Durante las últimas décadas, la ecología urbana se ha expandido a muchas culturas, promoviendo la sostenibilidad, la biodiversidad y la investigación ecológica dentro del contexto de las ciudades.
Sin embargo, la ecología urbana aún no ha sido debidamente valorada por la disciplina general de la ecología. Han transcurrido 25 años desde que se publicó el libro Los humanos como componentes de los ecosistemas (Humans as components of ecosystems, 1993), pero son muchos los ecologistas que siguen sin considerar a los humanos como parte implicada.
Más recientemente, en noviembre de 2017, Nature, ecology and evolution publicó 100 artículos que todo ecologista debería leer, y un gran número de ecologistas en todo el mundo protestaron ante la falta de inclusión de algunos temas importantes para comprender la ecología contemporánea: el cambio climático, la ecología social y la ecología urbana, por ejemplo.
La ecología urbana nos permite comprender cómo funciona el mundo actual y cómo podría funcionar mejor. Tiene el potencial de reconciliar las ciudades y a sus habitantes con la biodiversidad, y es una oportunidad para reconectar a las personas con la naturaleza.
«Uno de los desafíos de las ciudades verdes inteligentes es cambiar de una infraestructura gris a una verde. Hasta ahora, se han utilizado técnicas de ingeniería civil que emiten contaminantes, pero la infraestructura verde basada en el conocimiento de la ecología urbana ha reducido la huella ambiental y es rentable», comenta el ecólogo Marc Barra.
En el mundo interconectado actual, los ecosistemas interactúan cada vez más con los sistemas sociales y, obviamente, en las áreas urbanas. Teniendo en cuenta el cambio climático y la urbanización a nivel global, con los efectos que implican en los sistemas naturales, las ciudades son el primer plano para investigar nuevos enfoques hacia la sostenibilidad y la habitabilidad.
Sin duda, los seres humanos somos parte de la naturaleza y hay que nadar con la marea en lugar de tratar de dominarla.
Referencias: