Se estima que, de forma natural, se pierde un promedio de 50 a 100 cabellos diariamente, como parte del proceso normal del ciclo de crecimiento. Sin embargo, cuando se evidencia que la caída del pelo es más de lo común, podría derivarse a factores vinculados a la genética, la edad, la nutrición, vicios (tabaco, drogas y alcohol), la salud general, el estrés y el uso de productos capilares agresivos.
En la mayoría de los casos, la caída de la melena es temporal y puede ser tratada con éxito. Hay muchos tratamientos disponibles, dependiendo de la causa subyacente. Estos incluyen suplementos de vitaminas y minerales, cambios en la dieta, terapia hormonal, productos tópicos y, en casos graves, cirugía. Es importante buscar el consejo de un profesional cuando la caída es excesiva.
Una alimentación rica en vitaminas y minerales (hierro y vitamina B y D), los ácidos grasos (Omega 3 y 6) y las proteínas son esenciales para la formación de folículos pilosos y el bienestar de la cabellera. Las carnes magras, el pescado, las frutas, verduras, granos enteros y productos lácteos son la base de una dieta equilibrada.
Usar champús anticaída que contengan algunos de estos ingredientes: minoxidil, vitaminas y minerales (biotina, hierro y vitamina B), y aceites esenciales (de argán, coco o jojoba).
Un producto muy recomendado es Pilexil, una marca de más de 20 años especializada en salud capilar, que cuenta también con tópicos, ampollas, sprays y cápsulas orales.
Practicar técnicas de relajación como meditación o yoga ayudan a mantenerse más tranquilo. Investigadores de la Universidad de Harvard develaron que el estrés crónico induce a la segregación de hormonas que afectan el folículo piloso, causando una pérdida temporal, llamada alopecia telógena que adelgaza el cabello hasta que se pierde. Igualmente, el estrés podría interferir con la absorción de nutrientes.
Los peinados que incluyen trenzas, coletas y gomas elásticas causan tensión en el folículo piloso y fomentan la caída. El uso de secadores, planchas y rizadoras a altas temperaturas, al igual que los productos químicos como tintes y alisadores, pueden dañarlo.
La estimulación del cuero cabelludo aumenta el flujo sanguíneo hacia los folículos pilosos, proporcionando más nutrientes y oxígeno a los folículos.
Lavar el cabello, regularme con un champú suave, elimina la caspa, aceites y polvo que obstruyen los folículos capilares y debilitan el pelo.
La melena está en su estado más débil cuando está mojado, por lo que es importante evitar peinarlo en dicho momento para prevenir su rotura y por ende caída. En este sentido, se aconseja usar un peine con dientes amplios para reducir la fricción.
Finalmente, lo ideal es consultar a un dermatólogo de presentar una caída drástica o si está acompañada de otro problema capilar. Si es moderada y gradual no requiere tratamiento médico.