha prestado buena atención al espacio cultural ni facilita el proceso de cine independiente en el país.
No obstante, y pese a esta realidad, los años 2000 vieron un alza en calidad en cine digital que permitió la proyección de películas taquillera nacionales e internacionales en cualquier lugar como en el cine en Maracay, el de Caracas o hasta en los hogares, puesto que en Venezuela se vendía las películas “pirateadas” (forma ilegal en el exterior) por cualquiera persona o empresa que tuviese acceso a Internet y pudiese “quemar” un CD con la película descargada (hasta hay películas venezolanas en Youtube).
Luego del repaso histórico por los primeros días que labraron el camino de el cine venezolano en la actualidad; sin embargo, para entender mejor los contextos de las peliculas venezolanas nuevas y antiguas, es necesario identificar sus características.
Como cada tipo de cine a nivel mundial, las películas del cine venezolano están hechas con varias características, entre las cuales podemos enumerar las siguientes:
En los festivales de cine en Venezuela y tomando en cuenta las películas de los directores antiguos y los nuevos, podemos decir que una de las principales características del cine venezolano es que están hechas con el tinte neorrealista italiano, el cual se caracterizó por mostrar la dura realidad de la sociedad en la posguerra. En este caso, los directores venezolanos han podido plasmar la realidad política y social; esto es algo que se puede evidenciar en cualquier película de las que se lanzaron desde 2004 en adelante.
La ira, la tristeza, la frustración son varios de los sentimientos que se ven reflejados a través de los personajes; sin embargo, también puede apelar a emociones positivas como el orgullo y la felicidad.
Por otro lado, este mapa mental sobre la evolución del cine en Venezuela también muestra que las películas venezolanas están caracterizadas por su crítica al funcionamiento del Estado, el decaimiento social, la precariedad y la decadencia del país.
Asimismo, el cine venezolano también se ha utilizado como medio de propaganda para promover los movimientos políticos del gobierno (oficialismo) que lleva más de 23 años reinando en Venezuela. No obstante, el cine independiente ha servido de contraste ante esa otra realidad.
Ver películas venezolanas completas sirve para notar aquellos temas comunes que son los núcleos de la narrativa realista, muy característicos del cine venezolano.
A pesar de que Venezuela no es un país que sea tolerante con el tema de la homosexualidad, los roles y la identidad de género (y sexual), muchos directores se han dado a la tarea de mostrar la dura realidad que viven aquellas personas que forman parte de la comunidad LGBT y hacen críticas sociales al mismo tiempo.
Seguidamente, otro de los temas base que se evidencian en los vídeos de peliculas venezolanas es que proyectan y critican los conflictos políticos y sociales que han moldeado la sociedad desde su camino hacia el desarrollo industrial y tecnológico, el cual no ha tenido avances tan significativos.
Finalmente, como hemos dicho al principio, el realismo es parte de sus características fundamentales. Es por ello que muchas películas en Caracas o en ciudades como Mérida, Maracay y Valencia, tienden a mostrar la realidad que vive “el venezolano de a pie”, personas (niños y adultos) que están en situación de calle, la inseguridad social y alimentaria, etc.
A continuación, en esta sección enlistamos a los directores venezolanos que se han destacado con sus trabajos a nivel nacional e internacional.
El cineasta y dramaturgo, ha sido uno de los grandes precursores del cine venezolano porque desde que inició la “era de oro” del cine en Venezuela, Chalbaud ha lanzado títulos como Cuando quiero llorar no lloro (1972), El Pez que fuma (1977), Carmen, la que contaba 16 años (1979), El Caracazo (2005) y Zamora: Tierra y hombres libres (2009). En su trayectoria acumuló galardones como el Premio Nacional de Teatro (1984), el Premio Nacional de Cine de Venezuela (1990) y, además, recibió la Primera Clase de la Orden Andrés Bello y de igual manera con la Orden al Mérito.
Otra de las figuras representativas del cine venezolano contemporáneo es el actor y director de cine y televisión que ha dirigidos filmes como Todo lo que sube (2008), Cortos Interruptus (2011) y Azul y No Tan Rosa (2012); esta última película tuvo gran receptividad dentro y fuera de Venezuela, de hecho, Ferrari ganó el Premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana, gracias a la historia que está detrás de título.
