La clase gobernante puede entenderse como un sinónimo de clase social, pero en realidad es un adjetivo para definir a las clases políticas o élites políticas que están a cargo del control del movimiento político de una sociedad. A continuación, en esta entrada explicamos breve y detalladamente qué son estás cúpulas de poder, cuántas clases de políticas hay, así como sus características.
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En las ciencias sociales, la imagen de política se puede englobar en el concepto de clases políticas (o élites políticas), que es la “participación formal en la autoridad, la toma de decisiones y la gestión de los recursos de la autoridad”. Además, esta autoridad está definida por varios criterios como el vertical, el cual puede ser visto por un grupo de personas como un controlador cuando está en una posición alta en la estructura social vertical, que sería la élite real.
Por otro lado, el segundo criterio es el de servicio, el cual está definido por el hecho de que una persona o un grupo de individuos estén en la cima porque tiene autoridad y pueden, por lo tanto, puede definirse como la élite política. Además, son una figura de autoridad porque tienen las cualidades para ello. En resumidas cuentas, las élites políticas son una fuente de poder y control porque actúan a través de la política e influyen fuertemente en la toma de decisiones inherente a ellos y a los movimientos políticos en general.
Una de las principales ramas que estudian a las clases políticas es la sociología y también las ciencias sociales y la politología. De hecho, uno de los pioneros del tema y quien hizo que se estableciera el término de “clase política” fue el político y sociólogo italiano, Gaetano Mosca, quien dio a conocer el concepto a finales del siglo XIX, cuando se refería a cómo los políticos habían dejado de representar a los votantes, dejaron de ser el vínculo esencial entre los ciudadanos y el estado y, en cambio, habían comenzado a representarse a sí mismos.
Aunque a menudo el concepto de élites políticas se ha usado de manera imprecisa, este término ha servido de apoyo para otros estudios sociopolíticos e histórico-políticos, donde grandes nombres como Vilfredo Pareto, Robert Michels, Max Weber también hicieron referencias a las clases dominantes o clases de organizaciones políticas.
En entre los siglos XVIII y XIX otros filósofos y políticos como Henri de Saint-Simon, Aguste Comte y Alexis de Tocqueville, a menudo, en sus análisis sociopolíticos hicieron uso de los conceptos de élites y clases directivas para darle sentido a los fenómenos de la época como las revoluciones, los intentos de restauración, la burguesía y la lucha de clases.
Sin importar que se estudie desde el ángulo de clases de ciencias políticas o de clases de ideologías políticas, este es un tema que se ha analizado desde muchos siglos atrás y se ha enfocado en cómo una clase dominante tiene el poder y la influencia en otra parte de grupos sociales.
Ahora bien, de acuerdo a análisis de expertos en sociología y política, las clases políticas pueden fungir como un nexo entre el Estado y la sociedad para garantizar el bienestar de la misma, y no únicamente para buscar votos a favor de campañas o movimientos políticos. Es decir, deben trabajar en pro del pueblo y no pensar de forma egoísta, pues se recae en el monopolio, la corrupción y en cúpulas de burguesía dominante.
No obstante, lo que sí es cierto es que en cualquier sistema jurídico y en las distintas sociedades siempre existirá la presencia de una élite organizada y un poco hermética o restringida que esté en posesión del poder y del control; en contraste, también existirá un grupo de personas que estarán condicionados por el ejercicio del poder de las élites políticas.
Entonces, en todo régimen político hay presencia de minorías organizadas que predominan sobre una mayoría desorganizada y esto, en pocas palabras, es lo que da sentido al término de clases políticas o dominantes.
En primera instancia, el término “clase social” se ha usado desde el siglo XIX tras las revoluciones industriales y políticas del siglo XVIII, gracias a las ilustraciones de Karl Marx, quien abordó la idea de cómo una clase controla y dirige toda la producción, mientras que otras clases no tan dominantes fungen como productores directos y proveedores de servicios para las élites políticas o clases dominantes.
