En algún punto de su carrera, todo empleado tiene que vérselas con el rechazo. El rechazo de un jefe que dice “no” a su propuesta. Para muchos, este acto genera ansiedad y desmotivación.
La respuesta automática suele ser sentir que el trabajo que se hace no está lo suficientemente valorado o que, sin esa aprobación, no se puede continuar con un proyecto.
Sucede, en especial, cuando lo que se solicita es un aumento de cualquier tipo. Ya sea de recursos, de presupuesto para el proyecto o de la cantidad de tiempo disponible para finalizarlo. El empleado suele sentir que sin ese aumento no logrará hacer un trabajo de calidad.
Para los jefes, la historia es diferente. Buscan centrarse en la regulación y buena distribución de los recursos.
Además, muchos consideran que una negativa puede impulsar incluso más a su equipo. De reaccionar de forma adecuada, los empleados pueden alcanzar resultados que superan las expectativas.
Entonces, ¿qué se debe hacer ante una negativa?
Si no se pueden aumentar los recursos, siempre se puede poner más energía en la creatividad. En especial, en momentos donde las dificultades obligan a poner en práctica el ingenio.
Cuando tu jefe dice “no”, tienes una oportunidad de oro para demostrarle que cuentas con el talento y las habilidades necesarias para lograr completar un trabajo de calidad sin su ayuda.
Cuando se poseen más recursos, no es necesario pensar en nuevas formas de aprovechar cada uno de ellos. Es en el momento en el que los recursos escasean, cuando las personas intentan algo diferente usando las mismas herramientas de siempre. Este acto, de hacerlo correctamente, puede dar resultados impresionantes.
En muchas ocasiones, las personas se quedan estancadas al pensar constantemente en lo que no tienen, o en lo que podrían lograr si lo tuvieran.
Por el contrario, lo ideal es empezar a trabajar, aunque no se conozca aún cómo conseguir los objetivos. Una vez iniciada la labor, la creatividad se impulsará y los resultados empezarán a ser visibles.
Referencias: