Las diferencias entre creacionismo y evolucionismo se centran fundamentalmente en la manera de explicar cuál fue el origen del universo y del hombre como ser pensante. Para entender las posiciones que asumen cada una de las partes, y por ende las diferencias entre la teoría creacionista y evolucionista, es necesario comenzar repasando algunas definiciones que sirvieron de base para los argumentos evolucionistas, así como conocer quién fue su protagonista.
Ciencia vs. religión:
Todas las respuestas a la batalla más larga de la historia
El evolucionismo es una teoría que surgió en la segunda mitad del siglo XIX y revolucionó al mundo. Se fundamentó en investigaciones científicas y se enfrentó a los partidarios del creacionismo que basaban sus conocimientos en las revelaciones de la Biblia, por lo cual ganó muchos adeptos pero también poderosos enemigos.
Existen cuatro definiciones imprescindibles para poder comprender las diferencias entre evolucionismo y creacionismo, las cuales se explican a continuación de forma breve.
Una especie está conformada por un grupo de individuos con características similares. Lo que aparta a una especie de otra es la posibilidad de reproducirse, ya que es imposible que dos especies puedan cruzarse de forma natural.
El transformismo es un postulado de la teoría evolucionista, el cual sostiene que los seres mutan a consecuencia de la necesidad de adaptarse a un nuevo medio, dando lugar a la aparición de una especie diferente.
Es la creencia contraria al transformismo. Bajo esta concepción las especies han permanecido inmutables desde que aparecieron. El transformismo y el fijismo son las dos posiciones que marcan la principal diferencia entre la teoría evolucionista y creacionista. No existen mayores diferencias entre fijismo y creacionismo, aunque el primero se considera más bien una corriente filosófica.
La selección natural es uno de los principios del evolucionismo y sostiene que las especies se reproducen en mayor medida que la disponibilidad de bienes para su sostenibilidad. Para lograr el equilibrio sólo sobreviven los más fuertes, es decir, los que tienen mayor capacidad de adaptación.
Charles Darwin (1809-1882), nacido en el Reino Unido, fue uno de los más renombrados científicos del siglo XIX y sus investigaciones cambiaron para siempre la concepción que los hombres tenían sobre los orígenes del mundo. Era naturalista y se embarcó en un buque de la Marina Real Británica, en el que viajó durante 5 años seguidos por diversos lugares del planeta. Entre sus observaciones, las que tomaron mayor auge fueron las basadas en las Islas Galápagos (Ecuador).
A partir de sus diversos estudios sobre plantas y animales, escribió su famoso libro: El origen de las especies (1859), donde enunciaba diversos postulados, siendo uno de los más importantes el relativo a la evolución por medio de la selección natural, afirmando también que los individuos que tienen menos capacidad de adaptación se reproducen en menor proporción, por lo que con el tiempo comienzan a prevalecer las características de los mejor adaptados.
Se considera que Darwin es el padre de la teoría evolucionista, echando por tierra el fijismo y el creacionismo basado en la Biblia. Igualmente, en escritos posteriores también abordó el tema de las reacciones químicas a partir de la materia inerte y la energía como principios de vida.
Sin embargo, no todo lo que dijo Charles Darwin estuvo respaldado científicamente, lo cual originó el gran debate del evolucionismo. Al respecto, el asunto más polémico es la falta de pruebas sobre una evolución gradual, porque no existe un registro fósil que lo pueda ratificar, aspecto que es explicado por medio de otras teorías complementarias, las cuales se refieren a la evolución escalonada y a las mutaciones genéticas.
Varios son los puntos divergentes en cuanto a los partidarios de cada uno de los enfoques, pero entre los más importantes están los que se reflejan en el siguiente cuadro comparativo de la teoría evolucionista y creacionista.
Principalmente, las discrepancias se centran en la aparición y antigüedad del universo y de la Tierra, la creación del hombre, la diversidad humana y la existencia o no del alma y el espíritu, los cuales son aspectos básicos para entender lo relativo a creacionismo vs. evolucionismo.
Tema fundamental | Creacionismo | Evolucionismo |
---|---|---|
Dios o la nada | Dios existía desde antes de la creación | Antes del Big Bang no había absolutamente nada |
Surgimiento del universo | Fuerzas sobrenaturales | Fuerzas naturales |
Edad del universo y de la Tierra | El universo y la Tierra tienen 6.000 años | Universo: 15.000 millones de años Tierra: 4.500 millones de años |
Finalidad o azar | Existe un plan divino | Nadie dirige el proceso |
Aparición de la especie humana | Creada por Dios | Producto de una larga evolución |
Diversidad | Especies inmutables | Adaptación al medio |
Espíritu y alma vs. solo materia | El ser humano tiene cuerpo, alma y espíritu | Solo existe materia altamente organizada |
En el cuadro comparativo de creacionismo y evolucionismo del apartado anterior observamos que existen siete planteamientos esenciales, cuyas respuestas explican las respectivas líneas de pensamiento. Al respecto, también es importante señalar que todos los postulados del evolucionismo son también posiciones del materialismo, del cual son fieles representantes Arthur Schopenhauer (1788-1860) y Karl Marx (1818-1883).
