El mundo ha cambiado. Los movimientos que promueven la responsabilidad ambiental y la internalización del desarrollo sostenible como modelos productivos eficientes y rentables dieron paso a una nueva filosofía empresarial basada en la economía circular.
No se trata solo de una práctica de reciclaje de los desechos para convertirlos en nuevas materias primas. El modelo de negocio se basa en los Sistemas de Productos y Servicios o PSS, por sus siglas en inglés.
En teoría, los PSS se refieren a la prestación de un servicio más allá de la venta del producto. Si bien incluyen el mantenimiento, reparación y actualización de los productos, lo cual no es algo nuevo, la tendencia establece la colecta y aprovechamiento de sus propios equipos para que completen su vida útil.
Esto disminuye el impacto ambiental y saca provecho económico de ello.
Cambiando el paradigma empresarial
Los modelos económicos tradicionales se basan en patrones de crecimiento de venta y consumo, en relación directa entre la oferta y la demanda. Esta práctica lineal parte de una perspectiva inagotable de los recursos, lo que está muy lejos de la realidad.
Por su parte, la nueva ideología productiva se preocupa en diseñar Sistemas de Productos y Servicios orientados hacia actividades más ecoeficientes, no solo desde el punto de vista operativo sino también con influencia sobre los clientes.
Al adoptar la práctica la economía circular basada en PSS, las compañías ofrecen servicios de postventa para alargar la relación comercial con el cliente, garantizar la utilidad sus productos y la disposición de los recursos.
De esta manera, las corporaciones minimizan los flujos de materiales, elevan la prestación de sus servicios y garantizan la satisfacción de sus clientes, lo que además se traduce en una mayor rentabilidad.
El secreto de la propiedad compartida
Compañías como Phillips ya utilizan un enfoque PSS al aplicar políticas de suministro de equipos y encargarse de su riesgo tecnológico, mediante el alquiler de sus productos mientras dure la relación comercial con el usuario.
De esta manera la empresa conserva la propiedad del producto ofertado y se encarga de su mantenimiento y actualización para garantizar su funcionamiento eficiente.
Una vez cumplida la vida útil, recupera el equipo y se encarga de reciclar los materiales para evitar que el usuario lo deseche de manera tradicional, lo que reduce la contaminación.
En este caso, el nuevo sistema de relación comercial supone el cuidado adicional del medioambiente gracias al reaprovechamiento de los recursos. Esto representa un claro ejemplo de la economía circular practicada por una empresa ecológicamente responsable.