La RAE dice que el término domótica1 proviene de la fusión de la palabras latina domus y automática, así mismo la define en el diccionario como el «conjunto de sistemas que automatizan las diferentes instalaciones de una vivienda».
Robots domésticos:
Robots para el hogar que ya existen y los que existirán en el futuro
A través de la infotecnología, la domótica tiene como objetivo proveer una mejor calidad de vida de los habitantes de los hogares en donde está presente. También se encarga de incrementar en gran medida la comunicación y automatizar los procesos domésticos, estableciendo una red de comunicación con los habitantes y el exterior2.
Es bien sabido que a muchos usuarios no les despierta el interés la tecnología en sí, sino que el valor se aplica a lo que puede hacer esta por ellos. Así fue como la gente recibió en sus hogares la televisión, sin importar de qué manera fue creado el dispositivo, pero sí con la emoción por lo que podrían ver a través de la pantalla.
De manera perceptible, las mejoras fueron integrándose a las actividades cotidianas con el único fin de facilitar las rutinas diarias y aportar con su presencia un cambio significativo en el entorno: así llegarían las lavadoras de ropa, las aspiradoras, los ventiladores, la bombilla, la plancha de mano y demás enseres que fueron los precedentes de los sistemas domóticos.
La domótica en la actualidad incursiona en cuatro áreas:
- Seguridad
- Cultura, ocio y entretenimiento
- Confort y ahorro energético
- Gestión y actividades económicas
En lo que refiere a seguridad, tanto de los bienes como de las personas, hoy en día existen cámaras de videovigilancia que pueden ser monitoreadas desde un dispositivo móvil; es posible gestionar de manera remota y en tiempo real los accesos a una vivienda o también asistir a una persona que se encuentre en algún tipo de emergencia.
Muchos hogares cuentan con servicios de streaming de vídeo, música y videojuegos que son manipulables con la ayuda de un asistente digital que, a su vez, es controlado por sencillas instrucciones dictadas por voz; incluso es posible tener acceso al aprendizaje a distancia y a otros temas culturales desde la comodidad de un sofá.
Como se mencionó al principio, con la domótica se pretende mejorar la calidad de vida de los usuarios proponiendo soluciones prácticas a las tareas domésticas y la comodidad que esto implica, por ejemplo, programar una aspiradora robótica para que realice la limpieza de los pisos a determinada hora, o asignar un horario para que se enciendan o apaguen ciertas luces de la casa y se cierren las persianas o se aseguren las puertas de acceso al domicilio. Todas estas actividades, además de ahorrar tiempo, también tienen repercusiones positivas en el gasto de energía.
Hasta este punto son tangibles los beneficios que la domótica aporta con marcada normalidad en la vida diaria, porque cada vez son más las actividades que se pueden realizar sin tener que desplazarse: compras en línea, efectuar operaciones bancarias, trabajar a distancia, solicitar un medio de transporte o pedir comida a domicilio.
La domótica forma parte del nuevo entorno tecnosocial que el Internet de las cosas (Internet of Things o IoT) ha traído consigo. Cada vez es más común referirse a casas inteligentes, términos que hasta hace pocos años se aplicaban a ambientes corporativos que denotaban sofisticación y riqueza porque los sistemas automatizados estaban aún lejos del alcance del usuario común.
Como es de ley, la tecnología se abarata y ya es posible tener acceso a sistemas domóticos eficientes en luces, jardín, calefacción, cocina, básculas, aspiradoras, cámaras, puertas, etc.; la domótica tiene innumerables aplicaciones adaptables a las necesidades individuales de cada usuario. Lo que hasta hace algunos años se consideraba como futurista, hoy por hoy, es una realidad en la vasta red universal digital.