Uno de los últimos párrafos de mi anterior publicación, en la que narraba la Batalla del Cabo San Vicente, decía: ¿Se puede considerar este combate, un antecedente a Trafalgar?
Difícil contestar con rigor a esa pregunta, pero hoy quiero echar la vista atrás y remontarme al 22 de febrero de 1744, fecha en que tiene lugar la Batalla de Tolón o Sicié.
El Princesa
Nuestra historia comienza el 19 de abril de 1740, cuando el Princesa, de 70 cañones, que había sido botado en Guarnizo once años antes, y que estaba al mando de don Pablo Agustín de Aguirre, rompió accidentalmente un mastelero.
En plena faena para repararlo, se vio atacado por tres navíos ingleses de su mismo porte: los Oxford, Kent y Leonor.
El navío español, después de resistir siete horas, tuvo que arriar su bandera. Los ingleses, maravillados de sus cualidades marineras, lo repararon e incorporaron para copiarlo, siendo la base para sus buques de tres puentes, incluido el Victory.
Guerra de Sucesión austriaca
Como consecuencia de la muerte del emperador austriaco, dio comienzo la Guerra de Sucesión austriaca. Enfrentados a la emperatriz María Teresa, se coaligaron Francia, España, Prusia, Cerdeña y algunos estados alemanes.
De ruta hacia a Italia, la escuadra mandada por el jefe de la escuadra don Juan José Navarro zarpó de Cádiz hacia el Mediterráneo.
El 19 de noviembre de 1741 dio vista a la escuadra de Haddock a la altura de Cartagena. La escuadra de Navarro era muy inferior a la de Haddock, pero la presencia de una escuadra francesa hizo que éste no se decidiera a atacar, pudiendo entrar el convoy en Barcelona.
Salida de Barcelona y entrada en Tolón
El 14 de enero de 1742, españoles y franceses zarparon de Barcelona, pero un fuerte temporal les hizo refugiarse en Tolón el 24 de marzo, siendo acosados por Haddock, ahora reforzado por del almirante Lestock.
El mando de la flota inglesa recayó en el almirante Thomas Mathews con órdenes de bloquear en Tolón a la escuadra aliada.
Entre tanto, otra división inglesa bombardeaba Palamós y Mataró, dirigiéndose acto seguido frente a Nápoles y obligando al futuro Carlos III a declararse neutral.
La escuadra de Navarro, junto a la francesa, continuaban bloqueadas en Tolón hasta que, tras dieciocho meses de bloqueo, las cortes francesa y española decidieron que ambas escuadras rompieran el bloqueo.
Los barcos de la escuadra de Navarro eran, casi todos, de 60 cañones con solo dos de tres puentes: el insignia Real Felipe, con 110 cañones, y el Santa Isabel, de 80 cañones.
Por otra parte, los franceses disponían de 16 navíos, ninguno de tres puentes. Aunque la mayor debilidad francesa radicaba en su jefe, el teniente general, octogenario, De Court de la Bruyere, de dudosa lealtad hacia los españoles, a los que debía proteger.
El 19 de febrero de 1744 salió de noche de Tolón en una silla de manos para entrevistarse con dos oficiales británicos, hecho que fue comunicado a Navarro.
Salida de Tolón
Al día siguiente se hizo a la mar la escuadra franco-española. De Court ordenó a Navarro situarse a vanguardia, divisándose la escuadra inglesa, que estaba fondeada en las islas Hyeres.
De Court ordeno a Navarro atacar al abordaje a la escuadra enemiga. Éste le contestó que eso era una locura, ya que tendrían que pasar de uno en uno y serían acribillados por los barcos ingleses. A Navarro solo le quedaba obedecer.
Entonces el viento cambió, favoreciendo a los ingleses, por lo que De Court cambió de opinión, ordenando a Navarro ponerse a retaguardia, la situación más peligrosa, puesto que la escuadra inglesa era muy superior en número y potencia de fuego.
La Batalla
La vanguardia británica cayó sobre los buques españoles, Oriente y América, teniendo el primero que batirse con el Barfleur de 90 cañones, insignia de Rowley.
El Neptuno fue atacado por cuatro ingleses mas una fragata. Su comandante, Olivares, herido, no tuvo más remedio que retirarse del combate.
El Poder, tuvo que enfrentarse con el Princess (antiguo español Princesa). El comandante inglés Perr tuvo que arriar la bandera y rendirse, pero fueron atacando al Poder, el Somerset, el Bedford, el Dragón y el Kingston.
A pesar de la mayoría inglesa, no conseguían doblegar la resistencia del español, hasta que el Berwick, mandado por lord Hawke, pasó a sotavento, atacando por la banda de estribor al Poder mientras el resto lo hacían por babor.
