La electricidad es un servicio indispensable, que permite calentarnos, iluminar las casas y hacer que funcione prácticamente todo a nuestro alrededor. En España, existen diferentes formas de producirla, siendo la nuclear, la eólica y la termoeléctrica las principales fuentes de generación.
Millones de personas utilizan diariamente la energía eléctrica en sus hogares, sin ser conscientes, en la mayoría de los casos, de dónde proviene esa energía, y tampoco de los distintos procesos que son necesarios para que sea posible beneficiarse cada día del milagro de la electricidad.
En este artículo te contamos cómo se produce la energía eléctrica en España y la evolución del sector en los últimos años.
Como todavía ocurre en muchos países de Latinoamérica, en España había pocas compañías de generación, distribución y comercialización de electricidad. El suministro y el precio de la luz estaban en manos de un número reducido de grandes empresas que intervenían en toda la cadena, desde que se producía la energía hasta que llegaba a los hogares.
No fue hasta el año 1997, con la aprobación y puesta en marcha de la Ley de Liberalización del Sector Eléctrico Nacional, cuando se terminó con ese mercado oligopolístico y el sector comenzó a dinamizarse con la entrada de nuevos agentes.
Actualmente, hay dos tipos de comercializadoras: de mercado libre, con unas 200 empresas (entre ellas, Endesa, EDP, Iberdrola y Naturgy), y las de Último Recurso, que son las fijadas por el Gobierno español y que ofrecen la TUR (Tarifa de último Recurso), como el Alumbrado Eléctrico de Ceuta Comercializadora de Referencia, S.A.U. y Teramelcor, S.L. (Melilla).
En España, se manejan varias fuentes de generación de energía eléctrica, algunas con mayor capacidad instalada que otras: con carbón, fuel + gas, de ciclo combinado, cogeneración, térmica renovable, hidráulica, eólica, solar y nuclear.
La energía nuclear es aquella que se obtiene a partir de las reacciones nucleares, específicamente mediante el proceso de desintegración de los átomos del uranio. En España hay seis centrales nucleares en funcionamiento, y dos de ellas disponen de dos reactores: Sta. María Garoña, Almaraz I, Ascó I, Almaraz II, Cofrentes, Ascó II, Vandellós II y Trillo.
Según el boletín mensual de la Red de Energía Eléctrica de España (REE), «la energía nuclear volvió a ser la principal fuente de generación durante el mes de octubre, con el 24,6% del total de la producción, seguida por la eólica».
Un punto a favor de la fusión nuclear es que no libera gases contaminantes a la atmósfera y, básicamente, supone un 40% de la electricidad libre de emisiones de España.
No obstante, hay que destacar que genera una gran cantidad de desechos radiactivos peligrosos que, si no se manejan con cuidado, pueden representar un peligro para la salud de las personas.
Aunque la energía nuclear se ha mantenido entre las principales fuentes de generación, el Gobierno no prevé alargar la vida útil de estos reactores más allá de los 40 años. Eso quiere decir que la mayoría de centrales que conforman el parque nuclear español habrán cerrado antes del año 2030.
En la actualidad existen más de 20.000 aerogeneradores instalados en todo el país, repartidos en más de 1.000 parques eólicos. La Asociación Empresarial Eólica (AEE) señala que España es el quinto país del mundo en lo que respecta a la potencia eólica instalada, con un 18% de cobertura de la energía consumida y 23.092 MW de potencia.
De enero a junio de este año, la energía eólica fue la principal fuente de generación, con un incremento del 1,2% respecto al 2017.
En el mes de octubre, la producción eólica peninsular alcanzó los 4.296 GWh, «registrándose una variación del 34,8% frente a la del mismo mes del año pasado. El máximo de generación eólica peninsular se produjo el 29 de octubre, suponiendo un 37% de la generación de ese día», indica la Red Eléctrica de España (REE).
La energía eólica es una de las fuentes de energía renovable más económicas y su principal ventaja es que evita la emisión de 28 millones de toneladas de CO2 cada año.
Gas, carbón y petróleo: los combustibles de las centrales termoeléctricas.
Otra de las formas de producir energía es a través de la cogeneración (fuel + gas), con carbón y de ciclo combinado.
En las centrales termoeléctricas de ciclo convencional se utiliza la combustión del carbón, petróleo o gas natural para generar la electricidad. Estas centrales resultan más económicas y su uso es muy común en todo el mundo, aunque ejercen un impacto ambiental considerable. Generan como mínimo el 16,5% de la energía eléctrica en España.
Por otra parte, también existen las centrales termoeléctricas de ciclo combinado, que queman gas natural, gasóleo o carbón para alimentar una turbina que, al moverse, termina produciendo la electricidad. Tienen un rendimiento bastante alto y cubren hasta un 34% de las necesidades energéticas de los españoles, pero son enormemente contaminantes.
La energía hidráulica aprovecha el agua para mover grandes turbinas que generan la electricidad. La lluvia es la mejor aliada de este tipo de fuente de generación, aunque los períodos de sequía representan un gran reto para estas centrales.
La REE ha indicado que «las reservas hidráulicas se han situado a finales de octubre en el 41,2%, 15,8 puntos porcentuales por encima del nivel de octubre de 2017, y 3 puntos porcentuales menos respecto al mes anterior».
La mayoría de los sistemas de producción de energía liberan gases de efecto invernadero, debido a la quema de gas, petróleo y carbón, los cuales contribuyen al calentamiento global. De hecho, este sector es responsable del 80% de las emisiones procedentes de la Unión Europea.
Eso no ocurre con la energía solar, que es una de las fuentes más limpias de generación de electricidad. Existen dos variantes: energía solar fotovoltaica y energía solar térmica.
Se trata de un sector al que todavía le falta mucho por crecer en España, ya que, en comparación con el resto del mundo, es poca la capacidad instalada. Durante el 2017 se instalaron apenas 135 MW, frente a los 1.750 MW de potencia fotovoltáica que se establecieron en Alemania.
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Tenía entendido que España era buena en el tema de lo eólico pero no sabía que ocupaba el quinto lugar del planeta. El problema es que aún dependemos mucho de la energía nuclear, pero está bien encaminada en la transición energética en comparación con otros países. Aún así, hay muchos ejes de mejora como la energía solar que podríamos aprovechar más en nuestro país debido a que tenemos una relativamente buena exposición al sol a lo largo del año