Las buenas novelas románticas son eternas, para muestra, solo hace falta ver que algunos títulos de este género literario permanezcan en la lista de los más vendidos aun cuando se tratan de clásicos con más de un siglo de antigüedad.
Dentro del género rosa se pueden encontrar todo tipo de componentes, lo que deja una duda al aire en los lectores frecuentes ¿Qué define a una buena novela romántica?
Para quienes tal vez estén buscando una nueva adquisición o hayan tenido la mala suerte de leerse una mala historia, aquí hay algunos componentes clave para reconocer una buena novela de amor:
Uno de los factores más importantes de una buena historia de amor es la profundidad de los personajes principales: sus motivaciones, carácter, circunstancias, opiniones sobre la vida…
Es fácil reconocer a buenos personajes porque van más allá de los clichés típicos o esperados. Los personajes de una novela romántica verdaderamente memorable están bien encajados en el contexto y persiguen motivaciones que son incluso hasta más grandes que ellos mismos.
No importa si los protagonistas son comunes y corrientes, la idea es que sea fácil identificarse con ellos o admirarlos.
Toda escena de amor, tensión y romance tendrá un efecto poderoso dependiendo del contexto, época, situación política o lugar en el que transcurre la historia.
Es posible reconocer una buena novela romántica cuando todo lo que en ella sucede se apega fielmente a las reglas de ese mundo, sea o no de fantasía. En este sentido, mientras más detalles entrelazados entre sí, mejor suele ser la historia.
Las mejores novelas de amor saben muy bien aprovechar a los arquetipos, al punto que el lector pueda identificar a estas figuras incluso en su vida personal.
De aquí que en las mejores historias rosa el típico antagonista, el mejor amigo del héroe, el payaso, la familia en oposición, los consejeros… sean seres pulidos, de historia profunda y que encajan bien en el contexto sin robar protagonismo.
Una buena historia de amor no solo se trata de pasiones desenfrenadas, gloriosas escenas íntimas y besos robados a escondidas…
Se puede reconocer muy fácilmente una buena novela de este género cuando la trama está bien estructurada, sin caer en lo predecible; son de esos libros que se pueden leer de ratos sin desorientarse, porque las historias quedan bien grabadas en la mente y son fáciles de procesar.
Una buena narrativa romántica rebosa en intensidad; las novelas de amor de gran nivel suelen estar llenas de emociones poderosas en constante cambio y conflicto, rumbo a una evolución de los personajes: tragedia, tensión sexual, prohibiciones, dudas, grandes saltos de fe…
Las buenas novelas dejan el autocontrol para la vida real y permiten que sus personajes sea una versión algo exagerada, pero idílica, de lo que cualquiera soñaría con ser (o hacer) si estuvieran en el lugar del personaje.
Perderse en una buena historia de amor es sumergirse de manera muy íntima en los pensamientos y emociones de un tercero como si fueran propias. Si la novela no tiene este componente será olvidada.
Esta suele ser la mayor discusión de todos los tiempos. En todo caso, que le pregunten a Werther si su historia no ha sido de amor o si La Dama de las Camelias no vivió un verdadero romance.
Sea como sea, la historia no necesariamente debe ser feliz o terminar en un beso para ser romántica y esta es la razón de que muchos títulos de este género permanezcan tanto tiempo entre los libros más vendidos.
Lo que realmente importa es tengan una conclusión positiva, o que la pasión experimentada por los personajes sea intensa de verdad. Aunque dicho esto, es imposible negar que todo lector de romance, estará esperando un felices para siempre.