La comunicación agresiva puede darse en diferentes contextos y expresarse de múltiples formas, con palabras imperativas; con un gesto de disgusto; incluso con una mirada penetrante y sostenida. Cualquier estilo agresivo que pueda cumplir el fin de manipular, intimidar y ganar, es válido para un comunicador violento. Es una característica común de las personalidades narcisistas pero todos podemos expresarnos agresivamente en ciertos momentos de nuestras vidas. El problema es cuando se hace parte de nuestra identidad, por ello conozcamos un poco sobre las características, señales y ejemplos de esta forma de expresión y cómo evitarlo.
Comunicación escrita:
Qué es, características, elementos, formas y principales ejemplos de expresión escrita
Es una forma de expresión de la violencia, que se manifiesta de manera física, verbal o escrita; e implica manipulación y el uso generalizado del lenguaje para obtener beneficios personales. La comunicación agresiva es la manera de expresar pensamientos, sentimientos u opiniones, abruptamente y sin tomar en cuenta los derechos de los otros.
Esta forma de comunicación cuyo objeto es demostrar dominio y poder, usualmente irrespeta la autoestima, dignidad y sensibilidad de otras personas para defender las propias necesidades y puntos de vista. De acuerdo a qué es un estilo de comunicación y lo qué es una persona agresiva, quienes asumen este tipo de comunicación generan un intercambio de información unidireccional, sin la necesaria retroalimentación de su interlocutor.
Cuando el proceso comunicativo es agresivo por parte de ambas personas, el intercambio de información se basa en reproches e ideas preestablecidas por cada participante; suele utilizarse para transmitir autoridad, exigencia o superioridad sobre el otro.
El comunicador agresivo necesita anteponer insistentemente sus ideales y deseos propios, y está acostumbrado a utilizar un lenguaje general violento que le permite ejercer control sobre los otros. Estas son las dos formas más comunes de manifestación:
Se caracteriza por mantener un alto tono en la voz, así como expresiones agresivas y comentarios ofensivos, irrespetuosos y humillantes; también la manifestación de amenazas o de agresión indirectamente, con frases sarcásticas y maliciosas.
Este estilo de comunicación agresivo se manifiesta con el contacto visual sostenido, desafiante y dominante. También a través de una expresión física tensa y de disgusto o amenazante a través de gestos y señas. El comunicador agresivo ignora las ideas de sus interlocutores.
Existen tres tipos principales de comunicación: la comunicación pasiva, la comunicación asertiva y la comunicación agresiva. Cada una se manifiesta y resulta de manera distinta, estas son algunos de los elementos que la diferencian entre sí.
Para distinguirla de los otros dos tipos de comunicación, recordemos lo qué es comunicación agresiva se evidencia por una comunicación provocadora, es decir; cuando se habla en voz alta y exigente; se mantiene un contacto visual intenso y dominante; o se controla y manipula a otros para intimidarlos, atacarlos o criticarlos. Los comunicadores agresivos no obedecen órdenes, preguntan de manera grosera y no escuchan a los demás.
Estas personas suelen actuar con indiferencia y ceden el paso frente al deseo de otros; pues prefieren no expresar sus sentimientos o necesidades. La carente comunicación con otros puede conducir a malentendidos y resentimiento; ya que en lugar de resolver fluidamente los conflictos, recurren al aislamiento y la evitación de confrontaciones. También es conocida como comunicacion pasiva-agresiva.
En sus expresiones, los comunicadores pasivos además de evitar el contacto visual, se victimizan y tienen dificultad para negarse a hacer cosas o vivir situaciones que les incomode o le hagan daño.
Es la forma de comunicación más efectiva, ya que la persona expresa sus necesidades, deseos e ideas y atiende las de los demás, con el objetivo del beneficio mutuo y el equilibrio de derechos La comunicación asertiva usa frases en primera persona, para indicar propiedad de sentimientos y comportamientos sin culpar, ignorar o agredir a otros, lo qué es el estilo en la comunicación sana y verdadera.
La comunicación agresiva abarca la manifestación de elemento verbales y para verbales, paralingüísticos, de actitud y entonación. Estos no tienen porqué ser siempre los mismos ni se expresan con la misma intensidad; puesto que una conversación con baja entonación y un discurso sereno también puede ser un proceso comunicativo agresivo. De esta manera existen seis características del comportamiento agresivo que pueden ir integradas o no al momento de identificar este tipo de comunicación, a continuación:
El comportamiento general de un comunicador agresivo siempre intenta generar miedo y sumisión en su interlocutor, no se trata de un comportamiento neutral. Se caracteriza por demostrar superioridad en cada una de sus acciones y asume una posición combativa a fin de que las otras personas acepten su superioridad y se hagan obedientes y sumisas. Mantienen una actitud general violenta e imponente.
Decíamos que el comunicador agresivo pretende transmitir un mensaje exigente y violento; lo que es la base de su comunicación y postura desafiante. La actitud violenta o actitud agresiva no se limita al uso de la palabra, se expresa e identifica a través de la entonación, los movimientos y el contacto visual. De hecho, el contenido verbal puede ser el correcto, pero no así la actitud del comunicador agresivo.
