Cuando se habla del tema de qué es la lengua romance, la mayoría de las personas que no tienen idea de qué se trata y no saben cuáles son algunos ejemplos de lenguas romances, pueden pensar que se trata de un lenguaje sensual o poético derivado de idiomas como el francés, el italiano o el español. Para iluminar a aquellos que aún no saben de qué va todo esto de los idiomas romances, a continuación hacemos un repaso por su génesis y por los nombres de las lenguas romances existentes.
Ejemplos de arcaísmos:
Qué son las palabras arcaicas y 30 ejemplos de arcaísmos con su significado
Las lenguas romances son una rama de las lenguas indoeuropeas que tienen sus raíces en el latín, es decir, así se llaman las lenguas que provienen del latín y Combinados, hay más de mil millones de personas distribuidas en varios países que hablan lenguas romances. Por ejemplo, el italiano, francés, español, portugués, rumano, catalán, provenzal y romanche —que es un idioma oficial de Suiza— son algunas de las lenguas llamadas romances.
A pesar de que estos idiomas que hemos nombrado pueden tener diferencias fonéticas, guardan muchas similitudes en el vocabulario y las formas gramaticales. Es por ello que se pueden ver palabras y entonaciones en el habla hispana con respecto al dialecto italiano, los cuales se pueden entender (en ocasiones) sin la necesidad de aprender a totalidad el idioma.
La palabra “romance” no define que estas lenguas tengan un dialecto o sonido romántico en todo su esplendor; de hecho, el origen del término se remonta al latín rōmānicus (romano), y como el idioma de Roma era el latín, todas las lenguas romances descienden del latín vulgar. Es por ello que el mapa de lenguas romances tiene su génesis en la antigua Roma.
Romance significaba “hablar en romano” y, desde aquellos días, hasta la actualidad cualquier idioma con raíces latinas es considerado como una lengua romance. Pero, ¿cuáles son las lenguas romances y dónde se hablan? Más adelante hablamos de esta interrogante.
En la época del imperio romano, quienes hacían vida en Roma tenían una forma de hablar basada en una versión informal del latín escrito, la cual llamaron latín vulgar. El término no tiene nada que ver con un lenguaje soez, ordinario o de mal gusto, simplemente se refiere al lenguaje común que es hablado por la gente común, es decir, los romanos.
Sin embargo, con el pasar del tiempo, el imperio se extendió y conquistó nuevos territorios por toda Europa y, por supuesto, la lengua romance también hizo su casa en cada zona conquistada, lo que dio pie a una larga lista de lenguas romances que están vigentes en la actualidad.
Pero las conquistas no solo lograron echar raíces con respecto al idioma, sino que también vio una mezcla con los idiomas locales, permitiendo que se formaran nuevos dialectos, los cuales variaban y se diferenciaban en cada pueblo mientras se extendía el dominio de los romanos. Vale resaltar que, a pesar de que muchos de estos dialectos regionales han desaparecido desde su creación, en toda Europa aún prevalecen varios dialectos regionales que se hablan junto con la variedad estándar.
Con la caída del imperio romano se produjo un cambio más evidente en las formas de hablar y empezaron a surgir dudas sobre cuántas lenguas hay en el mundo. En concreto, los nombres de las lenguas romances hoy son idiomas reconocidos y se establecieron mucho más con la colonización en América del Sur y los cambios se extendieron hacia África y Asia, donde los dialectos regionales son totalmente diferentes e independientes del funcionamiento de lenguas como el español o italiano.
Después de ese repaso histórico sobre qué y cuáles son las lenguas romanas, es momento de enlistar las características más comunes de las lenguas romances.
Las distintas lenguas romances que existen comparten un vocabulario y una gramática similares. Lo mismo sucede con el uso de las preposiciones y el orden de las palabras, puesto que la mayoría de estas lenguas se crearon como desviaciones del latín vulgar que usaba la inflexión para repercutir en la gramática, el significado y el estado de ánimo de la palabra, así como en el tono. Entre otras de las características podemos identificar que los sistemas de conjugación de verbos de las lenguas romances son muy similares.