Si bien puede verse como una relación antagónica, las clases políticas y sociales, según Max Weber hay mucha importancia entre el poder político y el estatus social para hacer una distinción entre las distinciones de clase. Pero, en resumidas cuentas, las clases altas o dominantes, también son las clases políticas porque no solo tienen poder adquisitivo y riqueza (mayormente) heredada, mientras que la clase media y trabajadora, es aquella que se hace su vida con base a un salario establecido según su mano de obra y provisión de servicios.
Los sociólogos han establecido que existen tres clases sociales: alta, trabajadora (o baja) y la media. Empezando por la clase alta, generalmente existe en las sociedades capitalistas modernas, pero también puede hacer vida en sociedades no capitalistas con desigualdad en poder adquisitivo y de influencia.
Por supuesto, las clases dominantes o élites políticas tienen grandes propiedades, ingresos y empresas con varias sucursales; también dominan las clases de instituciones políticas y clases de políticas empresariales, y tienen mucha ventaja a nivel económico, social y de educación, porque son agentes de influencia y poder.
En contraste, las otras clases, como se dijo anteriormente, están bajo el dominio (de cierta forma) de las clases dominantes, porque son la “mayoría desorganizada”, es decir, cada quien busca cómo subsistir, sea con empresas propias, emprendimientos o contratos con empresas que ofrecen salarios base con distintos beneficios. Todo se basa en la preparación de cada trabajador.
Otra relación, y a su vez distinción, es el estilo de vida que pueden llevar las clases sociales. Por ejemplo, las clases medias y bajas no pueden permitirse tener el mismo estilo ni calidad de vida que las personas que hacen vida en las clases políticas o en las élites políticas de una sociedad, que vienen siendo la clase alta.
Esto se debe a que hay más control de su entrada de dinero y de poder adquisitivo; por su parte, las clases medias y bajas deben administrar sus ingresos para poder llevar una vida equilibrada que le permita acceder a una vida con buenos alimentos y poder gozar de buena salud para costear los medicamentos.
Continuando con el tema de las élites políticas, en esta sección enumeramos las características de las clases políticas en España.
De acuerdo a la Administración del gobierno español, la sociedad tiene altos niveles de participación en temas políticos y públicos. Tienen presencia en elecciones transparentes y secretas, porque la soberanía es inherente a los ciudadanos sin importar las distintas clases sociales.
Asimismo, la división de poderes es otra de las características de la nación. En España hay una monarquía parlamentaria, pero existe división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) en las distintas clases de instituciones políticas y también en varias clases de políticas publicas, para que pueda existir un equilibrio y relación lógica que requiere de colaboración de las organizaciones, dejando de lado el abuso en el ejercicio del poder.
Además, en la sociedad española, si bien hay presencia de clases y élites políticas, los derechos aplican igual para cada ciudadano sin importar su raza, color, sexo, creencia religiosa, ideología política o capacidad monetaria. Se respeta la propiedad privada y pública, la diversidad cultural y la unidad entre Comunidades Autónomas.
En cada país y región del mundo hay distintas clases de políticas sociales y económicas que predominan en una sociedad, y en cada una no falta una clase que predomine en influencia y poder. A continuación, desglosamos las características de las clases políticas en algunos países de Latinoamérica.
Cuando llegamos a América Latina, podemos encontrarnos con países como México que han pasado por gobiernos militares y autocráticos, con el paso del tiempo fue ganando estabilidad y competencia electoral. Sin embargo, históricamente ha sido moldeada con estas características.
México es uno de los países latinoamericanos que ha tenido buenas reformas orientadas al mercado y eso permitió que las sociedades pudieran estar más o menos igual, es decir, hay presencia de las clases sociales, y la clase media puede brillar en el marco político y socioeconómico. No obstante, hay fuerte presencia de las élites económicas y políticas, con buena formación académica en el entorno nacional y regional.
