A menudo se dice que los escritores son personajes excéntricos y misteriosos. Su contacto con las musas, esa extraña condición de la creatividad, suele producirse en circunstancias inusuales, llamativas, que suelen parecer inverosímiles. Manías, hábitos, rituales extraños en el momento de ponerse a escribir, que dicen mucho de quiénes son y de qué cosas escriben.
A continuación te presentamos una lista de las más curiosas de todas, para que eches un vistazo al mundo interior de esos seres tan raros que pasan todo el día viendo historias donde no las hay.
Las manías más curiosas a la hora de escribir
Buscar a sus personajes en la guía telefónica
Antes de empezar a escribir sus novelas, el escritor belga Georges Simenon (1903-1989), creador del famoso Comisario Maigret, utilizaba la guía telefónica para elegir los nombres de sus protagonistas. Abría páginas al azar y leía los nombres y apellidos en voz alta, repitiéndolos varias veces, hasta encontrar aquellos que le parecían los indicados.
Levantarse a escribir antes del amanecer
El famoso escritor japonés Haruki Murakami (1949) tiene una rutina que no interrumpe por absolutamente nada en el mundo: se despierta a las cuatro de la mañana, antes de que salga el sol, y escribe sin parar durante seis horas seguidas. Luego, después de comer algo, sale a trotar o a nadar y regresa a su casa para leer o escuchar música hasta las nueve de la noche, hora reglamentaria de dormir para este autor tan disciplinado.
Imaginar durante años lo que se quiere escribir
El autor estadounidense Truman Capote (1924-1984) planificó sus grandes obras años antes de sentarse a escribirlas. Amigos cercanos cuentan que el autor hablaba de historias que algún día escribiría y que a lo largo de los años fueron apareciendo, una tras otra. Pero siempre tuvo claro qué era lo que quería escribir.
Atiborrarse de compañía
El reconocido novelista inglés Charles Dickens (1812-1870) fue, probablemente, el único escritor al que le gustaba escribir rodeado de gente. Contrario a la preferencia de la mayoría de sus colegas, que abogan por escribir solos y sin distracciones, Dickens agradecía la compañía y las conversaciones mientras lo hacía, e incluso intervenía de vez en cuando en la tertulia y acto seguido retomaba inmediatamente la escritura.
Escribir estando de pie
Ernest Hemingway (1899-1961), escritor y novelista estadounidense, no sólo fue un eminente boxeador y cronista de guerra, conocido por su participación en el frente de los aliados cuando libraban la batalla contra los nazis. También era un excéntrico creador, que prefería escribir sus libros siempre de pie.
Crear rodeado de flores
El escritor colombiano y Premio Nobel de Literatura en 1982, Gabriel García Márquez (1927-2014), no podía escribir si no tenía una flor amarilla en su escritorio. Solamente cuando la flor estaba en su sitio, el creador del Realismo Mágico procedía a descalzarse y entonces comenzaba a escribir.
Empezar en una fecha específica
La escritora chilena Isabel Allende (1942) sólo comienza sus novelas los días 8 de enero. Entonces, cada nuevo día de escritura es acompañado por una vela encendida, cuya duración marcará el tiempo invertido en la creación literaria. Si por alguna razón la vela se apagara antes de consumirse, la escritora dejaría de inmediato de escribir hasta el día siguiente.
El curioso mundo de los escritores
Hasta aquí un vistazo a la intimidad de esos seres extraños, a menudo atormentados, que tanto nos deleitan con sus obras de arte. Incluso ellos tienen sus tradiciones y supersticiones, su mirada un poco mágica del mundo que los rodea. ¡Comparte esta publiciación con tus amigos y acércales a las curiosidades de la lectura!