Todas las lenguas romances siguen siendo muy cercanas al latín, pero pueden tener varias diferencias de contenido y construcción que son difíciles de describir. Un caso es la autonomía comparativa de las unidades morfémicas en las palabras, mientras que el romance usa una construcción sintáctica para transmitir el significado de la frase partiendo desde el análisis de la palabra.
Entre los ejemplos de lenguas romances, el italiano estándar es la versión más “central” porque se ha conservado con la mayoría de las características latinas, pero a nivel morfológico no tiene la misma eficacia del castellano. Por su parte, el rumano es el idioma que más se aproxima al latín, pero cuenta con un sistema de declinación de sustantivos, basado en la ubicación del artículo definido tras el nombre.
Además, el francés cuenta con ciertos cambios fonéticos derivados influencia celta; mientras que el castellano y el portugués son medios hermanos que han contado con la influencia de un sustrato ibérico y un superestrato morisco; pero el castellano se ha decantado por innovaciones gramaticales y morfológicas.
Otra de las características básicas de las lenguas romances es que tuvieron varios desarrollos fonológicos importantes, tales como la pérdida del sistema de contraste de longitudes vocálicas y el refuerzo del acento, los cuales se fueron desarrollando durante el periodo del latín vulgar.
Seguidamente, la acentuación o no de las palabras es otra de las características de lenguaje romance, es que la -a, la más sonora de las vocales, ha pasado a ser una vocal neutra en lenguas como el rumano, el portugués y es catalán. Asimismo, la -o se diluyó en potencia en el francés, occitano, catalán y rumano; mientras que la -e se ha utilizado como una vocal completa únicamente en partes del centro y sur de Italia.
Las terminaciones flexivas se perdieron en los sustantivos y los adjetivos, y con el paso del tiempo fue disminuyendo su presencia en todas partes del mundo. Las lenguas romances que partieron del latín vulgar establecieron un sistema de género (masculino y femenino) y quedaron marcadas con terminaciones de acorde al género de la palabra en singular o plural. Esto pasa más que nada en el habla hispana, pero no aplica para todos los nombres de las lenguas romances.
Una de las principales interrogantes en este tema puede ser cuáles son las lenguas más habladas en el mundo o cuáles son las principales lenguas romances, y esas son preguntas que se pretenden responder en esta sección con varios ejemplos de lenguas romances.
Empezamos con los países dónde se hablan las lenguas romances principales, las cuales derivan directamente del latín vulgar.
El español es uno de los mejores ejemplos de lenguas romances porque es un idioma hablado por más de 580 millones de personas en todo el mundo. Además del castellano de España, todos los países de América Latina (como México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela y Puerto Rico) hablan el español adaptado a sus regiones; también en Guinea Ecuatorial.
Seguidamente, el francés es uno de los nombres de lenguas romances más conocidos… ¿Cuántas personas hablan francés en el mundo? Lo hablan más de 277 millones en todo el mundo. Algunos de ellos son: Bélgica, Benín, Burkina Faso, Burundi, Camerún, Canadá, Costa de Marfil, Francia, Haití, Luxemburgo, Madagascar, Malí, Mónaco y República Democrática del Congo.
Asimismo, el portugués es otra de las lenguas romances más predominantes, porque lo hablan al menos 252 millones de personas en todo el mundo. Algunos de los países en los cuales se habla este idioma, además de Portugal, son: Brasil, Macao, Angola, Santo Tomé y Príncipe, Mozambique, Cabo Verde, Guinea Ecuatorial y Timor Oriental.
El italiano es otro de los ejemplos de lenguas romances, no solo por ser una especie de versión central, sino porque es hablado por más de 68 millones de personas. La lista de países dónde se habla el italiano está constituida por naciones como: Suiza, San Marino, Eslovenia y Croacia.