En líneas generales, México cuenta con una distribución extremadamente desigual en las prestaciones y servicios sociales. Por ejemplo, no toda la población cuenta con la certeza de que tiene seguridad y las oportunidades sociales al igual que la clase media y alta; esto se debe a que existen brechas evidentes en la geografía del país, mayormente en el norte, el sur y en zonas rurales. Hay barreras que evitan el progreso socioeconómico igualitario.
Lo anteriormente dicho sobre la capacidad desigual del Estado, también compagina con la aplicación eficaz de acto político, el cual no es igual en todos los sectores y, además, puede que no garantice que los ciudadanos gocen de todos sus derechos, ya que las élites políticas están dominando, pero el movimiento político puede carecer de transparencia, equidad y de bienestar social. Esto puede traducirse en altos niveles de pobreza y la inestabilidad del PIB del país porque, probablemente no hay un control lógico de las clases de políticas económicas.
Otro de los países de América Latina que tuvo años de estabilidad y en ese entonces fue uno de los mejores vistos para el crecimiento de la región. Sin embargo, se ha visto afectado por conflictos sociales y políticos.
Como hemos dicho, cada país y sociedad tiene sus diferencias entre clases sociales, y en este caso, Perú no es la excepción. En el Perú se evidencia una gran desigualdad en las zonas y regiones, no como una clasificación de poderes adquisitivos, pero las zonas con más edificaciones y zonas verdes son aquellas que “pertenecen” a personas con gran poder adquisitivo, mientras que en las más rurales y aparentemente descuidadas hacen vida personas de clase baja.
Por mucho tiempo, el gobierno del Perú estuvo bajo la mano de la familia Fujimori, pero con el paso del tiempo fueron apareciendo pruebas de corrupción que afectaron severamente al sistema político del país que, en efecto, estuvo dominado por las élites políticas de los altos mandos. Esto generó malestar tanto en el Parlamento y la sociedad, ya que han rechazado rotundamente los actos corruptos de los antiguos gobernantes y la incapacidad de la sucesión.
La sociedad del Perú gozó por mucho tiempo de un periodo democrático palpable, pero ahora claman la existencia de estructuras partidarias fuertes que puedan establecer el nexo y el fortalecimiento del Estado y, además, esperan que los cargos y las instituciones gubernamentales estén libre del abuso del poder para mantener la estabilidad económica y social.
Finalmente, Colombia también ha sido uno de los países de América Latina que mejor se ha mantenido en niveles económicos aceptables para el crecimiento de la región, pero eso no aleja a la nación de los problemas sociopolíticos históricos.
Al igual que los otros países de esta sección, Colombia es un país en vías de desarrollo que también tiene clases sociales, pero esta nación tiene como peculiaridad que la sociedad se divide en estratos, del uno al seis, en lo cuales las personas viven según su nivel económico; es decir, el uno es bajo y el seis es alto. Por supuesto, eso se traduce en una desigualdad social muy marcada.
Ahora bien, otra de las características de la nación colombiana es que históricamente ha estado combatiendo la crisis que ha dejado la guerra contra el narcotráfico y la guerrilla, y pese a que esto afecta al país en su entorno económico, las clases políticas siguen liderando en la sociedad, independientemente de los problemas sociopolíticos.
Asimismo, las élites políticas que son conocidas en el país pueden dividirse en dos grupos: el tradicional y el comercial. En este sentido, el primer grupo está conformado por distribuidores y cosechadores de café, tabaqueros, productores de azúcar y ganaderos; mientras que el segundo grupo lo integran los dueños de industrias y manufactureras, banqueros, dueños de telecomunicaciones, trabajadores de bienes raíces, y distribuidores de bebidas y alimentos.
A modo de resumen, podemos decir que las clases políticas o élites políticas tienen presencia en cada Gobierno y Estado del mundo, pero no todos los actores políticos de la clase dominante cumplen con el papel determinante dentro de la sociedad, como bien lo dijo Mosca, independientemente de si hacen vida en una sociedad capitalista, socialista o liberal.