Cultura

Dr. Martens: las botas legendarias nacidas de la desolación

Dr. Martens, conocida coloquialmente como Docs, Doc Martens o DM, es una marca de calzado desarrollado inicialmente por el médico alemán Klaus Märtens a quien debe su nombre.

Martens, que había servido como médico en la Wehrmacht, construyó los primeros prototipos poco después del final de la Segunda Guerra Mundial.

Orígenes de las Dr. Martens

En los días amargos y difíciles de la postguerra todo el mundo saqueaba por necesidad en las ciudades germanas devastadas por los bombardeos aliados.

Sin embargo, mientras la mayoría buscaron objetos de valor como joyas y pieles, Martens se hizo con un poco de cuero, agujas e hilo.

Habiéndose lesionado un tobillo cuando esquiaba en los Alpes bávaros, durante su recuperación comprobó que el calzado tradicional de suela de cuero resultaba demasiado duro.

Ideó entonces una amortiguación de aire y, cuando tuvo listo un prototipo, se lo mostró a Herbert Funk, un ingeniero mecánico ex compañero de estudios de la Universidad.

Interior de unas Dr Martens (Pixel23 / Wikipedia)

Ambos se asociaron y, en 1947, comenzaron la producción cerca de Múnich a partir de caucho desechado de los aeródromos de la Luftwaffe.

Los otros componentes de los primeros zapatos también aprovecharon sobras del ejército alemán, como hombreras de uniformes y pantalones de oficial.

Después de las penurias de la guerra, la gente anhelaba un calzado cómodo y estos confortables zapatos rápidamente iban a popularizarse, primero entre amas de casa y en general mujeres mayores.

En una década tenían un negocio en auge, de modo que, en 1959, Martens y Funk consideraron expandirse internacionalmente. Para ello anunciaron su producto en publicaciones de toda Europa.

Expansión y popularidad

En Inglaterra la familia Griggs se había ganado una sólida reputación fabricando zapatos resistentes y botas de trabajo desde la pequeña ciudad de Wollaston.

Fue precisamente en una revista donde Bill Grigg, quien dirigía el negocio familiar, encontró el anuncio de los zapatos de suela amortiguada del alemán y tanto le interesó que compró los derechos de patente para fabricarlos en Reino Unido.

No obstante, R. Griggs Group Ltd. realizó algunos cambios reformando el talón para un mejor ajuste, añadiendo la característica costura amarilla y, por último, comercializando las suelas de PVC con el nombre de «AirWair» y el eslogan «With Bouncing Soles» (con suela rebotante).

Las primeras botas Dr. Martens 1460 aparecen en 1960 con un diseño en rojo cereza, cuero de Napa y ocho agujeros para los cordones.

Dr. Martens de color cereza (drmartens.com)

Concebidas como calzado de trabajo de 2 libras, las Dr. Martens se vendieron bien desde el principio, no solo entre obreros de las fábricas, también entre carteros, soldados y policías.

Griggs lanzó rápidamente la variante de zapato, muy popular entre los empleados del servicio postal.

¿Qué beneficios aportaba este calzado para ser el preferido de la clase trabajadora? Sencillo: eran cómodos y al mismo tiempo duraderos, las plantas aislaban perfectamente y el cuero repelía el agua.

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La década de 1960 vivió una ola de cambios sin precedentes, una atmósfera de nuevas ideas, agitación cultural y revolución social que señaló un nuevo destino para las funcionales botas.

A finales de los 60, Skinheads, Mods y seguidores del Ska convirtieron las Docs en una seña de identidad.

Había nacido un objeto de culto, coronado cuando Pete Townshend, líder de The Who, declaró que a la cama solo se llevaba «una botella de coñac y unas botas Dr. Martens».

En los años 70, la cultura juvenil británica desarrolló gran número de tribus urbanas: el Glam, el Punk, los principios del rock gótico…

Cada nueva tribu sucesiva iba acomodando las DM a su manera. Las Docs Martens se habían transformado en un potente símbolo de autoexpresión juvenil.

(@hillsdrygoods / INstagram)

Con Inglaterra plagada de disturbios antigubernamentales y conflictos sociales en los años 80, los jóvenes de la calle defendieron con orgullo el modo de vida de la clase obrera con una permanente actitud contestataria.

Pero, además, fue ésta la década en que las ventas de tallas más pequeñas alertaron de algo al fabricante: las chicas también querían llevar unas Dr. Martens.

Mientras tanto, los músicos norteamericanos de Hardcore de gira por el Reino Unido empezaron a llevarse pares de DM a la Costa Oeste, con lo que, inadvertidamente, se inició la adopción de la marca en Estados Unidos.

Ya en los 90, el inconformista del Grunge las adoraba y, de vuelta a Gran Bretaña, el Britpop se rebeló igualmente, pero lo hizo con las mismas botas. Llegaron después el Nu metal y el Emo, y también tuvieron un flechazo con ellas.

Por último, la marca caló en la cultura de festival, y diseñadores de todo el mundo reinterpretaron y personalizaron la bota clásica con nuevas propuestas.

Crisis moderna y resurrección

En el año 2003, ante la implacable competencia asiática y, en un esfuerzo por salvarse de la quiebra, Dr. Martens cerró todas sus fábricas del país excepto una, la de Wollaston.

Con esta decisión la marca planeaba confeccionar calzado «customizado» para los que pudieran pagar el coste extra de un zapato hecho en casa. La idea se sustentaba en la red de expertos artesanos que conocían a la perfección el proceso para hacerlas.

(blog.drmartens.com)

El plan surtió efecto y para 2012 se había logrado incrementar el volumen de producción, cuyo grueso sigue a día de hoy fabricándose en Vietnam, pero, como ocurre en la industria del lujo, la cuestión radica en que justamente están hechas en series limitadas y así lo indica la leyenda en la lengüeta de cada una de sus botas.

En la era de las redes sociales, muchos aspectos de la cultura juvenil han cambiado. Sin embargo, nunca escasean fieles de las Dr. Martens seducidos por su atractivo y por las connotaciones que conllevan.

Además, la marca ha sabido adaptarse a las nuevas necesidades sociales. Un ejemplo de ello es su variedad de Dr. Martens veganas realizadas con materiales sintéticos 100% animal friendly.

Músicos y otras celebridades son seguidores declarados de la famosa firma, desde Joe Strummer a Robert Pattinson y Gwen Stefani, pasando por Blur, Suede y Miley Cyrus.

Joe Strummer (Pennie Smith / Dr Martens)

La simplicidad que tiene la silueta de unas Dr. Martens permite a quien las usa adaptarlas a su estilo, encajan en distintas modas y quedan bien con todo. Aparte de ello, persiste un nivel emocional indudable que explica por qué continúan siendo un distintivo de actitud.

Seis décadas atestiguan la adopción de esta marca por parte de una amplia gama de individuos muy diversos. Podría decirse que es el tipo de calzado que más subculturas han tenido en común.

Básicamente, escucharas la música que escucharas, llevabas unas Dr. Martens. Sin música, Dr. Martens probablemente seguiría siendo una bota con la que ir a trabajar.

Pablo Vacas es historiador e informático. Lector curioso al rescate de historias con alma. Escribe desde hace tiempo en Hermano_temblón. Twitter | Instagram | Web

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