El escritor y periodista Irving Wallace (19 de marzo de 1916 – 29 de junio de 1990) se alistó en el ejército de los Estados Unidos en 1942. Se impuso como meta divulgar los éxitos de su país en la Segunda Guerra Mundial a través de películas y documentales.
Debido a ese interés empieza a trabajar en la primera Unidad Cinematográfica creada por el entonces teniente Ronald Reagan, interesado en las artes histriónicas, y donde Wallace filma al teniente Reagan comandando a un ejército, vencedor, que libera al mundo de la cruel guerra provocada por la Alemania Nazi. Estas películas tienen una gran aceptación porque muestran a un ejército humanitario y heroico.
Irving Wallace es reconocido por su habilidad en el manejo de los ángulos de la cámara, el ensamblaje, sobreimpresión, letras sobreimpresas y sonidos: efecto sonoro, grabación, doblaje, versión y playback.
Posteriormente el teniente Ronald Reagan traslada a Wallace al Signal Corps para que trabaje con el director Joris Ivens, donde aprende hacer reportajes, documentales, noticiarios, publicidad, y manejar diferentes formatos como Vista-visión, Cinemascope y súper 8.
Al terminar la guerra, se vuelca totalmente a la escritura —que no dejó mientras estaba en el ejército, porque consideraba a la escritura como su principal medio de comunicación y entretenimiento— buscando utilizar siempre un lenguaje directo, cercano al que se utiliza en la cinematografía. Se ve muy claro en la escritura de sus últimas novelas: Invitada de honor, El salón dorado, El séptimo secreto y La cama celestial.
Irving Wallace intentó en cada una de sus historias lo más difícil: empatar a la cinematografía con la escritura y así lograr que el lector se involucre en la historia contada, combinando escenas y diálogos.
¿Podremos ver una de sus últimas novelas en el cine? Sería bueno para este 2020 tan aciago, para recordar que Irving Wallace pensaba a la cinematografía y a la escritura como expresiones y entretenimiento.