Del cine actual de Venezuela podemos destacar a Jonathan Jakubowicz, el guionista, productor y cineasta que se hizo muy conocido por Secuestro Express (2005) y Manos de Piedra (2016). La primera obtuvo buenas reseñas porque se lanzó en medio de una ola de secuestros en Venezuela, y arrasó con las taquillas en el país; el segundo filme se estrenó en el Festival de Cannes 2016, porque retrató la historia del boxeador panameño, Roberto Durán, que fue encarnado por Edgar Ramírez.
La directora, productora de cine y periodista, Fina Torres es una de las mujeres que ha liderado el movimiento femenino en el cine y que ha sido reconocida con innumerables premios internacionales, entre ellos la Caméra d’Or en el Festival de Cine de Cannes de 1985 (primer lugar), año en el que estrenó Oriana, una película que habla de un misterio familiar que será descubierto por María, la protagonista. Además, Torres tiene otros títulos como Woman on Top (2000) y Habana Eva (2010), película que amasó unos siete galardones entre 2010 y 2011 en Venezuela y Estados Unidos.
La escritora, directora y productora de cine y teatro venezolana, Elia Schneider (1952-2020) fue otra de las representantes femeninas del cine venezolano con películas como Huelepega: Ley de la Calle (1999) una película que muestra la dura realidad de los jóvenes expuestos al clima delictivo y de drogas; otra de sus mejores películas es Punto y Raya (2004), un filme que ganó más de 20 premios a nivel internacional. Tamara (2013) también es otra de las películas que están en la cartelera de éxitos de Schneider.
Mariana Rondón, escritora, guionista y artista plástica se suma a la lista de directores destacados gracias a Postales de Leningrado (2007), una película autobiográfica que le valió el premio Abrazo en el Festival de Cine y Cultura de América Latina de Biarritz. Sin embargo, fue Pelo Malo (2013), un filme que ganó el Concha de Oro, el Premio SIGNIS y Premio Sebastiane, ambas menciones especiales.
Seguidamente, nombramos a los actores más importantes que han sido parte de grandes producciones del cine venezolano.
La escritora, actriz y locutora Elba Escobar es una de las figuras de primera clase que empezó con filmes como La casa de agua (1984) y siguió acomulando títulos hasta llegar a éxitos como Pandemonium (1997), Secuestro Express (2005), Maroa (2006), Azul y no tan rosa (2012) y Liz en septiembre (2013)
En Venezuela y en el exterior a Patricia Velásquez se le conoce como “la Reina Wayúu”, debido a su origen étnico (guajira de Maracaibo) colombo-venezolano. La modelo y actriz se alcanzó su fama con su papel como Anck-Su-Namun de La Momia (1999), pero también se estableció en Hollywood con filmes como Nena, Olvídame (2000), El Regreso de la Momia (2001), Liz en Septiembre (2013) y La Maldición de la Llorona (2019). A pesar de que Velásquez no ha sido galardonada por su trabajo actoral, sí ha recibido primeros por su labor humanitaria.
Miguel Ángel Landa es uno de los primerísimos actores del cine y la TV venezolana, pero también es un productor, director y presentador. Landa se inició en el cine con películas de Cuentos para mayores (1963) y Más Allá del Orinoco – El Hombre de la Furia (1965), pero se dio a conocer con El Pez que Fuma de Chalbaud; también participó en Pandemonium y Secuestro Express. La carrera y reputación de Landa ha sido una de las más prolíficas y reconocidas en la historia del cine venezolano.
La cara fresca del cine venezolano en la actualidad está representado por actores como Edgar Ramírez, quien inició su carrera en la pantalla chica y grande en Venezuela y se expandió hacia Hollywood. Con respecto al producto nacional, Ramírez apareció en películas como Yotama se va volando (2003), Punto y Raya, Elipsis (2006), Carlos (2010) y Libertador (2013). Su trayectoria ha tenido nominaciones a los premios SAGA, Globos de Oro y al Óscar.
En esta lista vamos a describir a las ocho mejores películas que han edificado al cine venezolano contemporáneo, sin un orden en específico.