Finalmente, con 25 millones de personas del mundo que lo hablan, el rumano es otra de las lenguas romances principales. De acuerdo a los registros, algunos de los países en dónde se habla el rumano (además de Rumania) son: Moldavia, Voivodina, Ucrania, Hungría, Montenegro, Bulgaria y Grecia.
Por otro lado, en estos ejemplos de lenguas romances también se pueden encontrar las lenguas romances regionales (o subnacionales), las cuales se dan dentro de una misma nación y son distintas a la lengua del país de origen.
El catalán está en la voz de más de nueve millones de hablantes, pese a que ha sido muy criticado por su origen “nacionalista” y “separatista”. El catalán se habla en regiones como Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Francia (Cataluña del Norte), la Isla de Cerdeña (Italia) y Andorra.
También conocido como aranés, el lenguaje occitano puede estar presente entre 0,6 y 2,2 millones de personas, aproximadamente, y se habla en Valle de Arán, en el Sur de Francia, en Mónaco y en algunas regiones de Italia.
Por su parte, el sardo (románico insular) es hablado quizás por un millón de habitantes, los cuales están distribuidos entre la Isla mediterránea y la Isla de Cerdeña.
Ahora bien, hemos dejado claro a lo largo de la entrada que las lenguas romances tienen su origen en el latín vulgar, pero hay varias teorías sobre su diversidad que indican que, quizás, esa no es la raíz real.
Yves Cortez, en su libro de 2007 Le français ne vient pas du latin ! Essai sur une aberration linguistique (¡El francés no viene del latín! Ensayo sobre una aberración lingüística), aseguró que el francés y el español, ambas lenguas románicas, provenían del italiano antiguo en lugar del latín. Además, argumentó su hipótesis diciendo que el latín era “solo el idioma escrito y en realidad coexistía con el italiano antiguo”, lo que explica los vínculos entre las lenguas romances, pero no da crédito al inicio de todo en el imperio romano. El autor también hace referencia al origen del francés, pero defiende firmemente que ninguna de las lenguas romances proviene del latín.
Siguiendo la línea de pensamiento de Cortez, la catalana Carme Huertas publicó en 2013 No venimos del latín, un libro en el que apoya la teoría de Yves Cortez y muchos consideran que simplemente fue un plagio de su libro. En No Venimos del latín, Huertas busca convencer al lector con afirmaciones como “el latín fue la lengua escrita, no la hablada” o “El latín se convirtió en la lengua escrita de la Iglesia Católica occidental, mientras que la Iglesia oriental mantuvo el uso del griego”.
Así como estas dos teorías, hay muchas más como la teoría de los sustratos (1881) que sostiene que habla de las variantes de las lenguas romances por los “sustratos lingüísticos” del latín, o la teoría de la fragmentación y formación de los dominios lingüísticos (1995), que habla de que el “aislamiento de los núcleos poblacionales” dio pie a la creación de nuevas y definidas lenguas según las contracciones de la fonética influenciadas por invasiones de los germánicos y árabes.
Ciertamente, se podrá decir mucho sobre el origen de las lenguas romances, pero, hasta ahora, todas las bases están cimentadas en que los inicios se dieron conforme el imperio romano fue tomando forma y nuevas tierras.
Antes de concluir con los ejemplos de lenguas romances, es necesario desmitificar que el idioma inglés pertenece a las lenguas romances, puesto que pertenece a las lenguas germánicas y se distingue de las demás lenguas germánicas occidentales modernas por su conexión con francés antiguo y el dialecto escandinavo. Entonces: ¿es el inglés es una lengua romance? No. Dicho esto, el recuento de la entrada en que los nombres de lenguas romances están bajo el dominio de cinco idiomas principales, pero la lista podría extenderse a al menos 44 lenguas que nacieron del latín vulgar.