A continuación se describe brevemente cada uno de los aspectos reflejados en el cuadro comparativo.
Para los partidarios del creacionismo Dios existía antes que el universo, ya que fue él quien lo planificó y lo impulsó. Según algunas explicaciones, Dios ocupaba toda la eternidad y se contrajo para después expandirse. En tiempos muy antiguos ya Nahmánides (1194-1263), quien fue un rabino judío-español, había dicho que todo cuanto existe estaba contenido en una partícula del tamaño de un grano de mostaza.
Sin embargo, desde el punto de vista evolucionista, antes de la explosión del Big Bang no existía nada más que el minúsculo átomo, que no era materia sino energía, y al estallar se formó el universo. Es difícil entender el concepto de la nada; para los físicos es un espacio vacío, aunque se dice que antes del Big Bang no había ni tiempo ni espacio.
Para los creacionistas, Dios crea al universo de una manera metódica y ordenada durante el transcurso de seis días para después descansar contemplando su obra. En el principio reinaba el caos. Posteriormente, el primer día aparece la luz; el segundo separa las aguas; el tercero surge la tierra seca y las primeras plantas; en el cuarto aparece el sol, la luna y las estrellas; en el quinto nacen los peces y las aves; y el sexto crea a los animales terrestres y al ser humano.
Los evolucionistas consideran que todo se origina a raíz de una explosión que ocurre por leyes naturales de la física. Al estar condensada tanta energía en un solo punto, a una temperatura que era mucho más alta que la actual en el núcleo del sol, por norma tenía que ocurrir un monumental estallido con una gran onda expansiva. En este momento sólo había energía, que posteriormente se convirtió en materia gaseosa y más tarde se enfrió para dar origen a los cuerpos celestes.
La Biblia no hace referencia al tiempo de existencia del universo. El cálculo se debe a un sacerdote-obispo irlandés quien, a partir del estudio de las generaciones bíblicas, llegó a la conclusión de que la creación había finalizado el domingo 23 de octubre de año 4004 a.C. Este religioso se llamó James Ussher (1581-1656) y en 1650 publicó un libro titulado “Anales del Antiguo Testamento deducidos de primer origen de mundo”, con los resultados de sus investigaciones.
Por otra parte, los científicos evolucionistas, de acuerdo al estudio sobre la velocidad con que se alejan unas galaxias de otras, así como por el decaimiento radioactivo de ciertos elementos presentes en la corteza terrestre, llegan a la conclusión de que el universo tiene aproximadamente 15.000 millones de años y la Tierra cerca de 4.500 millones de años.
Según los creacionistas el universo es un diseño inteligente de Dios y cada cosa que fue creada, incluyendo al hombre, tiene su finalidad, por lo tanto no existe ningún evento fortuito. Por su parte, el evolucionismo considera que tanto el universo como la vida surgieron por azar y que sólo se rigen por las leyes de las ciencias, siendo la mayoría de los eventos casuales, a menos que el hombre los provoque expresamente.
De acuerdo al creacionismo, el hombre fue creado por Dios en el sexto día y a continuación la mujer a partir de su costado. Adán fue hecho de barro y posteriormente, mediante un soplo recibió la vida. Seguidamente, Dios le indicó que dominara al resto de las especies y lo instó a reproducirse para poblar la Tierra.
Por otra parte, las observaciones de los evolucionistas indican que el hombre es producto de una larga cadena evolutiva, donde muchas especies se extinguieron para dar paso a otras más evolucionadas. Según el registro fósil, hace aproximadamente 300.000 años ya existían en la Tierra seres que caminaban erguidos, sin embargo, el Homo Sapiens moderno aparece hace más o menos 40.000 años.
Los creacionistas, en línea con los fijistas, consideran que todas las especies actuales fueron creadas por Dios y que han permanecido inmutables desde entonces. Incluso afirman que no es evidente el hecho de que exista un cambio de color o de apariencia en ninguna especie como producto de la adaptación a las condiciones de un medio diferente.
En cuanto a la corriente evolucionista, está ampliamente demostrado que el color de la piel y los rasgos físicos obedecen a mecanismos de adaptación. Se sabe que a mayor cantidad de radiación solar se produce más melanina como protección, lo que oscurece la piel y, por el contrario, una piel excesivamente blanca en las zonas donde hay poca luz, permite absorber los necesarios rayos solares.