Con la dotación diezmada y el barco hecho un desastre, a su comandante, Urrutia, no le quedó otra opción que rendirse al Berwick.
Algo más atrás, el Real Felipe acompañado por el Constante y Hércules, hacía frente al grueso del cuerpo de Mathews, con su insignia el Namur y el Marlborough, al frente.
Este último, muerto su comandante Cornwall, desaparejado y con graves vías de agua, arrió su bandera. Asimismo, varios buques ingleses tuvieron que abandonar la línea.
Pero los españoles también sufrieron serios daños y pérdidas, entre ellas la muerte de Geraldino, comandante del Real Felipe. Herido el propio Navarro y muerto Iturriaga, el comandante del Constante, que tuvo que salir de la línea, quedando únicamente el Hércules en apoyo del Real Felipe.
Después de cuatro horas de combate, Mathews, ordenó la retirada de sus barcos, para hacer reparaciones y volver al ataque. Pero antes volvió a utilizar un buque incendiario, el Anne Galley.
Navarro pidió voluntarios para tripular la falúa que debía desviar el brulote, tomando su mando los tenientes de Navío don Pedro Sáenz Sagardía y don Pedro Arrigorri.
Los barcos españoles dispararon contra el Anne Galley, que empezó a hundirse. Su comandante, el teniente Mackie, ordenó preparar los artefactos de fuego y esparcir pólvora sobre cubierta. Al divisar la falúa, provocó inmediatamente la deflagración, muriendo él, su segundo, un piloto, un artillero y dos contramaestres.
Hecho una pira de fuego y hundiéndose, se acerco al Real Felipe, momento en el que el propio ministro de la escuadra, don Carlos Retamosa, efectuó un disparo a bocajarro, que hundió el brulote, fracasando así el ataque inglés.
Esto dio tiempo a que los cuatro últimos buques de la retaguardia llegaran a la altura del Real Felipe, por lo que Mathews, se vio obligado a retirarse.
De Court había seguido impasible su rumbo, observando la inevitable destrucción de la escuadra española. Por dos veces el jefe de su vanguardia, Gabaret, le instó a virar y caer sobre los ingleses, pero el viejo almirante francés se negó en rotundo. Al final viendo el combate decidido, De Court ordenó a Gabaret la maniobra.
Fin de los combates
Aquello decidió a los ingleses a retirarse. De Court, puesto en contacto con Navarro, le propuso ahora atacar conjuntamente a los ingleses. Navarro visto el estado en que se encontraban sus barcos, se negó.
Al día siguiente se recuperó el perdido Poder, pero De Court, alegando el pésimo estado del buque, ordenó quemarlo. No opinaron lo mismo los ingleses, que lo marinaron.
El Hércules, aislado, fue atacado por un tres puentes inglés, hasta que los franceses acudieron en su ayuda. Entonces, con la aprobación de Navarro, se separó de la escuadra, haciendo su entrada el 27 en Cartagena.
El 25, los navíos españoles se encontraron de nuevo solos. Los franceses les habían pasado. Con el Real Felipe a remolque siguió la penosa navegación, hasta que el 9 de marzo fondeó Navarro en Cartagena, haciéndolo dos días después De Court.
Mathews fondeó en Mahón para hacer reparaciones, pero Francia se había decidido, por fin, a declarar la guerra a los ingleses, por lo que quedó bloqueado en Lisboa por la escuadra francesa de Brest.
Aquello dejó el Mediterráneo libre a los españoles, aprovechando para enviar refuerzos y provisiones a su ejército de Italia, hasta que una escuadra inglesa, al mando de Rowley, le bloqueó en Cartagena con 21 navíos.
Conclusiones
Así terminó la campaña de cabo Sicié o de Tolón, con un claro triunfo español.
A De Court, ante las críticas, se le quitó el mando y se le retiró del servicio. En cuanto a los ingleses: Mathews acusó a Lestock de insubordinación y este le acusó de conducta temeraria. El Consejo de Guerra, condeno a Mathews separándole del servicio, mientras que Lestock fue absuelto.
Don José Navarro fue ascendido a teniente general y recibió el título de marqués de la Victoria.
Los partes españoles señalan tres comandantes muertos: Geraldino, del Real Felipe, Iturriaga, del Constante, y Olivares, del Neptuno, más 147 muertos y 467 heridos.
Los ingleses reconocieron 400 bajas, entre las que se encontraban los comandantes Russell y Cornwall.
El siguiente capítulo nos relatará la historia de El Glorioso y el valor demostrado por todos los embarcados en este navío ante la importante superioridad inglesa.