El lenguaje utilizado en el proceso comunicativo agresivo, se caracteriza por el uso masivo de imperativos y la expresión insistente de críticas al comportamiento de los demás, así como amenazas. Otra de sus estrategias intimidantes es la de hacer múltiples preguntas a la vez para causar estrés y confusión a su interlocutor; mientras que en respuesta a preguntas que se le hacen, el comunicador agresivo responde con otras preguntas o desvía el interés de la interrogante.
La entonación agresiva suele ser alta; manifiesta con voz fuerte, fría y autoritaria. Son habituales los gritos o que la entonación aumente durante el discurso, con la intención de que la comunicación o el propósito sean más contundentes y altivos. De las características de una persona agresiva es que esta no acepta que el argumento de otros obtenga más protagonismo que el suyo, ni por el contenido ni por la intensidad sonora.
El tiempo y la frecuencia del discurso son características paralingüísticas de la comunicación agresiva. En cuanto al tiempo, el comunicador agresivo monopoliza la conversación tomándose el tiempo necesario e incluso excesivo para plantear su argumento. Tampoco permite pausas ni mantener silencios a lo largo del proceso comunicativo y resulta habitual el uso de una voz enfática y aguda que permita interrumpir al hablante contrario. La finalidad de estas acciones es la de evitar la participación su interlocutor.
Además de la expresión verbal, la postura corporal y los movimientos de brazos son características efectivas para el dominio en la comunicación agresiva, pues resultan intimidantes al romper el espacio íntimo personal del receptor. Otras expresiones de proximidad así como las expresiones faciales o el ceño fruncido, son señales de agresión paraverbal. Sin embargo, una mirada de comunicación agresiva, con intención fija y penetrante da un mensaje tan desafiante que es capaz de obligar al interlocutor a desviar la vista.
La comunicación agresiva ocasiona un impacto importante no solo en nuestro entorno y a las personas que reciben el mensaje intimidante, nosotros mismos podemos percibir las secuelas inmediatas y a largo plazo que nos deja la comunicación violenta y mantenida. Aunque pueda resultar una ventaja para ser considerado un líder, más temprano que tarde, la agresión sostenida nos pasa factura, pero consideremos cuales son los efectos positivos y negativos que este tipo de interacción genera.
Los más relevantes son los efectos negativos de la comunicación agresiva, principalmente a la salud, por los altos niveles de estrés que genera el mantenimiento en el tiempo de este comportamiento social. En el ámbito social, está claro que dicha actitud de conflicto pueden estropear las relaciones en una amplia variedad de formas.
Entre otras consecuencias la comunicación agresiva puede conducir a recibir la misma carga de violencia de parte de los demás; entorpece y desvía la comunicación; genera desconfianza, irrespeto y miedo; delimita las oportunidades de compartir; aumenta las posibilidades de estrés, enfermedades cardiacas y gastrointestinales; incremento de conflictos; interacciones negativas; retraso o interrupción de metas; etc.
Algunos sostienen que en la misma medida que la comunicación agresiva genera estrés, también reduce la tensión interna a través de la manifestación emocional; por tanto nos concede beneficios a la salud física, mental y emocional. Además la satisfacción de los sentimientos de poder y grandeza, y el logro de metas sin la objeción directa de los demás; es un gran incentivo para el avance de algunos propósitos profesionales y personales.
No obstante, el refuerzo del comportamiento agresivo permanente y a futuro, produce efectos negativos a valorar, como la acumulación de conflictos interpersonales; sentimientos de culpa y la pérdida de oportunidades.
La falta de empatía es una de las críticas más severas de este tipo de comunicación, la persona agresiva no cuidará sus palabras ni acciones con tal de expresar clara y dominantemente su deseo. Por tanto, el estilo de comunicación agresiva es hiriente, directo y usualmente, irrespetuoso. Algunos ejemplos de conducta agresiva o frases de una persona que usa esta forma de comunicación son:
Basándonos en las características de este estilo comunicativo agresivo, incluidos términos, expresiones faciales, tono de voz y lenguaje corporal; a continuación un ejemplo comparativo de las posibles reacciones entre este tipo de expresión y la comunicación pasiva y asertiva.
En un supermercado de la ciudad, un comprador antes de abandonar la caja registradora nota que ha recibido por parte del vendedor menos dinero del correspondiente o lo correspondiente al cambio por el pago de su compra. Entonces, decide regresar para recuperar su dinero y demostrar con el ticket el error.
– Comunicador agresivo: “¡Te equivocaste! ¿Andas despistada o qué?. Me diste mal el cambio, debes regresarme 15$, no menos de eso recibiré”.
– Comunicador pasivo: “Disculpa, creo que recibí menos cambio, si mal no recuerdo, creo que debías regresarme 15$ en lugar de 10$”.
– Comunicador asertivo: “He recibido menos cambio has debido darme 15$ y no 10$, pero no te preocupes, todos nos equivocamos algunas vez”.
Cuando una persona usa la comunicación agresiva, los derechos de los demás son vulnerados y cualquier tipo de relación por muy intima que sea, se resiente. Las personas que deciden llevar permanentemente un estilo agresivo de comunicación con su entorno, sin considerar las necesidades y derechos de los demás; terminan arrastrando una pesada carga de resentimientos y soledad. La comunicación asertiva por el contrario nos permite relaciones placenteras de retroalimentación y desarrollo.