Esta es una de las más notables diferencias entre la teoría creacionista y evolucionista. Cuando la Biblia asegura que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza obviamente no se está refiriendo al cuerpo físico, sino a su espíritu, el cual constituye su parte divina y a través de él es que logra la comunicación con su creador. Adicionalmente también tiene un alma, que es donde habitan la razón y los sentimientos.
Según el evolucionismo, el cerebro fue evolucionando por capas. Después del cerebro reptil, que es donde radican los instintos de agresión y de defensa, se desarrolló el cerebro límbico, lo cual hizo que los homínidos pudieran sentir emociones, sobre todo relacionadas con el cuidado de la descendencia. Posteriormente apareció la corteza, que es donde residen las capacidades analíticas. Por lo tanto, el hombre siente y razona únicamente debido a la organización especializada de su cerebro.
A pesar de que no existen semejanzas entre la teoría creacionista y evolucionista, muchos teólogos, que incluso son científicos de renombre, intentan demostrar que no hay discrepancias en la mayoría de los aspectos. Este grupo se distancia de los creacionistas ortodoxos y admite la evolución como una realidad irrefutable, aunque, según sus creencias, interpretan que la misma fue parte del plan de Dios.
Igualmente, tratan de evidenciar, mediantes conjeturas bien fundamentadas, que tampoco hay diferencia entre la antigüedad del universo y la Tierra según el evolucionismo versus lo que dice la Biblia. Incluso, aceptan que el hombre puede sentir y razonar gracias a la organización altamente especializada de su cerebro, afirmando que éste fue creado según el diseño de Dios.
Uno de estos científicos a los que nos referimos es Gerald Schroeder (1943-2009), quien fue doctor en Física Nuclear graduado en una de las más prestigiosas universidades norteamericanas y escribió varios interesantes libros sobre el tema de la conciliación entre evolucionismo y creacionismo, lo cual se ha denominado creacionismo evolutivo.
Una de las principales observaciones del Dr. Schoroeder es con respecto a la creación del hombre, que para los creacionistas tardó sólo seis días a partir de la aparición del universo, mientras que de acuerdo a los evolucionistas la aparición del Homo Sapiens fue un largo proceso de miles de millones de años.
Al respecto, pone como ejemplo la Ley de la Relatividad de Einstein, la cual dice que ni las dimensiones del espacio ni el transcurrir del tiempo son absolutos, porque depende de dónde se ubique quien lo mide. Así mismo, hace referencia a la teoría del Big Bang, la cual fue planteada en el año 1948, y su semejanza con lo que pensaba Nahmánides (1194-1263) respecto a que todo lo existente estaba contenido en un punto tan pequeño como un grano de mostaza.
Igualmente, están los escritos del filósofo y paleontólogo jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), que además fue zoólogo, botánico y geólogo licenciado en La Sorbona. Sus pensamientos son especialmente interesantes, por cuanto hace postulados acerca de una nueva Ley de Complejidad-Conciencia, y su obra fue de tal magnitud que la Compañía de Jesús prohibió leer sus libros en la Congregación.
El tema evolucionismo vs. creacionismo va más allá de una simple creencia, concepción o postura filosófica, obligando a las naciones a tomar decisiones sobre la educación y por ende a definir un marco legal regulatorio.
En Estados Unidos los creacionistas apelan a la libertad de enseñanza y reclaman un trato equilibrado para ambas teorías, alegando que si bien la Biblia no contiene información científica, igualmente hay aspectos del evolucionismo que no están demostrados científicamente.
En cuanto a los países europeos, en los últimos años se han producido algunas discusiones en los ámbitos culturales y políticos sobre la posibilidad de incluir el creacionismo en los programas educativos. Como respuesta, muchas organizaciones han levantado la voz respecto a los riesgos que conlleva el creacionismo como enseñanza, ya que, según afirman, éste es una creencia religiosa y por lo tanto atentaría contra el laicismo de las escuelas.
Por su parte, la Unión Europea ha dicho que cada país es libre y responsable de sus políticas educativas y que lo importante es inculcar una actitud crítica en los estudiantes. Y, al respecto, las posturas intermedias señalan que, si bien no es adecuado considerar a la Biblia como fuente de saber científico, tampoco es recomendable adoptar un evolucionismo radical, negando que hay aspectos que la ciencia aún no ha podido explicar.
Una vez revisadas las diferencias entre la teoría creacionista y evolucionista, así como las posturas que pueden conciliar ambas tendencias, es potestad de cada quien concluir de acuerdo a su forma de pensar. En cuanto a los autores mencionados, vale la pena explorar sus ideas para profundizar en las diferencias entre creacionismo y evolucionismo.