La película de Chalbaud narra los hechos que se vivieron en Venezuela el 27 de febrero de 1989, una serie de disturbios y saqueos que se dieron en el Distrito Capital, por el aumento de la gasolina. El filme ganó el premio Glauber Rocha en el «Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano” de La Habana, en 2005; también fue proyectado en Miami y España, donde obtuvo buenas críticas.
Seguidamente, otra de las grandes películas venezolanas es el drama familiar de Hermano, un filme que se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Moscú en 2010. La película de Marcel Rasquin sitúa al espectador en Caracas y cuenta la historia de dos jóvenes que buscan escapar de su barriada a través del fútbol; sin embargo, la historia se cruza entre el éxito y las más reseñadas de América del Sur y ganó el premio San Jorge de Oro a la Mejor Película y el premio de la crítica y del público en el 32º Festival Internacional de Cine de Moscú, y lo mismo pasó en el Festival de Cine Latino de Los Ángeles.
La película de Jakubowicz es un thriller sociopolítico que arroja luz sobre los problemas de la sociedad venezolana moderna. Además, se inspiró en los secuestros latentes en América del Sur y, especialmente, en Caracas, donde una pareja adinerada es víctima de tal injusticia. No obstante, la trama tiene un giro interesante e intenso. El filme se llevó el premio a la Mejor Película en el Festival del Cine Venezolano de Mérida y recibió la nominación a la mejor película del idioma extranjero para los British Independent Film Awards ese mismo año.
Seguidamente, Maroa, la película de Solveig Hoogesteijn es otra de las grandes películas venezolanas de esta lista porque expone la realidad de los “ranchos” e “invasiones” en Venezuela y Caracas, pero también muestra como una niña desamparada está a merced del crimen, las injusticias, las drogas y el tráfico de personas. La directora hizo una película con una jerga muy criolla para proyectar la realidad lo más fiel posible. Maro representó a Venezuela en los Óscar y ganó el premio del público en Biarritz y Mérida.
La ópera prima de Miguel Ferrari mostró en Azul y No Tan Rosa la realidad de un artista homosexual (no declarado) que repentinamente debe cuidar de su hijo adolescente. El filme muestra cuán difícil es ser parte de la comunidad LGBT en Venezuela, los problemas con respecto a la identidad sexual y de género, los roles sociales, la homofobia y las inseguridades. Es un drama crudo y hermoso que aviva la importancia de la unidad y la familia; además, consiguió el premio a la Mejor Película Iberoamericana en los Premios Goya de la Academia de Cine Español.
Este filme de Rondón muestra a un niño con rizos rebeldes, quien se siente avergonzado de su afro y quiere alisarlo para lucirlo en la foto del anuario de su escuela, al tiempo que su madre lucha por tolerar su fijación por el cabello. Detrás de este tema hay otro contexto, como el familiar y social, que brinda al espectador una visión sobre el racismo, las construcciones sociales, la hipocresía y el amor duro por parte de los padres. La película ganó una Concha de Oro, y ganó Mejor Dirección y Mejor Guion en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Otra de las mejores películas del cine venezolano es esta de Alejandro Hidalgo, la cual se centra en la historia una madre que experimenta actividad paranormal en su antigua casa en esta. Aunque es una película de suspenso, habla de una historia familiar y de los restos de nuestros seres queridos en la memoria; este es uno de los filmes que destaca por su tensión, giros inesperados y la emoción constante. Además, se llevó el premio a la Mejor Película de Horror en el Palm Beach International Film Festival de Estados Unidos.
El director Alberto Arvelo le llevó al público su versión de la historia de Simón Bolívar, el libertador de Venezuela, en la piel de Edgar Ramírez, quien mostró cómo fue la campaña militar del hombre que libertó las cinco naciones hispanoamericanas. El drama histórico logró una nominación al Óscar y ganó otros premios como Mejor Película Nacional en el Premio Universitario al Cine Nacional.
Aunque el cine venezolano no ha sido tan constante, a través de los años vivió una evolución y un desarrollo en el ámbito de producción (no solo hay productoras audiovisuales en Caracas) y de fotografía que se ha evidenciado en las películas venezolanas más taquilleras. Sin lugar a dudas, una buena forma de conocer la realidad política y social del que fue uno de los países más prolíficos de América Latina.