Una nueva investigación sobre el comportamiento humano señala que aquellas personas que suelen dar consejos a los demás, ven incrementada la sensación de poder que tienen.
Los expertos explican que cuando un individuo ofrece consejos hay una sensación de que la otra persona puede seguir las sugerencias, es decir, existe la probabilidad de influir en su comportamiento. Esa creencia de intervenir de alguna forma en los demás deriva en que la mayoría se sienta con más poder.
Rick Larrick, Michael Schaerer, Francesca Gino, Leigh Tost y Li Huang encabezaron los análisis que les permitió determinar este comportamiento. El trabajo fue publicado en el Boletín de Personalidad y Psicología Social.
En un primer estudio se les pidió a los participantes pensar y describir situaciones en las que dieron consejos solicitados o no solicitados. En este punto un grupo escribió sobre alguna conversación que tuvieron con otra persona.
Quienes escribieron sobre dar consejos se sintieron más poderosos en comparación con aquellos que solo mantuvieron una conversación. La diferencia de poder estaba relacionada con la cantidad de influencia que pensaban que tenían sobre la otra persona. Un estudio de campo realizado con empleados de una biblioteca universitaria arrojó los mismos resultados.
Las conclusiones fueron especialmente ciertas entre quienes estaban interesados en buscar más poder. Al final, cuando los participantes descubrieron que su consejo no iba a ser tomado en cuenta, su sentido de poder disminuyó. Incluso las personas que no buscan el poder de forma rutinaria sienten este efecto al dar consejos, según el estudio.
Dar y recibir consejos es un arte que debe ser dominado para no pasar por malos entendidos. Hay personas a las que les molesta recibir algún tipo de recomendación, otros también pueden sentirse ofendidos.
En todo caso lo más importante es saber escuchar en ambos casos. Antes de dar un consejo hay que prestar atención y estar al tanto sobre la dimensión del problema. La idea es que el consejo sea de ayuda.
Uno de los aspectos que más hay que cuidar es la forma en la que se ofrece el consejo. Para el ensayista inglés Joseph Addison:
“ninguna cosa es tan difícil como el arte de hacer agradable un buen consejo”.
Una sugerencia ampliamente aceptada, por quienes tienen a su cargo personal de trabajo, es destacar algún aspecto positivo de la persona. Lo ideal es que este aspecto guarde relación con el consejo que se va a dar. Seguidamente hay que destacar el punto en torno al cual se quiere aconsejar.
El escenario ideal es mantener una actitud positiva y muy respetuosa. Desde el principio hay que entender que dar o recibir consejos es un tema de confianza. Este aspecto hay que saber ganárselo para que el consejo tenga el resultado positivo que todos buscan.
Buscar y dar consejos son fundamentales para el liderazgo y la toma de decisiones. En el campo empresarial rara vez los gerentes los ven como habilidades prácticas de las que se puede aprender y mejorar.
En un artículo publicado en el Harvard Business Review, los profesores David Garvin y Joshua Margolis, señalan que recibir orientación a menudo puede verse como el consumo pasivo de sabiduría. Cuando se ofrecen consejos de buena manera las personas de ambos lados de la mesa se benefician.
Dar consejos o recibirlos no está libre de obstáculos. Entre quienes los buscan o los donan existe una tendencia arraigada de preferir, la mayoría de las veces, las propias opiniones, independientemente de su mérito.
Escuchar atentamente es un trabajo difícil y que en ocasiones puede consumir mucho tiempo. Los expertos hablan que toda interacción es un arte sutil e intrincado. Para ambos casos se requiere de inteligencia emocional, moderación, diplomacia y paciencia.
Los consejos pueden ser bienvenidos en un gran número de casos. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el proceso puede descarrilarse de diversas maneras, lo que se traduce en consecuencias perjudiciales, incomprensión, frustración, paralización de decisiones y soluciones insatisfactorias.
Hay que recordar que el consejo puede tomar diversas formas bajo diferentes circunstancias. Cada situación es diferente, por lo que hay que tener tacto y empatía para saber abordar a un compañero
Las investigaciones siguen profundizando los efectos que esa sensación de poder tiene tanto en la persona que la siente, como entre quienes se encuentran a su alrededor. El comportamiento servirá para analizar las relaciones humanas y su impacto en el ámbito laboral.